Sergio Pelarda, consiliario de la Delegación de Infancia y Juventud de la archidiócesis de Valencia, ha relatado a COPE su experiencia durante los días posteriores a las inundaciones que han afectado, sobre todo, al territorio de la provincia. Quedaron al cargo de dos alumnos del seminario menor que hasta el viernes por la tarde no pudieron irse a sus casas, por resultar imposible el desplazamiento.
No poder hacer nada material para ayudar a sus paisanos («mis hermanos») era un sufrimiento para todos, pero no perdieron el tiempo: «Hicimos oración, rezamos el rosario, una Adoración, rezamos por ellos», explicó el joven sacerdote.
Cuando por fin los chicos pudieron irse a casa, también el padre Sergio se encaminó hacia la suya, pero al ver en la carretera la desviación de Algamesí ni se planteó pasar de largo y se encaminó hacia dicha localidad, gravemente afectada: «Mi corazón no podía hacer otra cosa que ir a ayudar a mis hermanos. Allí me fui con mi escoba», dice, y se encontró una situación «desgarradora«, rodeado de gente que «lo ha perdido todo».
Sergio Pelarda, el día de su ordenación sacerdotal, el 20 de junio de 2021.
Evangelio «puro y duro»
Estuvo todo el sábado ayudando al vicario de Algamesí, «quitando barro sin parar», y en medio de la tragedia se encontró algo que no puede contar sin que se le note el entusiasmo en la voz: «Lo que más me sorprendió fue la alegría de la gente dando la vida sin quejarse, los jóvenes cruzando por las calles preguntando casa por casa ‘¿Qué necesitáis?’. El Evangelio hecho realidad«, describe.
Como una mujer que llegó a la parroquia de Alfafar, tras haberlo perdido todo, diciendo que ella estaba bien y pidiendo que ayudasen a sus vecinas: «Son ellas las que están mal, son a ellas a las que tenéis que ayudar». Cuando la acompañaron, lo que vieron estremeció a don Sergio: «Pero ¿cómo dice esta mujer que está bien? Una mujer pobre, que no tiene nada… ¿Cómo puede ser que, en medio de este sufrimiento, esté más pendiente de sus vecinas que de ella misma? Es el Evangelio puro y duro«, concluye.
Pelarda describe la «increíble movilización» que ha habido a nivel ciudadano y «sobre todo de parroquia», porque las parroquias se han convertido «en un hospital de campaña, como diría Francisco«: «La gente viene a pedir y los voluntarios de Cáritas están allí recogiendo alimentos, materiales de desinfección… ¡Es increíble la que hay montada!».
Las parroquias se han convertido en centros de ayuda capitales.
Pero, como sacerdote, don Sergio no valora solo lo material, sino también «la comunión que se está creando entre la gente». Estuvo también quitando barro en Alfafar, y con su alzacuellos y ropa negra «mucha gente lo único que hacía era venir a abrazarte y llorar, gente que lo había perdido todo».
«¿Dónde está Dios?»
También hubo alguna contraposición: «Un hombre me dijo: ‘¿Dónde está Dios? ¿Dónde está Dios?’. Y yo le pregunté: ‘¿No lo ve? ¿No ve a Dios en todo esto? ¿El amor que está surgiendo de aquí?’«.
Pelarda comprende que, ante tragedias como la que está viviendo Valencia, se planteen estas cuestiones: «Es verdad que hay cosas que se nos escapan. No podemos llegar a entenderlo: ‘Señor, ¿cómo puedes permitir esto?’ Si nuestro corazón no clama, no grita, no le pide al Señor explicaciones, ¿es que somos de piedra?«.
Y expresa un deseo: «Si sabemos leer los acontecimientos a lo largo de la historia y sabemos leer nuestra vida hoy, vemos que el Señor está sacando mucho bien. ¡Ojalá tanta gente que está yendo a ayudar y no conocía todavía al Señor lo pueda encontrar!».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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