La tesis de las almas perdidas, presentada como hipótesis pastoral o como explicación de fenómenos extraordinarios, es profundamente contraria a la fe católica. No tiene fundamento en la Sagrada Escritura, contradice el Magisterio constante de la Iglesia y es incompatible con la teología de los grandes doctores cristianos. Su raíz doctrinal está contaminada por elementos gnósticos y espiritistas, que socavan la esperanza cristiana en la vida eterna, debilitan la confianza en el juicio de Dios y exponen a los fieles al engaño del demonio.
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