El domingo tercero de adviento es el domingo de la alegría cristiana. Comienza así la liturgia de este día: «Alegraos siempre en el Señor, os lo repito estad alegres. El Señor está cerca». El fundamento de la alegría es la experiencia de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho Hombre, que viene a salvarnos.
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