Muchos son humildes de boca, pero no de corazón. Les oiréis decir: «Soy el más miserable de los hombres; merezco mil infiernos.» Y luego si alguno los reprende o les dirige una palabra picante, veréis que al punto se alzan altaneros: son como los erizos, que, apenas se les toca, no muestran sino espinas ¡Cómo! Acabas de decir que eres el más miserable de los hombres, y ¡ahora una palabrita lo convierte en un volcán de ira! «El que es verdaderamente humilde -dice San Bernardo se tiene por vil y despreciable y quiere que los demás le tengan por tal».
San Alfonso María de Ligorio. “El camino de la salvación”
PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD
More Stories
El menos común de los sentidos
Fall River lanza iniciativa para priorizar el bienestar de los sacerdotes
Papa Francisco inaugurará el Jubileo de la Esperanza 2025