Los obispos de la República Democrática del Congo (RDC) han expresado su profunda preocupación por la creciente ola de violencia y las masacres que están afectando a diferentes regiones del país, condenando enérgicamente la falta de respeto por la dignidad humana. La declaración surge tras la fuga masiva de la prisión de Makala en la capital, Kinshasa, ocurrida el 2 de septiembre, en la que murieron cientos de personas.
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