13/08/2025

Jose Andrés Calderón ante la blasfemia de Francia: “Ni un paso atrás en defensa del honor de Dios”

Reflexionamos con el responsable del Rosario de Ferraz sobre el acto de reparación que realizaron ante la repugnante blasfemia cometida a primeros de mes en una iglesia de Francia.

¿Por qué usted, representando al Rosario de Ferraz, decidió desplazarse a Francia a reparar una repugnante blasfemia?

Lo que ocurrió en la iglesia de la localidad francesa de Arbérats-Sillégue fue de una gravedad extrema. La “humorista” Ane Lindane se subió al altar para simular una masturbación mientras profería todo tipo de insultos contra lo sagrado, en medio de un aquelarre satánico al que asistieron unas 200 personas.

La profanación fue recogida por numerosos medios de comunicación. Sin embargo, la reacción de la Iglesia institucional —salvo contadísimas y honrosas excepciones— fue el silencio. Ni un comunicado, ni una oración pública de desagravio, ni mucho menos un acto de reparación. Un silencio incomprensible que debería avergonzarnos y llevarnos a una profunda reflexión sobre la situación espiritual en la que nos encontramos.

Frente a esta omisión, decidimos —dos personas conscientes de nuestro deber como católicos— levantarnos muy temprano y desplazarnos hasta ese pequeño municipio galo, tristemente conocido por su connivencia con el filoterrorismo etarra, para hacer lo que cualquier fiel debería hacer en un caso así: dar testimonio público de su fe. Y lo hicimos de la mejor forma posible: rezando el Santo Rosario y ofreciendo una oración de reparación a Dios, gravemente ultrajado por esta abominación.

¿Hasta qué punto es grave cometer esas inmundicias en el altar de un templo católico?

Nada hay más grave que profanar la Casa del Padre. Subir al altar, al lugar donde se actualiza el sacrificio redentor de Cristo por nuestros pecados, para cometer actos obscenos y blasfemos, es una afrenta directa a Dios y un acto de impiedad extrema.

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