El inglés James Hayes es religioso menesiano desde 1990. Lo suyo es la música y trabajar con jóvenes, y además disfruta mucho con el deporte.
Ha acompañado grupos de jóvenes a las JMJs de Colonia 2006, de Madrid 2011 y Cracovia 2016. Está acostumbrado a usar su música en parroquias y grupos juveniles: lleva 5 años acompañando el grupo de LifeTeen de la parroquia Saint Austin en Liverpool. Y como capellán olímpico en París ha podido juntarlo todo: música, jóvenes, deporte y fe.
Los menesianos (Hermanos de la Instrucción Cristiana, congregación educativa fundada en el siglo XIX en Bretaña) tienen presencia en 25 países, incluyendo Argentina, Bolivia, Chile, México, Uruguay y España, donde cuentan con comunidades en Aguilar de Campoo, Bilbao, Madrid, Nanclares de la Oca, Portugalete, Reinosa, Santo Domingo De La Calzada, Valladolid y Zamora.
Hayes no es sacerdote: apoya como capellán olímpico escuchando a los jóvenes y deportistas, orando con ellos y acompañando con su música en las misas.
Entrevistado por la EWTN al final de los Juegos de París 2024, comenta las cosas que le han gustado más.
Por ejemplo, la «atmósfera de respeto fraterno y mútuo, y el gozo, que hemos podido compartir entre los capellanes de diferentes fes, eso es algo que de verdad, de verdad me ha emocionado, y es un testimonio poderoso, también», ha señalado. Hay unos 120 capellanes de distintas religiones con acceso a las instalaciones de la Villa Olímpica.
Rezar con otros capellanes cristianos (católicos, ortodoxos y protestantes) fue uno de sus momentos preferidos.
Misa cada mañana y cada tarde
También ha disfrutado de la misa diaria, que se ofrecía en una parroquia «justo al lado de la Villa Olímpica». Había misa cada mañana y cada tarde.
Él ha colaborado con su guitarra y dirigiendo cantos en la misa diaria, y en dos misas de domingo tarde con deportistas norteamericanos.
Recuerda un día en que a una oración se unieron tres atletas «que pasaban por ahí cuando los capellanes íbamos a empezar a orar, y nos dijeron ‘¿podemos rezar con vosotros?’ y dijimos, ‘sí, sumaos’, y de hecho ellos fueron los que dirigieron esa oración».
Sobre la grosera ceremonia de apertura, detalla que «cuando se posó el polvo, los atletas se centraron en lo suyo, todo el mundo en la Villa Olímpica se enfocó en sus preparativos y eventos, y nosotros [los capellanes] hicimos lo mejor que pudimos para aportar apoyo espiritual».
Además de los fisioterapeutas, nutricionistas, etc, Hayes cree que «hay una mayor conciencia hoy en el mundo del deporte de alto rendimiento de que la vida espiritual forma parte del bienestar holístico que se necesita para actuar al máximo nivel».
Los que «no ganaron» pero edifican apoyándose en Dios
Pero lo que a él le ha conmovido más como religioso no son los éxitos de atletas cristianos que daban gracias a Dios, aunque sabe que es un testimonio «muy poderoso». Lo que a él le conmueve más son «las entrevistas con personas que no lograron lo que esperaban, pero en sus entrevistas mencionan su fe y dicen ‘sé que Dios me ayudará en esto, mi valía como persona no se define por mi rendimiento deportivo, sino por el amor que Dios tiene por mí, y que nunca cambiará'».
Hayes se tomará una semana de descanso y luego volverá para los Juegos Paralímpicos, donde los capellanes también tienen mucho que decir y mucho por aprender en grandes historias de superación y fe.
La entrevista en inglés con EWTN del capellán James Hayes:
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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