María González Dyne es una española, de madre inglesa y padre zamorano, al frente de un apostolado internacional, como directora de Alpha Internacional para Europa, Oriente Medio y Norte de África.
A nivel mundial, 30 millones de personas han pasado ya por Cursos Alpha, unos encuentros evangelizadores que se ofrecen también en España desde hace 20 años. Sólo en 2023 se organizaron 75.000 cursos en todo el mundo.
Es un formato que al mismo tiempo sirve para avivar la fe de los tibios, atraer a los alejados o los que desconocen la fe y generar más comunidad en las parroquias. Alpha es un primer paso, expone el kerigma y unos temas básicos de fe, y requiere seguir acompañando y formando a los cristianos, pero aquellos que han visto su fe encenderse en Alpha enseguida invitan a otros y quieren evangelizar y compartir su alegría.
Alpha España ha recibido recientemente el Premio ReL 2024 de Nueva Evangelización. Lo especialmente interesante de María González Dyne es su atalaya internacional, su visión amplia de las cosas.
El equipo de Alpha España recibe el Premio ReligionEnLibertad de Nueva Evangelización de 2024; María González Dyne está a la izquierda de la fotografía.
Cooperadora internacional, conoció Alpha en África
«Soy española y católica, de padre zamorano y madre anglicana inglesa. Me he criado en dos mundos y siempre me ha interesado el ecumenismo», explica a ReL. Mi marido José María [Gallardo, hoy en ACN] y yo fuimos catequistas, digamos, de toda la vida. También estuvimos en el mundo de la cooperación internacional. Yo estuve en eso casi 14 años. Con Cáritas Española estuvimos un par de años en Kenia y allí descubrimos Alpha. Fuimos a un curso Alpha que organizaba la Vineyard Church, una iglesia evangélica, y nos chifló. Decíamos: ‘qué bonito sería tener esto en España‘. De esto hace 26 años.».
Pasó el tiempo, trabajaron con Manos Unidas y Cáritas y otras organizaciones, conocieron congregaciones y misioneros, vivieron en distintos países. Así se instalaron en Londres, donde María trabajaba en Cafod, la organización católica de caridad internacional, socia y equivalente inglesa de Manos Unidas.
«En Cafod, y en nuestra parroquia, veíamos que los fieles eran generosos con su solidaridad y donativos. Pero luego llegó el coronavirus, con sus confinamientos. Y después, pasada la pandemia, vimos que la asistencia a misa había bajado, y también la recaudación para solidaridad. Me di cuenta de que si baja la asistencia a misa, la práctica religiosa, también bajará la caridad, porque ambas cosas van ligadas. Vi claro que trabajando en evangelización también impulsas la acción caritativa».
En Londres, el matrimonio iba a misa a su parroquia católica pero también participaba en encuentros de oración y evangelización en Holy Trinity Brompton, la gran parroquia anglicana que es la sede internacional de Alpha. «Me ofrecieron trabajar en Alpha Internacional. Querían invertir mucho en hacer crecer Alpha a nivel mundial. Me pareció un reto para dedicarme en cuerpo y alma. ¡Yo ya antes recomendaba Alpha a todo el mundo y daba folletos a curas y obispos! Dije sí y llevo 3 años en el cargo», detalla.
Su cargo oficial es «directora de Alpha Internacional para católicos en Europa, África y Oriente Medio«, y su tarea es difundir Alpha en entornos católicos en estos lugares. Eso incluye preparar materiales y traducciones, cosas que se puedan entregar a obispos y párrocos y les animen a evangelizar con Alpha. Tiene que impulsar y apoyar también las oficinas «regionales», que en realidad cubren continentes enteros.
«También trato con los dicasterios del Vaticano y presentamos Alpha en encuentros católicos internacionales, como la JMJ o el Jubileo, y con charlas en distintos países. También hacemos eventos en Londres a los que invitamos a sacerdotes y líderes católicos. Además, sin donativos generosos de particulares y fundaciones no se podría hacer todo esto, así que otra de mis funciones es también buscar financiación», añade.
La experiencia de 30 años y 140 países
Alpha ya no es un «experimento raro» ni algo marginal. Tiene más de 30 años. María detalla que a lo largo de 2023 fueron 2 millones de personas las que, en 140 países, pasaron por alguna sesión de Alpha. Cada año hay más cursos y más asistentes.
«Funciona porque es un instrumento para la parroquia. No tiene una espiritualidad determinada ni es un movimiento. Anuncia el kerigma, la proclamación básica del Evangelio. El mismo curso sirve igual para católicos, protestantes y ortodoxos. Funciona bien cuando hay un deseo ferviente de llegar a los que no tienen fe o la tienen muy tibia», explica.
Ella detalla 5 valores clave que hacen a Alpha eficaz:
– fomenta la escucha,
– se basa en la hospitalidad,
– admite una «dependencia radical en el Espíritu Santo»,
– se enfoca en evangelizar,
– fomenta el liderazgo.
Pero, advierte, «lo que no funciona es hacer Alpha como un programa más de las muchas cosas de la parroquia, como una cosita de menú que luego dejas. Alpha nos impulsa a cambiar la cultura de la parroquia. Por ejemplo, si la parroquia no piensa nada para ofrecer a los invitados que ya han hecho Alpha, puede ser frustrante».
Alpha usa mucho la palabra «explorar»: anima a todos, creyentes o no, a explorar el sentido de la vida, y si la fe tiene algo que decir al respecto.
Hay veces en que el sacerdote no se vuelca con Alpha, pero tampoco es imprescindible. «El sacerdote, al menos, tiene que dejar hacer, y tiene que haber un equipo de laicos. Pero hay muchos sacerdotes que ayudan ¡hasta en la cocina! Es bueno que los sacerdotes cuenten con el apoyo del obispo, a ser posible. Es bueno que los obispos alienten y animen a hacer Alpha, que visiten las parroquias y que se reúnan con los equipos de laicos, no solo con los sacerdotes. Y, al final, Alpha tiene un potencial transformador grande y requiere que el sacerdote impulse un plan de acogida, del día después de Alpha, y que prepare a las personas transformadas para involucrarse en la parroquia».
El converso novato enseguida puede ya ayudar
Una de las claves de Alpha es que la persona recién convertida, o al menos intrigada y fascinada por la fe tras realizar un curso, ya se puede poner al servicio de la evangelización, aunque no sepa mucho de la fe.
«Esas personas al siguiente Alpha ya están ayudando en la cocina, o sirviendo de otras maneras. Más adelante, ayudarán a moderar grupos pequeños. Luego estarán en la organización. Pero hay que darles la oportunidad de servir enseguida. Y si sólo haces un Alpha al año, esa gente se enfría».
El tráiler el nuevo curso de Alpha para Jóvenes: como siempre, se basa en lanzar preguntas.
María insiste en que esforzarse en hacer Alpha tiene sentido «cuando quieres cambiar la cultura parroquial, como dice el padre James Mallon: salir del mantenimiento e ir a la misión. La mies es abundante, las manos son pocas, hay que hacer programas para llegar a los alejados y hacer que los que ya creen sean misioneros».
Además, Alpha ayuda a que los parroquianos establezcan lazos de comunidad más fuerte, «porque en las parroquias hoy a menudo falta comunidad«, detalla María.
«No hay que esperar a tener un megaequipo para evangelizar, con dos o tres que tengan pasión por evangelizar y se reúnen y lo desean, ya pueden empezar a andar y a prepararse y aprender. Siempre pensando en acercar a las personas a Dios».
Con los años, Alpha se ha normalizado como una herramienta más de la Iglesia. «En España hace 10 años quizá algunos decían ‘esto es protestante’, pero hoy ya no lo dice casi nadie. En África vemos que aún lo plantean algunos. Pero en España y Europa, en entornos católicos, ya se han visto muchos frutos buenos. Hay países donde algunos ortodoxos sospechan de Alpha porque dicen que les parece ¡demasiado católico! Quien quiera excusas para no hacer Alpha, las encontrará. Pero han pasado por Alpha 30 millones de personas en todo el mundo. Una cosa así se mantiene u crece porque el Espíritu Santo la impulsa y transforma vidas».
En prisiones y en las Fuerzas Armadas
María detalla que una variedad que está creciendo mucho en España y en todo el mundo es Alpha para prisiones. «A la gente le gusta servir en las prisiones y emplear Alpha para llevar Jesús a los presos. Y también crece en las Fuerzas Armadas, tenemos capellanes militares españoles haciendo Alpha en el extranjero«.
«En América Latina ha crecido muchísimo Alpha. Y está creciendo mucho en universidades, y como recurso en clases de religión. Puede adaptarse a muchos entornos. En Líbano nos contaron de una señora que hace Alpha en su peluquería, y sabemos de un curso que se hizo en dependencias del Parlamento Británico», añade.
Pero Alpha no funciona igual en todos los países y culturas. En todas partes implica comer algo juntos, hospitalidad, poder hablar y rezar juntos.
«En España, acogemos de mil amores y damos de cenar aún mejor. Pero eso de rezar juntos nos cuesta mucho al principio. Y los españoles tampoco estamos acostumbrados a poder hablar y hacer preguntas sin miedo a que el otro salte. Pero a partir de la tercera o cuarta sesión, casi todos los invitados ya están sueltos y se sienten a gusto. Y al acabar el curso han hecho amistades, quieren seguir reuniéndose, rezar juntos, leer la Biblia… Otra cosa que impresiona en España es la oración al Espíritu Santo. El Espíritu Santo en nuestro país sigue siendo ese Gran Desconocido».
Otra diferencia con otros países es la cultura de la invitación. A Alpha se va porque te invitan, pero en España cuesta. «Invitar a cenar se hace, pero lo que cuesta es invitar a cenar para explorar las grandes preguntas de la vida. La gente piensa que hay gato encerrado. Después de tantos años, es una barrera que aún no sabemos como superar en España. Lo cierto es que muchos invitados aceptan venir por hacer un favor a alguien, diciendo que irán solo un par de sesiones, pero luego les gusta y perseveran«.
Mirando a 2033… y a los jóvenes
Hoy Alpha, a nivel internacional, prepara sus estrategias con una cifra en mente, 2033, «el 2000 aniversario de la Resurrección y de Pentecostés», una fiesta que celebrarán todas las ramas del cristianismo. «Querríamos que en todo el mundo las personas conozcan y tengan acceso a Jesús, queremos trabajar en red con muchas otras organizaciones, católicas o de otras iglesias, y fomentar un espíritu de unidad, ya que estamos unidos por el bautismo», explica.
Otro reto es el de llegar a los jóvenes. Alpha siempre se ha basado en dejar hacer preguntas, y se constata ahora que las preguntas de los jóvenes de hoy son bastante diferentes a las que se hacían hace unos años. Alpha va a difundir una serie de vídeos, de 8 capítulos, pensada para jóvenes de 12 a 18 años.
«Es un material espectacular, muy bien hecho, con las preguntas que se hacen los jóvenes hoy. En junio tendremos ya las traducciones en castellano. Creo que será una revolución. Se podrá bajar en una app y se presentará con una premier en cines o teatros».
Porque Alpha, además de juntar a las personas, dejarlas hablar y ponerlas a rezar, también ha usado mucho los vídeos. «Muchas parroquias o grupos no tienen gente que puedan dar la charla bien, y prefieren poner el vídeo. Pero hoy los jóvenes desconectan muy rápido, y los vídeos tienen que estar muy bien pensados. Los nuevos vídeos para jóvenes los han hecho profesionales del mundo audiovisual, algunos que vienen de Netflix».
Con apps o vídeos, con cenas o meriendas, en prisiones o en parroquias, detrás hay un deseo del hombre que sabe que «tiene que haber algo más en la vida», que no basta con el «ir tirando». «El Alpha pensamos mucho en esa escena de Apocalipsis, cuando Cristo dice: estoy en la puerta y llamo y si abres entraré y cenaré contigo. Eso es lo que queremos facilitar. Animamos a todos a tener una actitud de ‘probemos’«.
El «así se hizo» de la nueva serie de vídeos para jóvenes de Alpha (que aún no se ha presentado oficialmente):
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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