Pablo José Barroso es el gran impulsor detrás de Max, la película para toda la familia que se estrena en los cines de España el 15 de noviembre y el 14 de noviembre se estrena en Guatemala, Panamá, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Perú. Y pocos días después llegará a Ecuador (el 26 de noviembre).
Conocido por las películas El Gran Milagro y Cristiada, este cineasta mexicano explica a ReL que las semillas para esta película se sembraron en un lugar a la vez terrible y santo: la celda misma donde San Maximiliano Kolbe murió de hambre en el campo nazi de Auschwitz.
«Visité Polonia y Auschwitz porque me llevó mi esposa, y fue una experiencia fuerte. Estuve en la celda donde murió San Maximiliano. Y luego empezaron a llegarme signos, señales, un guion, indicios… Creo que nos escogió él. Pero, al final, hemos tardado más de doce años en poder hacer la película», detalla.
Pablo José Barroso con el cardenal Aguiar Retes, de México.
Barroso destaca que Kolbe «es un santo muy actual, que estuvo metido en medios de comunicación, que es lo hacemos en Dos Corazones Films. También fue un sacerdote ejemplar, no solo con palabras sino con su vida recta. Hoy la figura de los sacerdotes está muy atacada. Y nos apoyamos en la gente que hizo la animación de El Gran Milagro, que tenía ganas de actualizarse».
El joven Kolbe visita a niños hospitalizados en la película Max.
Lo celestial y el mundo visible
El cineasta insiste en que la película no es para niños, sino para toda la familia. «Usar dibujos animados tiene sus ventajas. Por ejemplo, queda bien cuando se juntan cosas del mundo espiritual con cosas del mundo físico, visible. Con imagen real habría sido más complicado».
El gran tema de la película, explica, es mostrar al santo, que busca siempre acercarnos a Jesús y lo hace a través de María. «Nos parece importante su consagración a María, y la Medalla Milagrosa, que Kolbe regalaba a todos. Y también damos relevancia a Jesús en la Eucaristía… a veces hay católicos que pasan ante el Sagrario como si fuera, no sé, una cafetería», lamenta el autor.
La película conecta con el espectador a través de unos personajes de nuestra época. Gunter, un señor anciano y viudo, vive solo. Por circunstancias tiene que tratarse con un joven atolondrado y enamorado que no sabe qué hacer con su vida. Gunter le hablará de Kolbe: le contará su infancia traviesa, la experiencia espiritual que vivió con la Virgen, su paso por el seminario, su vida en las misiones en el Japón imperial, su fundación de comunidades en Polonia, su paso por Lourdes, y también su final de entrega y bondad en el campo de Auschwitz, su sacrificio.
Una película que toca el corazón
La película ya se ha exhibido en cines de México y de Brasil con éxito. «La gente nos dice que les toca el corazón, y eso es lo que queremos: hacer llegar el Evangelio con estas historias». «Y mostramos a la Virgen, que lleva de la mano a Max. A Ella la vemos y, claro, es un reto, ha de ser lo más bonita posible. A eso ayuda también la animación», añade.
«Hemos querido dar grandes valores de producción a esta historia: tiene una música espectacular, con gente que nos ayudó con los de coros de Cristiada y música original de Mark McKenzie que trabajó en Spiderman e hizo la música de El Gran Milagro. Él entiende la emoción celestial, y también la música contemporánea, más dinámica, que envuelve desde el primer momento».
Para niños y para mayores
«A los niños les puede llamar la atención la curiosidad, diríamos, científica de Kolbe cuando era un niño travieso. Los jóvenes quizá se interesen más por su reto, que plantea: ‘¿qué estás dispuesto a hacer hoy?’. También les puede hacer gracia la historia de Diyey y su novia, y como él va a cambiar su día a día».
Hay una historia de ‘chico conoce chica’ en la película Max sobre Maximiliano Kolbe.
Y está Auschwitz, uno de los sitios más impregnados de maldad de la tierra. «Fuimos muy rigurosos, estuvimos allí y hablamos con los franciscanos del lugar. En nuestra película no la mostramos con tanta dureza, pero sí vemos hambre y frío. La música nos lleva a otra dimensión, con un violinista espectacular. El violín aporta mucho ahí. Bajamos un poco la intensidad de Auschwitz para facilitar que pueda ver la película toda la familia».
¿Qué pensarán de esta historia los espectadores de países no cristianos? «Es una historia que dice que el amor lo puede todo. Es un tema universal, es una vida real, con guerra, sacrificios, un acto heroico que emociona. El Gran Milagro, que era una película sobre la misa, la vieron en Honk Kong y en Madagascar, gustó a gente muy distinta. Con uno que se acerque a Dios hay fiesta en el Cielo. Las historias de santos como Kolbe ¡no sabes cuánto pueden llegar a la gente!
El dibujo animado y el cine espiritual
Tecnológicamente, Max es una película que se puede ver en 3D y en estereoscopía, con gafas especiales que le dan un relieve espectacular. Barroso advierte de que «ahora con la tecnología de IA el cine de dibujos puede cambiar mucho. Una tentación en el cine de animación es que puedes volver una y otra vez a retocar cosas, y nunca acabas tu película. En imagen real, hoy los jóvenes ven cosas asombrosas, como Los Vengadores, con sus efectos especiales, y también piden mucho a la animación moderna».
El ciclo de vida de las películas de dibujos animados hoy es bastante desconcertante. «Lo que siempre importa es que la gente vea la película en la sala de cine: eso influye en las otras ventanas. Antes, del cine pasaban a DVD, al Pay per View, etc… Ahora es una incógnita. Hay películas que no llegan ni a plataformas. El cine cristiano genérico, o protestante, tiene más espacios que el específicamente católico, porque no entra en los circuitos de Hollywood».
En este marco, los cineastas católicos necesitan siempre que el público vaya a las salas de cine y los apoye pagando entrada y viéndolo en salas.
La animación es una herramienta que aún tiene mucha versatilidad. Por ejemplo, Barroso comenta que se puede usar también en los docudramas, que últimamente se usan en el cine católico para combinar temas y testimonios. «Vi, por ejemplo, el trailer del Apocalipsis de San Juan, con muchas escenas de animación. Eso quita la monotonía de si se usa pintura clásica o escultura».
La complicación de la animación es, primero, tener el dinero. Después, contar con un estudio de animación con tiempo para ello. «En México trabajamos con dos, IMagica e ImagineAction. En España también hay gente con mucho talento en animación», añade.
Más proyectos con santos
Barroso, que ya tiene mucha experiencia de cine, advierte que «pocas películas [cristianas] de verdad regresan el dinero invertido. Cada vez que termino una película digo a mi familia que será la última», se ríe. Pero eso no le impide seguir pensando en proyectos y mover guiones.
Empieza a enumerar ideas que tiene en la cabeza y en algunos cajones: una historia sobre el santo obispo mexicano Rafael Guízar, de la época cristera- Y otra, sobre la monja palestina Mariam Baouardy, a la que describe «como el Padre Pío pero en Medio Oriente, y que habla mucho del Espíritu Santo». También piensa en la vida de los Macabeos, de la Biblia. Y en la historia de la Medalla Milagrosa y santa Catalina Labouré (un tema en el que ya trabajan en Bosco Films). «Siempre lo que cuesta es la financiación», admite.
Más sobre la película y listas de cines para verla o solicitarla: https://maxlapelicula.com
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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