Esta devoción [a la Santa Faz] tiene un doble propósito: REPARAR LA BLASFEMIA y LA PROFANACIÓN DEL DOMINGO Y LOS DÍAS DE PRECEPTO. Esos dos pecados provocan la ira de Dios en estos tiempos modernos. Mi Nombre es blasfemado por todas partes. Hasta por los niños. Por la blasfemia el pecador Me maldice en mi propia Faz, Me ataca públicamente, anula en sí mismo la Redención y pronuncia su propio juicio y condenación. La blasfemia es un pecado horrible, más que cualquiera, es una flecha envenenada que hiere gravemente mi Divino Corazón. Esta flecha de oro penetrará deleitosamente en mi Corazón, y sanará las heridas que me ocasionan las blasfemias:
Que el Santísimo, Sacratísimo, Adorabilísimo, Incomprensibilísimo e Inefable Nombre de Dios sea siempre Alabado, Bendecido, Amado, Adorado y Glorificado en el Cielo, en la tierra y debajo de la tierra por todas las criaturas de Dios, y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén.
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