16/11/2024

Muere el sacerdote Pedro Trevijano, colaborador de Religión en Libertad desde la primera hora

Este jueves, víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, falleció a los 85 años de edad, a consecuencia de las complicaciones pulmonares consecuencia de un cáncer, el sacerdote Pedro Trevijano, colaborador de Religión en Libertad desde sus orígenes.

Su cuerpo será velado en el tanatorio San José de Logroño el viernes 8 de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 21.00 horas. 

La misa funeral por su eterno descanso se celebrará en la concatedral de Santa María de La Redonda (Logroño) el sábado día 9, a las 12.30 horas. A continuación se realizará el entierro en la intimidad.

Fidelidad y compromiso

Pedro Trevijano empezó a escribir en ReL en los primeros números y prestó siempre a este portal de evangelización una ayuda entusiasta y generosa. Rigurosamente fiel a su compromiso, cada martes llegaban sus artículos a la sección de Opinión, ofreciendo un punto de vista cristiano, resultado de su sólida formación teológica, sobre los avatares de la Iglesia, de España y del mundo, apoyando siempre todas sus afirmaciones con citas de los Papas, del Catecismo y del Magisterio.

En las últimas semanas, cuando ya no estaba en disposición de escribir, y para no faltar a su cita con los lectores de cada martes, nos pidió que rescatásemos artículos antiguos que conservasen su actualidad. Lo que nos sirvió para calibrar, una vez más, la extensión de los temas tratados en cerca de ochocientas colaboraciones, y la profundidad de su perspectiva.

Por esa calidad y fidelidad, había recibido en 2021 el Premio Religión en Libertad en la categoría Letras Breves.

Una formación académica impresionante

Nacido en Logroño en 1938, fue ordenado sacerdote en 1963. Tenía dos licenciaturas civiles (Derecho, cursado en Valladolid, y Filosofía, cursada en Comillas), dos eclesiásticas que estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana (Derecho Canónico y Teología) y era doctor en Teología Moral por la Academia Pontificia Alfonsiana. 

Pasó nueve años en Roma completando esta intensa formación. A su regreso a España compaginó sus ministerios parroquiales (era sacerdote en la concatedral de Santa María la Redonda) con la docencia en varios institutos de enseñanza media de su Rioja natal, donde daba clases de religión. 

Por su formación como moralista, pero sobre todo por su vivida vocación sacerdotal, era un gran servidor del confesionario, al que dedicó innumerables horas. Por su dedicación a temas de moral sexual y de educación, fue asimismo un consejero familiar muy querido en su diócesis.

Una voz profética sobre la ideología de género

Escribió una gran cantidad de colaboraciones periodísticas en medios de prensa escrita y digital y varios libros. Entre ellos, una monumental Orientación cristiana de la sexualidad dirigida a sacerdotes y laicos, y libros sobre la ideología de género, cuyo peligro fue uno de los primeros en denunciar en España, no solo e incansablemente en sus columnas, sino en libros como Relativismo e ideología de género o Lo que un católico debe saber sobre la ideología de género, que quiso difundir en descarga gratuita.

Presentación de ‘Relativismo e ideología de género’ en 2015, en un acto con su editor, Álex Rosal, y el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Juan José Omella, quien acababa de ser nombrado arzobispo de Barcelona.

Dos ideas sobre la ideología de género en las que insistía mucho era, en primer lugar, su caracterización como «la moral del diablo«, porque es, en todo, la moral inversa de la Ley de Dios; y, en segundo lugar, su visión profética de que la muerte de esa ideología sería el deporte femenino, del que están naciendo precisamente las primeras reacciones masivas ante la abusiva competición de hombres contra mujeres.

«Cuando nos separamos de Dios, acabamos haciendo toda clase de majaderías«, comentaba con franqueza a ReL en una entrevista meses atrás.

En un artículo en ReL escrito por él mismo el pasado febrero, con motivo del sexagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal, Pedro Trevijano resumió así su vida: «Si pudiese echar marcha atrás y volver a plantearme del todo mi vida, sería de las cosas que tengo más claras: volvería a ser sacerdote, pues estoy encantado de haberlo sido y continuar siéndolo. Sin duda alguna, creo ha merecido la pena apostar la vida por Cristo«.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»