20/11/2024

Joven, converso, escribió cientos de cartas a su familia sobre la fe: hoy es el padrino de su padre

Colin Smith es un estudiante de la universidad católica de Notre Dame (Indiana, EE.UU) que se convirtió hace apenas cuatro años. Tiempo en el que no se quedó quieto y escribió cientos de cartas para convencer a su familia de que hicieran lo mismo, y funcionó. El portal National Catholic Register acaba de recoger su historia.

«¡Me faltan las palabras! Ha sido surrealista ver cómo nuestra historia se hacía pública y la compartían tantos católicos», publicó Smith recientemente en X. El joven se crió como un protestante evangélico devoto, hasta que se convirtió al catolicismo antes de comenzar su primer año de universidad en Notre Dame.

Cómo surgió lo de las cartas

Después de su conversión, Smith decidió escribir cientos de cartas a sus padres y a sus dos hermanos menores explicándoles el razonamiento teológico de su fe. Cuatro años después, sus padres, Beth y Byron, y sus hermanos, Abby y Andrew, ingresaron a la Iglesia Católica el 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de María, en la casa madre de las Hermanas Dominicas de Santa Cecilia en Nashville, Tennessee.

Smith ha explicado cómo la búsqueda de la verdad en medio de una cultura secular y progresista atrajo a sus padres y hermanos a la Iglesia. El estudiante ha compartido la inspiración que había detrás de los cientos de cartas que escribió a los miembros de su familia.

«A principios de la escuela secundaria, me enfrenté a las preguntas típicas de esa edad: ¿Dios realmente existe? ¿tiene sentido la resurrección? ¿la Biblia es verdad? Decidí examinar los principios básicos de la religión y experimenté un intenso entumecimiento espiritual. Hasta que sentí a Dios nuevamente cuando los sacerdotes y las hermanas dominicas entraron en mi vida, especialmente el padre Dominic Legge. Él visitaba nuestra casa para cenar y siempre me sorprendía lo razonable que hacía parecer el cristianismo», comenta Smith.

«La búsqueda de la verdad en medio de una cultura secular y progresista atrajo a sus padres y hermanos a la Iglesia (foto: Colin Smith)».

«Me presentó a Santo Tomás de Aquino y al tomismo, especialmente al Instituto Thomista, que él dirigía, y a Pints ​​with Aquinas, un podcast presentado por Matt Fradd. Profundizar en la Summa Theologica hubiera sido demasiado, pero estos resúmenes me ayudaron a conocer su pensamiento. Con el tiempo, comencé a leer los escritos de Santo Tomás, y ​​estas fuentes me convencieron de la fe cristiana. Me impresionó la cantidad de excelentes preguntas que planteaba Santo Tomás, que yo nunca había considerado».

«El estudio del tomismo fue profundamente terapéutico para mí. Cambió totalmente mi forma de ver el mundo y borró gran parte de la basura de la filosofía moderna que había absorbido a través de la cultura. Decidí que, como honestidad intelectual, debía darle al catolicismo una oportunidad de persuadirme. Cuando me sumergí en la tradición católica, me di cuenta de que había demasiados puntos en discordia, así que decidí centrarme en las cuestiones de autoridad».

La escuela «progre» de su hermana

«San John Henry Newman finalmente me convenció de las pretensiones de autoridad del catolicismo al resolver mis preguntas sobre por qué los Padres de la Iglesia estaban en desacuerdo sobre muchas cuestiones teológicas. Todo encajaba y me convencí del catolicismo en mi último año de secundaria. Me convertí al catolicismo el verano siguiente, antes de entrar en Notre Dame, en la Casa de Estudios Dominicos».

Sin embargo, paradójicamente, los «enemigos de la Iglesia» tuvieron un papel importante en su conversión y en la de toda su familia: «Años antes de mi propia conversión, mi familia puso a mi hermana en una escuela feminista muy secular. La situación se volvió insostenible. Mi hermana fue castigada por por dibujar un árbol de Navidad en la pizarra porque podría ofender a algunos estudiantes. Nuestros padres decidieron entonces enviarla a la Academia Santa Cecilia, la escuela católica para niñas que está al final de la calle, dirigida por las hermanas dominicas. ¡A través de esta escuela, las hermanas dominicas y los sacerdotes de la Provincia Oriental entraron en nuestras vidas!».

«Los enemigos de la Iglesia ayudaron a traer a los dominicos a mi vida y a la de mi familia. Gracias a las payasadas de una escuela progresista mi familia conoció a los dominicos y el padre Dominic Legge se convirtió en mi mentor».

Sobre cómo percibió su familia su conversión, Colin explica que fue difícil. «Aunque nunca me desincentivaron a no hacerlo. Mi hermana había asistido a la Academia Santa Cecilia, y estaba más familiarizada con la fe que el resto. Aun así, todos asistieron a mi confirmación, que me pareció una muestra impactante de amor y de apoyo«, cuenta.

«Los enemigos de la Iglesia ayudaron a traer a los dominicos a mi vida y a la de mi familia».

Y, entonces, Colin decidió escribirles cartas. «La razón más obvia de hacerlo fue mi amor por mi familia y un deseo genuino de que encontraran la plenitud de la vida cristiana que yo creía haber encontrado. Aunque, escribí concretamente cartas porque no quería darles lecciones. Explicar la posición católica frente al protestantismo lleva mucho tiempo, y dar lecciones sería incómodo. Las cartas añaden un toque personal, que sabía que sería bien recibido. Me había ganado la reputación de ser sólido en mi fe. Algunos miembros de la familia consideraban que podía ser un defecto, pues creían que había sido a expensas del corazón. Las cartas eran una excelente manera de demostrar amor, el atractivo emocional de la fe y proporcionar argumentos intelectuales».

«Cuando escribí estas cartas, ya conocía bastante bien la mayoría de los argumentos católicos. Sin embargo, The Fathers Know Best fue un excelente libro que consulté durante todo el proceso para encontrar las referencias rápidas a los Padres de la Iglesia que quería citar en mis cartas».

Además de las cartas, hubo lugares que tocaron especialmente a sus familiares. Roma, por ejemplo, fue un sitio importante en la conversión de su madre. «El lugar que más la impactó fue, sin duda, el Circo de Nerón. Ella y yo habíamos estado hablando mucho sobre la Eucaristía, pero una visita a la Basílica de San Pedro cambió todo. Ella me dijo que su guía le estaba explicando el gobierno de Nerón, cuando se volvió a mi hermano para comentarle que Nerón era un hombre malvado. Pero, el guía defendió a Nerón, argumentando que él nunca odió a los cristianos. Más bien, pensaba que eran «raros» porque se comían a su Dios. Mi madre se quedó perpleja y pidió una aclaración. El guía confirmó que la razón de muchos martirios era la negativa a retractarse de que la Eucaristía es la verdadera carne y sangre de Cristo. Más tarde, tras esta anécdota, empezó a aceptar la Presencia Real».

Ver a los miembros de su familia crecer en la fe, ha sido para Colin todo un regalo. «Fue algo extraordinario. Es fácil imaginar un movimiento gradual hacia la conversión, sin embargo, a veces, parecía que se estaban deshaciendo los avances. No pude ver lo que estaba sucediendo hasta casi el final del proceso. Una vez que me di cuenta de lo que había sucedido, quedé asombrado por la providencia».

«Fue una experiencia maravillosa, pero también me sentí tentado a considerarlo un logro mío, lo cual no fue así. Las cartas no provocaron la conversión. Los factores más importantes estaban totalmente fuera de mi control. Fue un honor ser el padrino de mi padre y de mi hermano. Tuvimos a muchos de nuestros amigos católicos presentes, lo que fue una gran alegría», concluye Colin Smith.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»