«La historia la escriben los vencedores, las potencias protestantes falsificaron la historia, y por supuesto falsificaron la historia de la conquista española de América. A esa jauría de potencias que falsificaron la historia, para presentar a España como la nación más abominable del mundo, se unió después de 1789, por odio al catolicismo, la Francia revolucionaria. Cuya máxima no fue en realidad ‘Libertad, Igualdad y Fraternidad’ sino: Descatolización o Guillotina»
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