El pasado 25 de noviembre, los católicos barceloneses cuestionaron el dogma de que en la Ciudad Condal la fe es cosa del pasado: más de 500 adoradores y sus familiares se congregaron por la festividad de Cristo Rey en la parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús, donde mostraron el mensaje firme y claro de que fieles y devotos “se resisten a desaparecer”.
Cada año, los adoradores se reúnen para dar la bienvenida a los nuevos miembros de la Adoración Nocturna. Este año, se contaron por 70 las incorporaciones a la Adoración Nocturna, buena parte de ellos jóvenes.
Los organizadores de apostolado de oración constataron que la perseverancia es uno de los rasgos más característicos de sus miembros, pues sus cifras crecen y se mantienen a pesar de dificultades especialmente arraigadas en Barcelona como es la secularización.
También se plasma la constancia ante otras adversidades como fue la supresión por el abad de los salesianos Frances Riu de la adoración nocturna al Santísimo en el Monte Tibidabo. Celebrada desde 1960 de manera prácticamente ininterrumpida, era la más antigua de España. Más allá del impacto simbólico, no tuvo consecuencias en lo referido a los adoradores, que vieron en Santa Teresita su nuevo “hogar” de oración.
Los adoradores no paran de crecer. Si en 2021 -el primer año que celebraban su vigilia anual en Santa Teresita del Niño Jesús- los nuevos miembros de la adoración nocturna fueron 36, dos años después los nuevos adoradores se han duplicado: durante la ceremonia se entregó el distintivo de nuevos adoradores a 50 personas de todas las edades, en su gran mayoría jóvenes y un grupo de veteranos constantes ejemplares. 19 pequeños Tarsicios –adoradores de menos de 16 años– también recibieron también su insignia de adoradores durante a la celebración.
El incremento en el número de adoradores podría indicar, entre otros aspectos, que si bien la secularización de Barcelona dificulta el crecimiento de nuevos católicos, también parece fortalecer a los que ya hay: a lo que se «inscriben» es a pasar noches enteras sin dormir, velando en lo escondido de una parroquia, sin grandes focos ni protagonismos y renunciando a los planes que haría cualquier otro joven de su edad.
A día de hoy, más de 350 fieles de la sección barcelonesa adoran a la Eucaristía cada noche del año entre las 22:00 y las 6:00 horas.
El incremento, explican desde Adoración Nocturna Española, no es solo en número de adoradores, sino también de templos y capillas de Adoración Perpetua, que en los últimos años han pasado de 1 a 10 en toda la región. En los dos últimos años se han abierto las capillas de Manresa y Vilasar de Mar.
David Abadías, adorador nocturno en su juventud y actual obispo auxiliar de Barcelona, alentó al medio millar de adoradores a continuar con su carisma de adoración que “mantiene el mundo de hoy y permite que no se derrumbe” y animó a los jóvenes a ser “valientes y generosos ante la llamada de Jesús al sacerdocio”.
Abadías concluyó la ceremonia con la bendición de la ciudad de Barcelona con el Santísimo desde las calles.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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