El Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) pidió el jueves que la comunidad internacional garantice el derecho de los armenios huidos de Nagorno Karabaj en las últimas semanas a regresar a esta región y que «alivie la emergencia humanitaria» que supone la llegada de más de 100.000 refugiados a Armenia.
Hace unos días Azerbaiyán, país musulmán de 10 millones de habitantes, atacó y ocupó la región de Nagorno Karabaj, de población armenia cristiana, logrando una rápida victoria militar. A toda velocidad, decenas de miles de ciudadanos de etnia armenia tomaron lo que pudieron y se pusieron en marcha hacia la vecina Armenia, conectada por una carretera de montaña. Armenia tiene menos de 3 millones de habitantes, un tercio de los que tiene su agresivo vecino musulmán.
Sin tratado de paz
Los obispos europeos se han pronunciado mientras se reunían en Granada los representantes de la Comunidad Política Europea. Se pensaba que a Granada acudirían los líderes de Armenia y Azerbaiyán para firmar un tratado de paz, pero el miércoles se supo que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y su aliado el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, no iban a participar en el encuentro.
Aliyev había considerado la posibilidad de participar en las conversaciones con los líderes de Francia, Alemania y Armenia y el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, pero había solicitado que también estuvieran presentes representantes de Turquía. La petición no fue aceptada por Berlín y París que, por el contrario, anunciaron que seguirían suministrando equipamiento militar a Armenia, lo que irritó aún más a Azerbaiyán.
«Derecho a regresar a las tierras donde crecieron»
Los obispos europeos exhortan a que «los organismos internacionales encuentren una solución negociada que garantice la seguridad de los desplazados y su derecho a regresar a las tierras donde crecieron con sus tradiciones».
También piden que «la emergencia humanitaria se resuelva con soluciones que pongan en el centro de las decisiones a la persona humana, y no intereses políticos». También recuerdan las «resoluciones internacionales que pedían libre acceso al corredor de Lachin», bloqueado por activistas azeríes desde hace dos meses.
Ya en 2020 hubo otra fase de guerra entre Armenia y Azerbaiyán, y Armenia perdió ya entonces buena parte del territorio poblado por armenios en Nagorno Karabaj. Militantes azeríes bloquearon el corredor de Lachin, única conexión entre esta región y Armenia suscitando una crisis humanitaria.
Monumentos cristianos dañados
Los obispos europeos recuerdan que en el territorio que Azerbaiyán conquistó en 2020 había, según una resolución del Parlamento Europeo, 1.456 monumentos armenios que se habían visto dañados por la guerra, incluyendo valiosos monasterios antiguos. Los obispos piden ahora, por lo tanto, monitorizar que se proteja el patrimonio cristiano de Nagorno Karabaj.
Nagorno-Karabaj, también llamado Artsaj o Alto Karabaj, es una zona de mayoría armenia y cristiana que quedó encuadrada dentro de la República Soviética de Azerbaiyán, de mayoría azerí y musulmana, por decisión de Stalin a principios del siglo XX.
Los funcionarios de Azerbaiyán aseguran que garantizarán «igual libertad y derechos independientemente de la afiliación étnica, religiosa o lingüística», pero tras décadas de tensiones y experiencias previas casi nadie les cree y los armenios que han podido han huido con lo puesto.
Armenia se ve con la crisis de afrontar un invierno de montaña con 100.000 refugiados recién llegados.
Según Tigran Grigoryan, director del Centro Regional para la Democracia y la Seguridad, un think tank de Ereván, la población local se siente «fundamentalmente abandonada por el mundo entero, por la comunidad internacional y en parte por el gobierno de Armenia».
Una ciudad fantasma, sólo ancianos y enfermos mentales
Marco Succi, jefe del equipo de intervención rápida del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), dijo que el 22 de septiembre se encontró con una «situación surrealista» cuando llegó a la ciudad más grande de Karabaj, llamada Stepanakert por los armenios y Khankendi: «La ciudad se ha vaciado, está casi desierta», explicó a AsiaNews. «En este momento quedan algunas decenas de personas que no quisieron irse o personas vulnerables que no pudieron escapar, en su mayoría ancianos, pacientes postrados o personas con discapacidad mental», algunos de ellos gravemente desnutridos.
Las redes de comunicación están cortadas y los que se quedaron no tienen la posibilidad de contactar a los que abandonaron la región. «La red eléctrica sigue funcionando, lo mismo que la red de agua, pero no sabemos la calidad del agua», continúa Succi. «Los hospitales no funcionan, sólo hay cinco ambulancias azerbaiyanas que operan de forma limitada».
El CIRC, presente en Nagorno-Karabaj desde que comenzaron las tensiones en 1992, actúa como organismo neutral entre Armenia, que siempre ha contado con el apoyo de Rusia, y Azerbaiyán, y se ocupa de la evacuación de los heridos y la búsqueda de los desaparecidos. El próximo paso es llegar a las ciudades y los pueblos afectados por la última fase de la ofensiva, añadió Succi: “Estamos evaluando con las autoridades de facto si podemos llegar a esas localidades y cuándo. Allí también esperamos encontrar personas tan vulnerables como las que quedan aquí. En cuanto a los muertos, será necesario proceder a la identificación y luego garantizar un entierro digno», explicó el jefe del equipo de la Cruz Roja.
“En caso de conflicto armado, como ocurrió la última vez en 2020, siempre fue posible proceder a operaciones de búsqueda y rescate con un equipo formado por azeríes, armenios y rusos que se encontraban presentes como fuerzas de paz. Quisiéramos pedir que ahora se vuelvan a formar esos equipos».
Karekin II es el Catholicos de la Iglesia Apostólica Armenia (en muy buenas relaciones con Roma, pero no en plena comunión).
El Patriarca armenio critica «la respuesta del mundo»
El líder de la Iglesia Apostólica Armenia, el Catholicos Karekin II, denunció el pasado 1 de octubre que «la respuesta del mundo a las acciones agresivas y genocidas de Azerbaiyán fue inadecuada», considerando que también la división entre los políticos armenios llevó a «la pérdida de Artsaj». Designó el 1 de octubre como «día de oración por Artsaj» y pidió a los cristianos armenios ser «amables y serviciales con nuestros hermanos exiliados, consolándoles en su dolor y sufrimiento y mostrando el cuidado necesario a sus necesidades».
Aunque la Iglesia Apostólica Armenia tiene unos 9 millones de miembros, sólo un tercio vive en Armenia, y el resto están extendidos en una enorme diáspora internacional.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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