De las tinieblas a la luz es un libro sobre la oración de liberación y la vida cristiana contra la acción demoníaca escrito por Jean Pliya, en el que habla también de «armas cristianas» contra el Maligno, incluyendo oraciones y ayunos peculiares, como la llamada «oración de Jericó».
Jean Pliya fue rector de la Universidad Nacional de Benín, Ministro de Educación y de Turismo en este país en los años 60, padre de siete hijos y, durante unos años, líder de la Renovación Carismática Católica allí y predicador internacional en lengua francesa. Pliya murió en 2015, a los 84 años. (Puede ver aquí un vídeo en francés en el que predica en 2013 en Francia).
VozdePapel ahora traduce al español De las tinieblas a la luz, que se publicó en francés en 2006 y ha sido estos años un difundido manual de oración de liberación y de prevención contra la brujería y el esoterismo. Hay que recordar que Benín se considera la cuna del vudú, y sus prácticas de brujería siguen siendo fuertes hoy.
De las tinieblas a la luz es un libro sobre oración de liberación y vida de fe, lejos del esoterismo y las adicciones que alejan de Dios y su libertad. AQUÍ en OcioHispano.
El libro se apoyaba en su amplia experiencia en oraciones de liberación por toda el África francófona, y en la de exorcistas africanos (cita muchos casos), además de en autores conocidos en ambientes carismáticos como Daniel Ange y Jacques Philippe, y otros que luego han propuesto prácticas más controvertidas como Robert de Grandis y Linda Schubert.
Un capítulo polémico y antiguo
Entre los temas más controvertidos que trata este libro está la «sanación de árbol generacional», muy enmarcada en la cultura africana de las maldiciones y pactos con divinidades vudú (por ejemplo, familias que ofrecen sus bebés a divinidades paganas). Hay que tener en cuenta que se trata de un libro publicado antes de que los episcopados coreanos y franceses (en 2007) y polaco (en 2015) aprobaran sus documentos contra la «curación de las raíces familiares por medio de la Eucaristía» y «el pecado generacional y sanación intergeneracional».
Por lo demás, es un libro lleno de oraciones devotas y consejos edificantes para la oración de liberación (de la acción del demonio o los demonios), aunque a veces se confunde con, o pasa a ser, oración de sanación interior (sanación de aspectos psíquicos y emocionales, que en África, pero no solo allí, rápidamente se somatizan y manifiestan físicamente).
Lo que todos los laicos pueden hacer por liberación
Una y otra vez insiste Pliya en que el exorcismo es tarea de los sacerdotes exorcistas designados por el obispo, pero los laicos y otros religiosos pueden hacer mucho bien mediante la oración, el ayuno, los sacramentales, la alabanza y otras «armas de la luz» que ayudan a los cristianos -incluyendo al simple laico de a pie- a tomar control de su vida, con Cristo, frente a las influencias del mal.
Jean Pliya fue político en Benín, y luego muchos años predicador laico de la Renovación Carismática Católica. Recorriendo su país y otros países de África, encontró muchos casos de brujería, vudú e implicación en el esoterismo, y por eso fomentaba la oración de liberación.
Así, en la segunda parte del libro, enumera 16 «armas del cristiano en la oración de liberación», con distintos tipos de oraciones y sacramentales (como la llamada «oración de Jericó») que recogemos a continuación.
1. La Palabra de Dios
Citando 2 Corintios 10,3-4, recuerda que «las armas de nuestro combate no son carnales, es Dios quien les da capacidad para derribar torreones». Enraizar la vida en la Palabra de Dios da protección y fuerza al cristiano.
2. El Nombre de Jesús
«Echarán demonios en mi nombre», dice Jesús de los cristianos en Marcos 16,17. También asegura que lo que se pida al Padre en su Nombre, el Padre lo hará (Juan 14,13-14). El nombre de Jesús debe invocarse y mencionarse explícitamente, con claridad, pero no como una mera fórmula mágica, porque requiere fe y amor por Él, «invocando con todo nuestro ser de creyentes la misericordia del poder de Jesús Salvador, apoyándose en su autoridad, dignidad y méritos«.
El libro cuenta el caso de un brujo pagano que se metió en líos con otros brujos de su cofradía. Le asaltaron una noche en el campo y él, recordando que fue bautizado, pidió ayuda a Jesús: «Señor Jesús, si me sacas de sus garras prometo rechazar la brujería y entrar en un grupo de oración para alabarte siempre». Según cuenta Pliya, «una luz deslumbrante cegó a sus agresores», el personaje así consiguió huir y al día siguiente se confesaba con un cura y entraba en un grupo de oración carismática católica.
3. La Sangre de Jesús
Mencionar la sangre de Jesús, como fuente de poder, salvación y sanación es otra «arma del cristiano». Pliya recomienda unas «letanías de la Victoria de la Sangre de Jesús» compuestas por la madre Basiléa Schlink.
4. La Palabra de Jesús
Se refiere a textos del evangelio con palabras de Jesús que, pronunciadas en oración y con unción logran frutos asombrosos. Cuenta el caso de Euloge Coovi Cheketé, un líder carismático católico de Benín que orando por un chico que no podía caminar sintió que el Espíritu Santo le pedía acudir a la escena de la curación del paralítico en la Puerta Hermosa de Hechos de los Apóstoles. Proclamó entonces la frase ‘En el nombre de Jesús, levántate y anda’ (que no es de Jesús, sino de lo apóstoles) y el joven se levantó y recuperó el movimiento.
En otra ocasión, explica Pliya, ayudaron a una persona «que estaba bajo el dominio de un espíritu de suicidio» proclamando Juan 1,14: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos contemplado su gloria». Pliya da su propia lista de Salmos y textos del Nuevo Testamento que recomienda.
5. La Iglesia, pueblo y familia de Dios
Pliya insiste en que el cristiano acosado por el maligno debe apoyarse en la vida comunitaria cristiana, en la misa, los grupos de oración, la amistad fraterna con otros cristianos, y la confianza en los sacerdotes que le acompañen.
6. Los santos y la Virgen María
La Iglesia también incluye la amistad con los santos del Cielo, que, como en la visión de Eliseo (2 Reyes 6,15-17) son como un ejército invisible pero poderoso. Pliya recuerda que igual que podemos pedir a nuestra madre terrenal que ore por nosotros, también podemos pedírselo a María, nuestra Madre en el Cielo. En el libro cuenta un caso relatado por el padre Emmanuel Bayli, exorcista en Burkina Faso, que usó una estatua de la Virgen María para liberar del demonio a una chica que se había implicado en brujería.
7. El sacramento del bautismo
En Occidente hay que recordar a los bautizados el poder del bautismo que recibieron, y reivindicar con orgullo que el bautismo nos hace Hijos del Rey del Cielo. En África y otros países, donde aún queda mucha gente por bautizar, vale la pena recordar a los catecúmenos el poder del bautismo para liberarles del demonio (incluyendo los exorcismos que todo bautizo incorpora en su ritual).
8. La Eucaristía, sacramento del Cuerpo de Cristo
Pliya recuerda que la misa tiene poder para sanar y liberar, especialmente si se comulga en estado de gracia. Pero a veces la mera presencia eucarística en una procesión con el Santísimo basta para producir efectos poderosos. También la oración de petición ante el Santísimo es muy eficaz, también como intercesión para proteger o liberar a seres queridos.
9. El sacramento de la confesión
Los exorcistas, siempre que pueden, animan a sus pacientes cristianos a confesarse antes de un exorcismo, y suelen constatar que eso ayuda a su liberación. Esto no se puede hacer cuando el que acude a ellos aún no es cristiano y no está bautizado (paganos, musulmanes…) También es bueno para mantenerse alejado del Enemigo. Pliya recomienda «confesarse regularmente, al menos una o dos veces al mes«.
10. Los sacramentales
Son sacramentales muchos objetos bendecidos según el Ritual Romano, incluyendo crucifijos, medallas, escapularios, iconos, imágenes y estatuas, el aceite ordinario bendecido, el incienso bendecido… Pliya propone usar todas estas herramientas, pero siempre sabiendo que son sólo vehículos del poder de Jesús, que es Jesús y el Espíritu Santo quien actúa a través de estos objetos. Pide a los fieles centrarse más en cumplir la voluntad de Dios que en multiplicar las devociones privadas.
11. La oración constante
«Si Satán quiere debilitarnos, nos empuja a la pereza hacia la oración. Es por lo que San Pablo nos exhorta a vivir en la oración y las súplicas, a orar en toda ocasión en el Espíritu, velando todos juntos con constancia» (Ef 6, 18), escribe Pliya. Y añade: «Una vida interior seria supone que se consagra el tiempo suficiente a la oración, basada en la Palabra de Dios, la recepción de los sacramentos y la adoración en espíritu y en verdad».
12. La alabanza
Cita al benedictino Benedict Heron: «El diablo no soporta a los que alaban a Jesús. Alabar a Jesús puede a veces ser suficiente para alejar las fuerzas demoniacas de una persona o de un lugar. La Renovación Carismática ha tenido esa experiencia. También ocurre que a veces personas son sanadas por una oración de alabanza intensa». Pliya añade que en los casos de oración de liberación en que los resultados tardan en llegar, la alabanza de la comunidad puede reemplazar las oraciones particulares.
13. El Padrenuestro
El Padrenuestro es una oración poderosa y completa, «si la decimos con fe y convicción». Es una «oración de liberación ejemplar, con estas etapas: alabanza y glorificación del Nombre y Reino de Dios, sumisión a su voluntad, la confianza en su Providencia, el perdón pedido y dado, la protección contra el tentador, en fin, la liberación».
14. La oración de Jericó
Inspirada en Josué 6,1-21, esta oración se hace en grupo, familia o comunidad, y en siete días seguidos, y es una oración de alabanza fuerte y victoriosa, dando ya por vencedor a Dios. No es una súplica ni una intercesión, sino una proclamación de Dios victorioso, con fe y fervor. Intercala cantos de alabanza con palabras de alabanza, durante una hora, todos los días a la misma hora.
Puede hacerse también ante el Santísimo, que es la presencia de Dios, como lo era el Arca de la Alianza ante las murallas de Jericó. El séptimo día, tras leer el fragmento bíblico de Jericó, se recita el rosario una vez y se lee el Salmo 145 siete veces en ese mismo día. Es común también apoyar esta oración con ayuno parcial o una privación durante esos siete días. (Pliya recoge ejemplos de frutos del libro El discípulo la llevo a casa del padre Raimond Halter, de 1996).
15. El poder del ayuno
San Atanasio, San Agustín y el mismo Jesús recomiendan a menudo acompañar la oración de petición con ayuno. Mucha gente piadosa tiene la costumbre de ayunar a pan y agua los miércoles y viernes como parte de su vida de oración. También se puede hacer un ayuno personal o comunitario que sea parcial, privándose de ciertos alimentos o de cierto ocio (televisión, juegos, etc…)
También el diezmo y las ofrendas generosas con los necesitados pueden ser una forma de ayuno. «El ayuno que complace al Señor es el que cumple las obras de justicia social y misericordia, que comparte su pan con los hambrientos y acoge a lo pobres», recuerda, citando Isaías 58. El ayuno debe hacerse «con humildad, sin imponerse mortificaciones excesivas, sin querer cumplir un ritual o regatear con el Señor».
16. Los dones carismáticos del Espíritu Santo
Como veterano líder y predicador de la Renovación Carismática, Pliya anima a sacerdotes y laicos a ejercer los carismas que puedan ayudar al ministerio de liberación, explicando brevemente el discernimiento de espíritus, la palabra de conocimiento y la oración en lenguas, «un don muy apreciado en la oración de intercesión».
***
De las tinieblas a la luz tiene 330 páginas, de las que casi cien son oraciones detalladas, letanías, textos bíblicos escogidos, novenas y exhortaciones orantes para distintas modalidades de liberación y sanación interior. ¡Hay mucho material para orar con variedad y fuerza! El resto del libro son ejemplos y testimonios reales de opresiones del Maligno, y de como con oración y vida cristiana es posible salir de ellas.
Se puede pedir el libro De las tinieblas a la luz en OcioHispano.es .
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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