En Líbano, un país sumido en una guerra devastadora, la Iglesia mantiene una dinámica de fe y esperanza. Las misas y actividades en las diócesis no se detienen, especialmente en aquellas que aún están relativamente alejadas de los efectos directos de la escalada militar. Esta dinámica se observa en todo el país en general y, en particular, en la diócesis Maronita de Jbeil.
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