Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, se ha unido al cada vez más númeroso grupo de obispos que no tiene la más mínima intención de bendecir uniones pecaminosas. En declaraciones a los medios ha asegurado que no bendecirá parejas homosexuales y su archidiócesis mantendrá la doctrina de la Iglesia sobre el «verdadero matrimonio y las uniones irregulares».
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