En lo que afecta a las bases de la Iglesia, la polarización creciente de los últimos años parece tener una tendencia clara: mientras que los sacerdotes que se definen progresistas en lo teológico se acercan a la irrelevancia -numéricamente hablando- la fidelidad a la pureza doctrinal de la Iglesia parece ser el nuevo marco adoptado por un clero que es, además, más joven.
En los últimos días, Ruth Graham informaba de ello desde el New York Times a través de un estudio elaborado por la Universidad Católica de América que encuestó a 3.500 sacerdotes de los Estados Unidos: mientras que el 80% de los encuestados ordenados a partir de 2020 admiten ser teológicamente “conservadores/ortodoxos” o “muy conservadores/ortodoxos”, ni tan solo un sacerdote ordenado tras el año de la pandemia se definió como «muy progresista».
La tendencia teológica parece ir de la mano de sus consideraciones políticas, pues casi todos los ordenados desde 2020 se definen como «moderados o conservadores«. Algo que contrasta con los progresistas, ordenados tras la década de 1960 y ya ancianos, cuya mitad se describe como «políticamente liberal» y una proporción mayor «teológicamente progresista».
El clero progresista, hacia la extinción
El análisis de la periodista especializada en información religiosa no da lugar a dudas: «En un futuro cercano, el sacerdote católico liberal podría extinguirse en Estados Unidos».
No solo lo dice ella. Católicos considerados progresistas, como el exseminarista y columnista del National Catholic Reporter Michael Sean Winters, confiesa que «en las iglesias hay menos liberales con familias numerosas» y que los padres que tienen más hijos suelen, por lo general, alegrarse de nuevas vocaciones surgidas de sus familias.
Los estudios respaldan la tendencia. En noviembre de 2023, The Catholic Project publicó algunas conclusiones de su Estudio Nacional de Sacerdotes Católicos, un gran informe en el que 10.000 sacerdotes respondieron a cuestiones relativas a la polarización y a la dinámica generacional.
El estudio, que puede consultarse en el portal de The Catholic Project, concluyó que en el primero de los aspectos mencionados, los resultados mostraron «una división significativa entre la autoidentificación política y teológica de los sacerdotes mayores y los más jóvenes».
«La porción de nuevos sacerdotes que se ven a sí mismos como políticamente `liberales´ o teológicamente `progresistas´ ha ido disminuyendo constantemente y ahora prácticamente ha desaparecido», destaca el estudio.
Una disminución que se explica principalmente desde las respuestas sobre afinidad teológica, pues cuando se les pidió posicionar sus puntos de vista sobre los asuntos relacionados con la teología y la doctrina en una escala de «muy progresista» a «muy ortodoxo», más de la mitad de los ordenados desde 2010 se adscribieron a la matriz ortodoxa y ninguno de los encuestados y ordenados desde 2020 se definió como «muy progresista«.
Solo el 1% de los nuevos ordenados se considera «muy progresista»
Aunque el estudio enfrentó la dificultad comparativa -progresista o conservador respecto a qué o a quién-, se ha mostrado que la tendencia en lo político incluye una gran proporción de «moderados», un 52% de los recién ordenados se considera «conservadores» o «muy conservadores» y un 44% de todos los parámetros se definen «moderados».
Algo que contrasta con la identificación teológica, en la que la definición «moderada» o «progresista» tiende a la irrelevancia: un 85% de los sacerdotes más jóvenes se definen «ortodoxos» o «muy ortodoxos», el 14% «moderados» y los progresistas, que en su día llegaron a ser el 68% de los nuevos ordenados, hoy apenas representan el 1%.
Según el informe, los dos momentos que explican el cambio son fundamentalmente dos, el Concilio Vaticano II y la crisis de los abusos sexuales de 2002.
Otro de los rasgos que los autores del informe consideran «más reveladores» es que a pesar de que los nuevos ordenados tienden a ser más conservadores y ortodoxos tanto política como teológicamente, la mayoría de ellos valoran su responsabilidad ante el Papa Francisco.
«No es insurgencia, sino la aceptación de las enseñanzas de la Iglesia»
Algo que concuerda con una de las conclusiones de la periodista Graham del New York Times, que «los sacerdotes jóvenes de hoy no se ven a sí mismos como una insurgencia conservadora, sino como parte de una nueva generación que abraza las enseñanzas de la Iglesia en lugar de restarles importancia en lo que ven como una búsqueda equivocada de una evangelización de gran alcance».
El estudio de The Catholic Project también revela los altos niveles de confianza de los sacerdotes en sus obispos, su liderazgo y toma de decisiones. Aunque de media el 49% de los sacerdotes diocesanos expresa estos elevados niveles de confianza, se observa que esto varía mucho en función de la diócesis, obteniendo algunas un 100% de confianza y otras un 9%.
El motivo, detalla el estudio, se encontraría también en la percepción de los sacerdotes de la afinidad política y teológica: en resumen, las diócesis con más sacerdotes conservadores que cuenten con obispos al frente también conservadores gozan de mayores niveles de confianza, lo que también se traslada a la vertiente progresista.
Frente a una Iglesia acomplejada, la que «anuncia con alegría»
Los sacerdotes y autoridades entrevistadas por Ruth Graham el pasado 10 de julio corroboran los datos del informe de noviembre.
Para Brad Vermurlen, profesor de sociología de la Universidad de Santo Tomás (Houston) e investigador de esta tendencia en el clero, constata que los ordenados desde 2010 «son claramente los más conservadores que hemos visto en mucho tiempo«. También observa que desde 1980, cada nueva hornada de es notablemente más conservadora que la anterior, especialmente en lo referido a temas candentes como la aceptación de las conductas homosexuales o el sacerdocio o diaconado femenino.
Zachary Galante, uno de los sacerdotes recién ordenados entrevistados por Graham, afirmó en este sentido que en el pasado se asistió a una Iglesia que «tal vez pidió perdón por ser católica», pero hoy se extiende la visión de que «la Iglesia es católica, y se debe anunciar con alegría«.
También aborda la tendencia de aceptación de la cultura «secular» o laica en la misma Iglesia, por la que no pocos sacerdotes «suavizaron las expectativas» en aspectos como la ordenación, la convivencia prematrimonial o la vestimenta adecuada para la misa, «en un intento de hacer que la Iglesia pareciese más acogedora y que sus enseñanzas fuesen más fáciles de aceptar. Muchos sacerdotes en los años 70 y 80 miraban el mundo y decían: `El mundo está cambiando y nosotros también necesitamos cambiar´».
Una visión que, en su opinión, no funcionó: la pérdida de fieles generalizada en la Iglesia no se muestra solo en las grandes memorias de las conferencias episcopales, sino en el día a día. En el caso de Galante, de sus compañeros que eran católicos en su escuela primaria -también católica- hoy solo 30 practican la fe.
Cambia el mundo, no la fe
«Tal vez seamos más conservadores ahora porque la cultura se ha movido, no porque nosotros nos hayamos movido», considera Galante.
David Sweeney, ordenado con Galante a sus 31 años, lo ejemplifica mencionando el respaldo al matrimonio homosexual por el expresidente Obama, resultando inimaginable que hoy el líder demócrata del país no comparta esta opinión.
«Es un principio fundamental de nuestra fe, pero nuestra cultura ha cambiado drásticamente en los últimos 12 años. Si decimos que nos aferramos a la verdad eterna, a algo que no cambia, y el mundo cambia, supongo que ahora yo he cambiado en mi relación con el mundo», menciona Sweeney.
La ortodoxia, responsable de la conversión, según los evangelizadores
La mayor juventud y el «giro» conservador de los sacerdotes en Estados Unidos no lo plasman solo los mismos ordenados o las grandes encuestas. También lo observan los propios evangelizadores.
Tras el «boom» de conversiones registradas este año en Estados Unidos en la Vigilia Pascual publicado en Religión en Libertad, recogíamos la opinión de algunos responsables de catequesis y evangelización al respecto. En el caso de Jason Whitehead, director de evangelización y catequesis de la diócesis de Fort Worth -una de las que más crecieron este año en conversiones- opina que detrás del boom de nuevos católicos se encuentran sacerdotes jóvenes que son además «fieles, enérgicos y dispuestos a hacer cualquier cosa».
Según una encuesta encargada por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos y publicada el pasado 15 de abril, de los 400 seminaristas encuestados que se ordenan este año, cerca de la mitad tienen alrededor de 30 años.
Para Whitehead, la ortodoxia y fidelidad al Evangelio también están detrás del «boom» de conversos. Él mismo, como converso exbautista, recuerda que durante su preparación para ingresar a la Iglesia veía como muchos abandonaban la formación «porque no se les estaba ofreciendo la verdad del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia», lo que hoy se ha propuesto combatir.
Desde que en enero de 2022, cuando ocupó su actual puesto, Witehead reconoció el compromiso de la diócesis por «mantener intacto el depósito de la fe» y su voluntad personal de «transmitir esa fe en su totalidad y en su pureza, sin minimizarla ni diluirla». «Cuando te enfrentas a las corrientes del mundo y defiendes lo que Cristo enseñó, eso nos hace a todos mejores. Nos llama a todos y cada uno de nosotros a salir de nosotros mismos y a convertirnos, cooperando con la gracia de Dios, en santos», expresó a North Texas Catholic.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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