La mañana de este viernes 20 de diciembre, el Papa Francisco recibió en la sala del consistorio a los niños y jóvenes de la Acción Católica italiana tan solo unos días antes de la celebración de la Navidad.
Tras reflexionar brevemente sobre el contenido teológico del tema que acompañará la formación de Acción Católica todo el año -«Ir mar adentro»-, Francisco abordó la proximidad de la Navidad con unas consideraciones basadas en la invitación evangélica a los discípulos de «ser pescadores de hombres» y en torno al asombro.
1º «Detenerse y fijarse: nunca faltan Jesús, la Virgen y José»
La Navidad es una época muy especial: las calles se llenan de luces, se intercambian regalos, la liturgia se enriquece con cantos y sonidos hermosos… Pensamos en el belén: ¡cuánto asombro hay allí! Los pastores, los Reyes Magos y los demás personajes rodean la gruta con sus caras de asombro, implicando incluso a los animales y a todo el paisaje como en una gran fiesta. Deteneos ante un belén y fijaros bien; luego id a otro y fijaros bien… En todos hay variedad. Pero en todos ellos nunca faltan Jesús, la Virgen y José: ese Amor que Dios nos ha enviado y la Virgen y José que lo hacen crecer.
2º Que la Navidad sea un encuentro original, no una «fotocopia»
Esto no sólo es válido en Navidad. Toda nuestra vida es un don extraordinario. Como le gustaba decir al beato Carlo Acutis, ¡debemos ser `originales´, no `fotocopias´! Y cuántas personas no tienen la capacidad de ser originales. ¡Son fotocopias! Hoy la gente lo hace porque el periódico dice que hay que hacerlo, o por costumbre. Y la Navidad para tanta gente es una ‘fotocopia’ de tantas cosas y no es el encuentro -¡tan hermoso!- que cada año trae novedad, novedad a nuestras almas y corazones. Mirad el pesebre, miren a la Virgen, a José y al Niño, a los Reyes Magos, a los pastores, gente humilde, que va a mirar a Jesús.
3º No se trata de cenar y ya… está en la raíz de nuestra fe
Aprendamos entonces a asombrarnos. No perdamos la capacidad de asombro. Aprendamos a no dar nunca nada por sentado, especialmente el amor: el de Dios y el de las personas que encontramos. Contagiemos a todo y a todos con nuestro asombro: de casa en casa, de parroquia en parroquia, de ciudad en ciudad, de nación en nación. Así difundiremos felicidad, confianza y consuelo. La Navidad es una buena noticia. No se trata de cenar y nada más. Se cena, se está bien, en familia… Pero también otras cosas: se mira el belén, se va a la iglesia. Es una fiesta que está en la raíz de nuestra fe.
4º «María y Jesús eran necesitados… No olvidéis a los necesitados»
No os olvidéis de los necesitados. Y cuando encontréis niños necesitados, personas necesitadas, miradlos a los ojos y tocadles la mano cuando les deis limosna, con esa cercanía que sólo da el amor. María y Jesús eran necesitados. Jesús nació allí, en un establo. Eran pobres. No olvidéis a los niños necesitados, ¡buscadlos! Y dadles vuestro amor, vuestra compañía y ayudadlos. Os animo a estar siempre cerca, en la oración y en la caridad, de los que sufren, de tantos niños que, como vosotros, están enfermos de hambre, de guerra, de enfermedades.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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