15/11/2024

Las pruebas de que los cuatro Evangelios son fiables como fuente histórica sobre Jesucristo

Con motivo de la publicación de su libro Últimas noticias de Jesús (Espasa), José María Zavala declaraba a ReL que «cuando hablamos de Jesús, la fe y la ciencia se complementan y van de la mano» y que «la historicidad de Jesús es incuestionable y no solo a la luz de los Evangelios».

No solo a la luz de los Evangelios… pero, obviamente, también a la luz de los Evangelios, dado que son la principal fuente para conocer qué hizo y qué dijo quien era verdadero Dios y verdadero hombre.

De ahí la importancia de saber qué grado de certeza podemos tener de que todo aquello que los Evangelios nos dicen de Jesús tiene una fuente fiable, y si esa fuente ha llegado fiablemente hasta nosotros.

El problema lo plantea y resuelve de forma sumamente didáctica Álvaro García de Movellán Hernainz en una producción del canal de Youtube Adjema (Ad Jesum per Mariam). Uno de sus vídeos plantea la cuestión de forma directa: ¿Han sido manipulados los Evangelios a lo largo de la Historia? 

Si lo han sido, la posibilidad de conocer a Jesucristo a través de ellos se esfuma en todo o en parte.

Si no lo han sido, el Jesucristo que nos presentan es el que conocieron quienes primero hablaron de Él: los Evangelios serían, en ese sentido, libros históricos merecedores de crédito.

Álvaro García de Movellán, sacerdote de la archidiócesis de Granada, fue ordenado en 2004. En 2018 creó el canal AdJema en Youtube donde da razón de la fe, ofrece criterios de vida espiritual y recoge testimonios de personas que viven para Dios o se han convertido a Él.

Ésta es su argumentación.

1. ¿Es fiable San Mateo?

San Mateo era publicano, recaudador de impuestos (Lc 5, 27-28) y fue elegido personalmente por Jesús (Lc 6, 12-16) para formar parte de los doce apóstoles, quienes vivieron día y noche junto a Él durante los tres años de su vida pública. Si el Evangelio de San Mateo lo escribió él, entonces es una fuente fiable.

2. ¿Escribió San Mateo su evangelio?

Esto dicen los escritores cristianos de los primeros siglos:

Papías, obispo de Hierápolis (¿?-140), discípulo de San Juan: «Mateo escribió en lengua hebrea las palabras del Señor» (citado por Eusebio de Cesarea en Historia eclesiástica 3, 39, 3-4).

Orígenes (185-254): «Conforme al testimonio de la tradición, mantengo… que el primero [Evangelio] es el de Mateo, que lo compuso en lengua hebrea para los conversos a la fe provenientes del judaísmo» (Comentarios a San Mateo).

San Juan Crisóstomo (344-407): «Mateo… compuso un evangelio en hebreo y les dejó por escrito lo que antes les había enseñado de palabra» (Homilías sobre San Mateo, homilía primera).

3. ¿Es fiable San Marcos?

San Marcos no formó parte de los doce apóstoles, pero acompañó a San Pedro a Roma, donde le sirvió de intérprete. Antes había acompañado a San Pablo en un viaje, como recoge los Hechos de los Apóstoles (12, 25). Con todo lo que escuchó de Pedro, San Marcos compuso su evangelio. Luego, si el Evangelio de San Marcos fue escrito por él, tiene una fiabilidad muy alta como testigo de lo que dijo e  hizo Jesús.

4. ¿Escribió San Marcos su evangelio?

Esto dicen los escritores cristianos de los primeros siglos:

San Ireneo, obispo de Lyon, que tuvo contacto con discípulos de San Juan, en Adversus haereses 3, 1, 1 (c. 180), dice: «Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, nos legó por escrito lo que Pedro había predicado».

San Clemente de Alejandría (150-215): «Muchos de los que allí estaban rogaron a Marcos que escribiera lo que había predicado el apóstol, pues Marcos había acompañado hacía tiempo a Pedro y conservaba en la memoria sus dichos, y así compuso Marcos el evangelio y lo entregó a los que se lo pedían» (Hypotyposes, citado por Eusebio de Cesarea en Historia Eclesiástica 6, 14).

5. ¿Es fiable Lucas?

Lucas no perteneció a los apóstoles, era compañero de San Pablo y médico (Col 4, 14). 

6. ¿Escribió San Lucas su evangelio?

El mismo Lucas afirma ser su autor («he resuelto escribírtelos por su orden, ilustre Teófilo, después de investigarlo todo diligentemente», Lc 1, 1-4).

San Ireneo, obispo de Lyon, dice: «Lucas, por su parte, seguidor de Pablo, escribió en libro el Evangelio que era predicado por aquél» (Adversus Haereses, 3, 1, 2).

Prólogo monarquiano (siglo III; prólogos que se encuentran en la mayoría de los manuscritos antiguos de la Vulgata, probablemente obra de Prisciliano): «Lucas, sirio de nación, antioqueno, médico de profesión… que siguió después a Pablo hasta su confesión… habiendo sido escritos ya los evangelios, en Judea por Mateo y en Italia por Marcos… escribió este evangelio en la región de Acaya».

7. ¿Es fiable Juan?

Juan era uno de los doce apóstoles. Luego, si el autor del Evangelio de Juan es Juan, su testimonio es muy fiable, porque además era el preferido del Señor.

8. ¿Escribió San Juan su evangelio?

Esto dicen los escritores cristianos de los primeros tiempos:

San Ireneo escuchó a San Policarpo, discípulo de San Juan: «Juan, discípulo del Señor… publicó también su evangelio, mientras vivía en Éfeso» (Adversus Haereses 3, 1, 1).

San Jerónimo (347-419): «El apóstol Juan… hijo del Zebedeo, escribió el último de todos los Evangelios, rogándoselo todos los obispos de Asia, contra Cerinto y otros herejes» (De Viris Ilustribus, 9).

9. ¿Cuándo se escribieron los evangelios?

Estos son los periodos de tiempo que se conocen con total seguridad:

San Mateo, 45-80

San Marcos, 60-70

San Lucas, 60-80

San Juan, década de los 90

Por tanto, todos los Evangelios se escribieron entre 12 y 57 años después de la muerte de Cristo (año 33).

10. ¿Cómo hay que valorar la distancia temporal de los evangelios respecto a la muerte de Jesús?

Como ejemplo comparativo sobre un gran personajes histórico: las dos primeras biografías de Alejandro Magno fueron escritas por Arriano (Flavio Arriano, Anábasis de Alejandro o Las campañas de Alejandro, siglo II d.C.) y por Plutarco, más de 400 años después de su muerte en el año 323 a.C. Esa distancia de cuatrocientos años no es óbice para que sean consideradas fuentes históricas. 

11. ¿Se han conservado los evangelios tal como salieron de las manos de los evangelistas?

Llamamos autógrafo al texto original de una obra antigua. Se escribían en materiales perecederos: pergamino (pieles de animales) o papiros (plantas).

No tenemos absolutamente ningún texto autógrafo de ninguna obra de la Antigüedad.

Todas se conservan por copias manuscritas, y copias de copias de copias, hasta la invención de la imprenta.

12. ¿Qué es la crítica textual?

Es la ciencia que permite reconstruir el original a partir de las copias o, al menos certificar cuánto coinciden.

13. ¿Cómo se practica la crítica textual?

Daniel Wallace, experto en crítica textual, ha realizado de forma sistemática un experimento de reconstrucción de un original a raíz de copias de copias de copias de un texto original, copias que introducen errores involuntarios y también errores voluntarios que se le pide a los copistas que introduzcan.

Wallace ha hecho este experimento más de cincuenta veces. Como mucho, en la reconstrucción del original se ha fallado en 3 palabras, y eso solo en algunas ocasiones. En el resto de las veces, se ha conseguido reproducir íntegro el original palabra por palabra.

Puede verse la explicación detallada de este experimento en el vídeo del padre García de Movellán a partir del minuto 20:42:

A partir del minuto 20:42, una explicación detallada del experimento de Wallace.

14. ¿Cuáles son los criterios de la crítica textual?

Son cuatro:

-criterio de antigüedad: a mayor cercanía de la copia al original, más exactitud; cuanto más antiguas sean las copias, mejor.

-criterio de concordancia: cuantas menos diferencias haya entre los manuscritos, más seguros estaremos de que podemos reconstruir con exactitud el original.

-criterio geográfico: cuanta más distancia geográfica haya de las copias entre sí, más seguros estamos de que reproducen un mismo original;

-criterio de la cantidad: cuantas más copias haya, más seguros estamos de que reproducen el original.

15. ¿Cómo se aplican estos criterios a obras clásicas cuyo carácter histórico nadie niega?

-La Historia romana de Tito Livio fue escrita en el 17 d.C.; la copia manuscrita más antigua que se conserva es del año 900; hay veinte copias.

-La Guerra de las Galias de Julio César fue escrita en el 50 a.C.; la copia manuscrita más antigua que se conserva es del año 900; hay diez copias.

16. ¿Cómo se aplican estos criterios al Nuevo Testamento?

El Nuevo Testamento:

-todos sus libros fueron escritos entre los años 40 y 100 d.C.

-las copias manuscritas más antiguas abarcan desde el año 130 al año 350.

-las copias son concordantes en un 99%.

-las copias proceden de regiones muy distantes: Egipto, Roma, Siria…

-se conservan 5700 copias en griego, 10.000 en latín, 10.000 en otros idiomas como copto, siríaco, armenio, etc.; en total, más de 25.000 copias manuscritas del Nuevo Testamento, algunas de ellas solo copias fragmentarias, pero el resto copias completas.

17. ¿Hay alguna vía indirecta para conocer el texto auténtico de los Evangelios?

Desde el siglo I, los primeros escritores cristianos (San Agustín, San Jerónimo, San Ireneo, San Atanasio) escribieron libros sobre la doctrina cristiana, donde citan continuamente los Evangelios. Hay más de un millón de citas. Se podrían reproducir los cuatro evangelios enteros solo con sus citas.

18. ¿Cuál es el fragmento manuscrito más antiguo que poseemos del Nuevo Testamento?

Son algunos versículos del capítulo 18 de San Juan, encontrados en el papiro P52 por el papirólogo llamado Colin Henderson Roberts (1909-1990) en 1935. Fue compuesta esta copia entre los años 90 y el 150, con la fecha del año 100 como más probable.

19. ¿Cuántas diferencias o variantes hay entre unas copias y otras?

En las 25.000 copias suman entre 200.000 y 400.000 variantes.

20. ¿De qué naturaleza son esas diferencias?

El 99% tienen que ver o bien con una palabra, o bien con la ortografía, o bien con la gramática, y  no cambian el sentido del texto. 

Tres ejemplos: 

Palabras: «Jesús» en unas, «Señor» en otras.

Ortografía: «Juan» con una «n» o con dos «n».

Gramática: en griego, el orden de las palabras no es tan importante como en las lenguas modernas. Por ejemplo, la frase «Jesús ama a Pablo» se puede escribir en griego de más de diez formas distintas, pero se traducirían de la misma forma; muchas diferencias de las copias son de este tipo, del orden de las palabras

El 99% de las variantes son de este tipo. 

En ese 1% donde hay cambios de sentido, no son cambios en la enseñanza doctrinal.

21. ¿Cambian el sentido ese 1% de variaciones distintas?

Los cambios de sentido nunca son doctrinales, sino materiales. 

Por ejemplo, 1 Juan 1, 4:

-unas copias dicen: «Les escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa»;

-otras copias dicen: «Les escribimos estas cosas para que la alegría de ustedes sea completa».

El sentido de ambas frases se contrapone (la alegría es de quien habla en un caso y de quien escucha en otro), pero la contraposición no es doctrinal ni se refiere a ningún hecho relevante.

[Lee en ReL: Las disparidades entre los Evangelios son «prueba de autenticidad», dice un biblista de Jerusalén]

22. ¿Constituyen los Evangelios un caso único?

No hay en toda la historia de la literatura antigua un caso igual al del Nuevo Testamento, ni siquiera que se le acerque. La certeza que tenemos de que las copias nos han transmitido el original es «impresionante», responde Álvaro García de Movellán.

El Nuevo Testamento es el texto de la Antigüedad del que estamos más plenamente seguros de que lo conservamos tal como fue escrito por los autores originales.

Últimas noticias de Jesús‘ de José María Zavala aborda diversas pruebas históricas y arqueológicas que demuestran la historicidad de Jesucristo y del relato evangélico.

23. ¿Contienen los evangelios datos históricos que corroboren su autenticidad?

Los Evangelios ofrecen datos susceptibles de ser contrastados histórica y arqueológicamente. García de Movellán comenta cuatro:

-En Marcos 12, 13-17, se habla de un tipo de moneda muy específica que solo se usaba en un ámbito muy concreto; eso implica un conocimiento directo  de primera mano de los hechos que estaban narrando.

Lucas 3, 1 habla de Lisanias, tetrarca de Abilene, en tiempos del emperador Tiberio; los críticos denunciaban un error, pues el único Lisanias del que había constancia histórica no era tetrarca, sino gobernador de Calcis; hasta que los arqueólogos encontraron una inscripción del tiempo de Tiberio en la cual se nombraba a un Lisanias como tetrarca de Abilene; había, pues, dos autoridades con el mismo nombre y el dato de Lucas era correcto.

Hechos 17, 6 (también escrito por Lucas) habla de unas autoridades llamadas poliarcas, pero no había evidencia de este término hasta que se descubrió un arco del siglo I que decía «En el tiempo de los poliarcas»; y luego aparecieron otras inscripciones con la misma referencia.

Juan 5, 2 habla de la piscina de Betesda, con cinco soportales, pero no se conocía ninguna piscina en Jerusalén con cinco pórticos; hasta que unas excavaciones más profundas descubrieron una piscina con cinco pórticos, tal como estaba descrita en el Evangelio de San Juan.

24. Conclusión

Por todo lo anterior, podemos afirmar:

-que los evangelistas conocieron a Jesús o tuvieron un estricto contacto con gente que lo había conocido;

-que los Evangelios que conocemos fueron efectivamente escritos por los evangelistas que les dan nombre;

-que los evangelistas escribieron sus libros muy poco después -en términos comparativos con la literatura de la Antigüedad- de la muerte de Jesús;

-que se hicieron muchísimas copias, más que de ningún otro libro de la Antigüedad;

-que las copias más antiguas que se conservan son muy cercanas a los originales, por comparación a otras obras de la Antigüedad;

-que esas copias son concordantes entre sí, a pesar de la lejanía geográfica de muchas de ellas;

-que la crítica textual ha podido determinar de manera científica que tenemos la plena seguridad de que los Evangelios que tenemos en nuestra Biblia son exactamente iguales a los originales que hace dos mil años escribieron sus autores.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»