16/09/2024

La Iglesia en Cuba requiere ayuda: hay menos acoso político, pero más carestía que nunca

«Las necesidades materiales hoy son las peores que jamás tuvimos, hay limitaciones mayores que en el 90, el 92 o el 93″, explica Emilio Aranguren, de 74 años, obispo de Holguín y presidente de los obispos de Cuba.

La Iglesia cubana siempre fue pobre. No recibe nada del Estado, ni hay tercer sector o empresas que puedan ayudarla, sólo reciben donativos de los fieles, pero los fieles son muy pobres y cualquier cosa es cara y difícil de encontrar en la Cuba de 2024.

«Aquí faltan bombillas, luces led, materiales de mantenimiento comunes, candados, rejas, pintura, un saco de cemento, cualquier cosa para pequeños arreglos sanitarios… todo eso es hoy difícil de encontrar y caro», explica el obispo en un encuentro online con periodistas organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Hoy las autoridades comunistas ya casi no ponen trabas a la evangelización. Por ejemplo, en los campanarios se pueden colocar enormes carteles en honor a la Virgen de la Caridad, que se celebra estos días. En las escuelas ya no hay casi profesores que se dediquen a denigrar la religión, como antes, ni se contraprograma en las plazas películas o bailes para alejar a los jóvenes de los oficios de Semana Santa o actividades cristianas, como era común en Cuba (y en muchos otros países comunistas).

La gente se interesa en Dios… cuesta atenderla

Los jóvenes católicos pueden anunciar sus actividades casa por casa, las abuelas que mantuvieron la fe insisten en cristianizar a sus hijos y nietos, y muchas personas con 40 y 50 años deciden volver a la fe de sus padres, o de su infancia, o de sus buenos vecinos. Muchos se preparan hoy para el bautismo, la confirmación o regularizar sus uniones como matrimonios cristianos.

Pero la Iglesia no puede aprovechar esa libertad moderada porque escasea el clero y las comunicaciones son malas y caras. Un sacerdote con un buen coche podría llegar a más lugares, pero se necesitan coches robustos, 4×4, y hay muchos impedimentos para traerlos al país, y luego para mantenerlos.

Misa en el campo bajo un árbol de mango, foto de ACN, la Iglesia en Cuba carece de muchas cosas básicas pero busca a los fieles allí donde están.

Según Aranguren, a veces las reuniones de obispos parecen de mecánicos. «Aquí ves a los obispos hablando de bujías, juntas, tapas y reparación de vehículos, porque son vehículos viejos y hay que sacarles el máximo; además, escasea el combustible», añade.

A menudo, los religiosos y religiosas tienen que recurrir a vehículos de tracción animal, carros con caballo. También existen unos curiosos artefactos llamados riquimbilis, que son bicicletas a las que se han añadido extraños motores (de cualquier procedencia, hasta cortacéspedes o lanchas). En teoría deben llevar a un conductor y un pasajero máximo, pero en la práctica suelen llevar 4 personas.

El diácono que volvió a Cuba: ni cura ni monjas ni obispo

Miguel Ángel Fernández González, un cubano que es ingeniero químico y diácono permanente en Madrid y lleva 28 años en España, cuenta a los periodistas su experiencia. Ha podido visitar su país 5 veces en estos años. «La realidad de la emigración es grande, las familias quedan dispersas y sin jóvenes, la población anciana es cuidada quien ponga la providencia. Pasé 8 meses allí con mi madre anciana. Mi diócesis no tiene obispo y mi parroquia no tiene sacerdote, pero tiene un diácono permanente desde hace 14 años, y laicos muy activos. Los jóvenes de Misión País Cuba recorren el país anunciando el evangelio».

El diácono da más datos de lo que vivió. «El territorio de mi parroquia es como una sexta parte la comunidad de Madrid y tiene unos 50 núcleos rurales. Allí no tenemos ni religiosas. El diácono lo asume todo y un sacerdote enfermo viene en Navidad y Pascua. Lo acompañé en Adviento y Navidad, y vimos las obras de teatro de los catequistas y los niños, y los muchos adultos que se preparan para el matrimonio, a veces tras años de concubinato. Sí, no hay cura pero en los pueblos hay catequesis, hay rosario, hay oración, se hacen bodas… Allí se necesitan coches robustos para caminos impracticables de montaña. Y dar Biblias: la Biblia es el alimento en las casas donde casi no llegan sacerdotes».

Las religiosas en Cuba son en su inmensa mayoría misioneras extranjeras, grandes evangelizadoras cuando consiguen llegar a las comunidades. Su sostenimiento es un reto en un contexto de gran pobreza.

El valor de lo poco, pequeño y gradual: creatividad confiada

El obispo Aranguren define la Iglesia cubana como «viva, unida y pobre, una espiritualidad apoyada en el valor de lo poco, de lo pequeño, de lo anónimo y la gradualidad, es decir, de ir poco a poco, todo a su tiempo. Es activa, creativa y confiada, es una iglesia esperanzada, no solo los pastores, también los fieles,tanto en ciudad como en las comunidades rurales. Es una iglesia que sufre, sufre el éxodo de cubanos, la insuficiencia de pastores, una grave limitación para llegar a las localidades remotas…»

El obispo comenta una escena reciente. «Un funcionario del gobierno me dijo: ‘ese edificio hay que restaurarlo, amenaza peligro’ y respondí ‘antes tendré que levantar otros dos que están en el suelo’. Y es que hay huracanes, destruyen el templo, pasan los años y no se reconstruyen«

Aranguren insiste en que el pueblo, que estuvo mucho tiempo alejado de Dios, ahora acude a Él. «Es una iglesia abierta a la fe sencilla y popular; estos días, la imagen de la Virgen de la Caridad recorre las casas en barrios lejos del centro, como expresión de cariño filial a la Virgen. Y la gente respeta a Dios. La gente pide: «bendígame padre», o dice «que Dios nos ayude». Cuando recoges a alguien en la carretera en vez de decir «buenas tardes» dicen «Dios lo bendiga». El pueblo cristiano muestra su caridad y la gente trata con cariño a los religiosos».

La campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada

En este contexto, Ayuda a la Iglesia Necesitada quiere apoyar a los cristianos de Cuba para que puedan evangelizar, formar a sus jóvenes y familias y crecer, en un contexto de carencias.

José María Gallardo, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en España, explica que la fundación dio unos 775.000 euros para Cuba en 2021 y el doble en 2023. Pero las necesidades son enormes. El dinero se dedica al sostenimiento del clero y las comunidades y a su formación, y a los vehículos para que lleguen a la gente.

ACN lanza ahora su campaña por Cuba, y da algunos ejemplos de sus programas:

– quieren destinar 8.800 euros a sostener a 11 Hermanitas de los Ancianos Desamparados en La Habana, quienes a su vez visitan y atienden a muchos ancianos solos y muy pobres.

arreglar y mantener vehículos pastorales en Salvador de Bayamo, y asegurarles combustible: 20.000 euros.

Imprimir y repartir 10.000 biblias de la edición «Libro del Pueblo de Dios» en La Habana: 80.000 euros.

– Talleres para formar a responsables laicos en una iglesia donde los laicos son la clave por la gran escasez de clero: 6.000 euros.

Todo esto se puede apoyar con donativos desde la Campaña Iglesia en Cuba de ACN (clic aquí para saber más).

La Iglesia Católica en Cuba, en cifras:

– un país con 10 millones de habitantes,
– pese a 65 años de comunismo, sólo un 20% de cubanos dice ser ateo,
– 374 sacerdotes y 27 seminaristas, repartidos en 14 diócesis,
– casi 500 religiosas, pero sólo 120 son cubanas; casi 170 religiosos, la mayoría extranjeros;
– unos 3.700 seglares y catequistas activos.
– desde 2021 se fueron 11 congregaciones religiosas… pero en cambio llegaron 10 nuevas.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»