16/11/2024

La RAE contra el falso lenguaje «inclusivo» de los políticos: es artificial, elitista y discrimina

¿Son discriminadores y malvados sexistas los hispanohablantes que hablan correcto español, español normal?

¿Hay que usar las contorsiones del llamado «lenguaje inclusivo» (alumnado en vez de alumnos, membresía en vez de miembros, etc…) para recibir carnet de no sexista?

Una cosa es que activistas marginales de Podemos y militantes de la ideología de género o de cierto feminismo se empeñen en hablar raro, como esos soviéticos que a cada frase le añadían «camarada», y otra es que la Mesa del Congreso español le diga a los diputados, representantes de la nación, que deben hablar usando las retorcidas fórmulas del lenguaje de género y torturando al idioma y los oídos de sus oyentes.

Y eso es lo que ha tenido que denunciar ahora la Real Academia Española (RAE), que pide a los diputados que hablen bien y no hagan caso a las instrucciones de la Mesa del Congreso.

Aunque los académicos no llegan a usar las palabras «elitismo» y «pedantería» se nota que están pensando en ellas: lo que dicen es que los políticos tienen «un deseo implícito de acrecentar la distancia, ya considerable en la actualidad, entre el universo oficial y el mundo real».

Serían funcionarios y políticos hablando en su jerga para funcionarios, no como la gente normal, que habla normal.

Ejemplos del lenguaje retorcido que la Mesa del Congreso pide a los diputados españoles desde diciembre de 2023.

Desdoblamientos cansinos y plúmbeas formas pasivas

En diciembre la Mesa del Congreso aprobó unas normas que insisten en que en el Congreso se sustituyan palabras como «empleados» por «personal», o «ciudadanos» por «ciudadanía», y piden desdoblar cansinamente el masculino y femenino («señores y señoras diputados y diputadas españoles y españolas»). Este reglamento supuestamente desarrollaba un mandato de la Ley de Igualdad de 2007 de Rodríguez Zapatero y del Plan de Igualdad de las Cortes de 2020.

La norma de diciembre (con el apoyo no sólo de PSOE y Sumar, sino también del PP) al menos pedía evitar «incorrecciones gramaticales, falta de legibilidad o que no estén recogidas en el Diccionario de la RAE», refiriéndose a expresiones como tod@s, todes o todxs.

La RAE agradece que al menos se eviten esos puntos, pero detalla que no se lograrán mejoras sociales «modificando arbitrariamente opciones morfológicas, sintácticas y léxicas que el español comparte con muchas lenguas».

La socialista Francina Armengol, expresidenta de Baleares, como presidenta del Congreso sería la encargada de difundir y fomentar el llamado lenguaje «inclusivo» en las sesiones de los diputados, los documentos oficiales, etc…

¿Es sexista quien habla correctamente?

Recuerdan los académicos que el idioma no es sexista y que los políticos que lo presentan como tal se equivocan. «No se apoya la igualdad de los hombres y las mujeres de nuestro país pidiendo a los ciudadanos (sean parlamentarios o no) que hagan constantes equilibrios sintácticos, morfológicos y léxicos para evitar opciones lingüísticas que pertenecen a su forma natural de expresarse», advierten.

«Forzando de manera artificial» la gramática y el léxico no se ayuda en nada a la igualdad entre hombres y mujeres, dicen.

Además, la normativa sería insultante con quienes no retuerzan así el idioma, al considerarlos sexistas (es decir, considerar sexistas a todos los hispanohablantes que hablan correctamente).

«El documento de la Mesa del Congreso da a entender, desde su mismo título (Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administración parlamentaria) que los hablantes que no aplican los recursos allí expuestos se expresan en un lenguaje sexista», apunta la RAE.

«Sería, pues, sexista, el lenguaje cotidiano de la mayor parte de los millones de hispanohablantes de todo el mundo, incluyendo el de los propios parlamentarios españoles cuando no hablan desde la tribuna o no redactan proyectos legislativos», añade la RAE.

También serían sexistas, según esta ideología, «el lenguaje de la literatura, el ensayo, la ciencia, el cine, el periodismo, la legislación y tantos otros ámbitos (no necesariamente coloquiales ni informales) en los que los textos escritos en español no se suelen redactar aplicando los recursos que la Administración recomienda».

En vez de pedir a los diputados que hablen raro, y den mal ejemplo al resto de los hablantes, los académicos proponen que los diputados se dediquen más bien a preparar «medidas legislativas que conduzcan a la equiparación de derechos, mejorando la educación que nuestros jóvenes reciben en la escuela».

En Francia hace ya unos años (desde 2017) que los políticos y administraciones bloquearon el uso del llamado lenguaje «inclusivo» o «de género» en ámbitos oficiales.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»