21/01/2025

Lydia Jiménez, directora de las Cruzadas de Santa María, recibe la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice

Lydia Jiménez, presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) y directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, ha recibido la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice en reconocimiento a su trayectoria en las Cruzadas de Santa María.

Su actividad en la institución se alarga desde 1965, año en que conoció al padre Tomás Morales, fundador de las Cruzadas de Santa María, pocos meses después de su llegada a Madrid para estudiar Ciencias de la Educación y Filosofía en la Universidad Complutense. En aquel tiempo inició y asentó diferentes proyectos educativos y pastorales, labores que pueden apreciarse en doce países, repartidos por África, América y Europa, esperando la próxima apertura de una nueva fundación en Filipinas, según recoge el portal de las Cruzadas de Santa María.

Abrió la primera casa de las Cruzadas en América en 1986 en Perú. Desde entonces, se han ido sucediendo las fundaciones, especialmente en países de América y Europa, pero también en otros países como Camerún o Cuba.

Jiménez ha dirigido numerosas tandas de ejercicios espirituales a chicas jóvenes según el modo ignaciano, dedicándose incansablemente a la formación de cada una.

Ha promovido la creación del “Instituto Berit de la Familia” en España y América Latina, del que es Directora desde 1998. Desde mayo de 1999 hasta 2016 ha sido consultora del “Dicasterio para los laicos, familia y vida” y, a partir de 2001, consultora de la “Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de Vida Apostólica”.

También ha sido presidenta de CEDIS (Confederación Española de Institutos Seculares) en dos ocasiones.

En octubre de 2012 participó como auditora en el Sínodo de los Obispos convocado por el papa Benedicto XVI sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana.

Al cumplirse los 25 años de la aprobación pontificia y el jubileo de las Cruzadas de María, Jiménez agradece la entrega por el Papa Francisco de la insignia que es además una de las máximas distinciones que puede recibir un católico: instituida por León XIII en 1888 y es concedida por el sumo pontífice para reconocer un largo y excepcional servicio a la Iglesia católica y al Papa.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»