No tiene pérdida para cualquiera que se aproxime a la Plaza de San Pedro por la Via Conciliazione: a la izquierda, en una ubicación privilegiada, se abre Mondo Cattolico una tienda que es todo un clásico para los peregrinos y turistas que viajan a Roma.
A la izquierda de la foto, la entrada a Mondo Cattolico, testigo activo de todo cuanto sucede en torno al Vaticano. Foto: Google Maps.
El negocio lleva ahí desde 1952 -ya más de setenta años y siete Papas– pero existe desde 1898 -sumemos cuatro Papas más- y además se asoma a todo el mundo con sus productos a través de su página web.
Hemos querido conocerla por dentro. No solo lo que el cliente ve, sino todo el trabajo que hay detrás y el espíritu que inspira a quienes lo llevan a cabo: un equipo de cuarenta personas entre la gerencia, los dependientes y el personal de almacén. Con gran importancia de la parte femenina, con un par de empleadas con nada menos que treinta años de antigüedad en el negocio.
[Lee en ReL: La tienda de objetos religiosos Mondo Cattolico, una visita obligada junto a la Plaza de San Pedro]
Nos lo explica Eleonora Pusceddu, la cuarta más veterana, conocedora de todos los detalles del día a día en Mondo Cattolico. Empezó en 2006 en las imponentes salas de la tienda y desde hace unos años colabora en la atención a la página web, una rama de negocio de importancia creciente.
-¿Qué se siente al trabajar en un lugar privilegiado, tan cercano a los grandes acontecimientos de la historia de la Iglesia?
-¡Sí, el marco es impresionante! Y es un trabajo en el cual la presencia debe ser constante.
-¿Es intenso?
-No existen los periodos de vacaciones tradicionales. La Navidad, el Año Nuevo, la Pascua y otros días festivos no suponen un alto en el trabajo, como en tantas otras profesiones. ¡En compensación puedes tener vacaciones cuando otros descansan!
-¿Se acostumbra a tratar con gente tan distinta en una actividad incesante?
-La clientela es muy diversa, proviene de todos los rincones del mundo. Hay días en los cuales, si no es con mis compañeros, no hablo mi lengua y tengo la impresión de estar en el extranjero. Los que vienen de fuera llegan cargados de entusiasmo y abrumados por las bellezas del Vaticano. Los peregrinos entran en gran número para comprar un recuerdo. La venta no es difícil, pero a menudo exige una empatía que no siempre se consigue. Sin embargo, puedo afirmar que todo cliente te deja algo…
Cada cliente se lleva algo… y deja algo.
-¿A qué se refiere?
-No hablo a nivel económico, sino sobre todo a nivel emocional y cultural, para bien y para mal.
-¿Cuál es el objeto más demandado?
-Si tuviese que elegir el vencedor, “the winner is…” el Rosario. Es el objeto devocional más querido y buscado. No hace falta decir que existe una variedad infinita. No pensemos en el clásico Rosario montado sobre una cuerda que se usaba antes.
El Rosario, producto estrella en decenas de materiales y formas.
-¿En qué, pues?
-El Rosario se ha convertido en una auténtica joya, no solo para rezar sino para llevarlo puesto. Un auténtico “must”, incluso para los más jóvenes. Los hay según los gustos de los diferentes pueblos que compran en la tienda.
-¿También en eso hay tendencias?
-El rosario compuesto de pétalos de rosa, por ejemplo, es muy querido por el pueblo suramericano. El de Norteamérica tiene una predilección particular por los rosarios de piedra y cristal. Los europeos se decantan por gustos similares a los norteamericanos. La cuenta de piedra, también vinculada a otros cultos y religiones, es siempre muy querida por los católicos.
Es imposible no encontrar en estos estantes algo que no mueva a la devoción o -para quienes solo buscan un recuerdo del viaje- la evocación o la admiración estética.
-¿Le ha impactado algún cliente en particular?
-Recuerdo uno no muy lejano, de una delegación de nativos americanos que vinieron a Roma para ver al Papa durante una audiencia especial programada por el propio pontífice. Ya de forma más específica, Mondo Cattolico puede presumir de haber acogido a innumerables personajes públicos ligados al mundo del espectáculo, de la política y del deporte… ¡aunque, por razones de privacidad, no te puedo dar nombres!
-¿Cómo selecciona Mondo Cattolico los productos que vende?
-Es un auténtico intercambio de información entre la tienda y el almacén, que tiene lugar en varias fases. Primero, cada diez o quince días, el personal de almacén inspecciona la sala acompañado por los responsables de los diversos departamentos, analizando y evaluando los productos vendidos. Segundo, se convoca a los proveedores en presencia de los responsables de almacén y de los departamentos, para un ulterior análisis sobre los productos vendidos y la eventual adquisición de nuevas propuestas. Tercer paso, la adquisición se finaliza y aprueba. Y por fin, una vez llegan los productos, el equipo compuesto por dependientes y almacenistas reordena y reevalúa los artículos adquiridos.
En Mondo Cattólico gozan de un amplio especio las artes plásticas.
-Una continua atención a la demanda y a cómo responder a ella…
-Parece un proceso largo, pero en realidad es muy sencillo. Su simplicidad se debe a la sólida relación de equipo que se ha creado entre los dependientes de la sala y los empleados del almacén. Es esencial la experiencia de las dependientas, que todos los días se encuentran ante una multitud de personas provenientes de los ángulos más dispares de la Tierra, y el buen trabajo del almacén, que cataloga de forma precisa y minuciosa nuestros productos. ¡Todo es cuestión de coordinarse!
Los dependientes (mayoritariamente mujeres) de Mondo Cattolico son los expertos ojos y oídos del negocio para saber qué quiere su público.
-¿Hay también una vivencia común de fe?
-No, la fe es algo íntimo. Yo no soy creyente. ¡Te lo estoy contando todo…! Siento, en cualquier caso, una gran pasión por el Jesús histórico.
-En cualquier caso, ustedes trabajan al ritmo de los grandes momentos litúrgicos del año y de los grandes acontecimientos de la vida de la Iglesia…
-No se puede no citar la Navidad. Asistimos todos los años a la creación del belén y del árbol y a su inauguración. La Navidad de Mondo Cattólico comienza cuando, al son de las notas musicales, la gente acude a la Plaza de San Pedro a la espera que el nuevo nacimiento y el nuevo árbol que adornarán la Plaza durante tres semanas sean desvelados al resto del mundo.
-Un momento singular…
-Debo decirte que es bastante emocionante, quizá la música contribuye a hacer más mágico el evento. Ahora que pienso en ello, la música y los cantos son una constante en la basílica. Entre festividades religiosas, eventos particulares, conmemoraciones, beatificaciones y canonizaciones, ¡quizá hoy habría podido dedicarme a la música! Y ahora que te he citado las canonizaciones, me he acordado de la de San Juan Pablo II. Un auténtico ‘asalto’ por parte de los creyentes. No asistí personalmente a su funeral, pero me dijeron que fue una riada.
Mondo Cattolico presta un servicio muy demandado en los pedidos ‘on line’: la bendición de objetos los domingos, cuando el rezo del Ángelus.
-Y de todos esos momentos, ¿cuál le atrae más?
-Entre los eventos religiosos que más aprecio, está, para mí, la Pascua. La Plaza de San Pedro se transforma en un jardín florido. Como habrás podido advertir en mis últimas respuestas, he citado varias veces la Plaza de San Pedro y los diversos eventos religiosos. Me era imposible no hacerlo, visto que todo acontecimiento de nuestros queridos vecinos repercute en Mondo Cattolico.
-Cónclaves incluidos, supongo…
-Aún recuerdo la elección del Papa Francisco y la sensación y el asombro ante la noticia de la renuncia de Ratzinger. Acontecimientos estos últimos que han marcado la historia de la Iglesia y de nuestra humilde actividad, que desde hace años presume de una ubicación tan extraordinaria.
Fotografías: Mondo Cattolico.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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