10/11/2024

Ni «secuestrado» ni busca la igualdad: una filósofa desmonta el «feminismo anticristiano» en 8 pasos

En términos demográficos, tanto el feminismo como el «machismo» gozan de reducidos «militantes», si se acepta la versión oficial de ambas corrientes. La Real Academia Española define al feminismo como la doctrina «favorable a la mujer a quien concede derechos reservados antes a los hombres» o que «exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres». Según IPSOS, un 53% de los españoles se declaraba feminista en 2023, lo que equivaldría a cerca de 26 millones. Eso sí, cuando se pasa de las palabras a los hechos, apenas el 5% se define como «muy activo».

En el caso del machismo o «actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres«, un indicador podría ser el del número de personas condenadas por violencia doméstica -o de género-, que según el Instituto Nacional de Estadística suman poco más de 43.000 personas en 2022. Suponiendo que cada denuncia fuese a un agresor distinto, se podría hablar de un 0,08% de la población militantemente machista.

Teniendo en cuenta estas cifras, y a pocos días de que se celebre el día mundial de la mujer este 8 de marzo, no son pocos los especialistas que observan cómo la base social del feminismo está creciendo. Y por raro que parezca, uno de sus principales «caladeros» es el de los católicos. Al menos en lo que a hábitos y prácticas feministas se refiere, como el aborto, la renuncia a la maternidad o el uso de anticonceptivos, según Carrie Gress. La católica, madre y escritora estadounidense tiene autoridad para exponer esta tesis, pues es una de las mayores expertas internacionales actuales en el estudio del feminismo, que ha plasmado en varios libros publicados. El último,  The End of Woman: How Smashing the Patriarchy Has Destroyed Us –El fin de la mujer: como aplastar el patriarcado nos ha destruido.

En una de sus últimas entrevistas concedidas al podcast de Cy Kellett, Gress se ha dirigido a todas aquellas mujeres cristianas para alertar de cómo está penetrando con fuerza, también en entre los fieles católicos, el rechazo de la feminidad y la fertilidad, el uso de anticonceptivos o el aborto, hasta el punto de hacerlo «al mismo ritmo que la cultura normal«.

La escritora admite que «sería maravilloso poder decir que el feminismo solo está ahí para ayudar a las mujeres». Pero tras años de investigación, observa que la realidad es muy distinta, y lo es  desde sus mismos orígenes o «primera ola», como se conoce a las feministas ilustradas y de la Revolución Francesa.

Extraemos 8 ideas que Gress dirige a hombres y mujeres católicas en relación al feminismo:

1º La realidad del feminismo «sin edulcorar»

Uno de los aspectos sobre los que comienza llamando la atención es que, aunque no empezó a estudiar el feminismo «para desacreditarlo», no tardó en llegar a la conclusión de que «en realidad, es la  ideología más mortífera de la historia de la humanidad«, al margen de la «visión edulcorada que tenemos». Algo que se muestra teniendo en cuenta que en 2023 se registraron 44 millones de abortos y que el feminismo es «el aparato» necesario para llevar esta industria al mundo.

2º La pregunta correcta: ¿Cómo ser mujer… o cómo ser hombre?

La escritora destaca que, desde los orígenes del feminismo, sus representantes comenzaron «con la pregunta equivocada» de «cómo ayudar a las mujeres a ser como hombres» en lugar de «cómo ayudar a la mujer». De esta forma, Gress lamenta que solo hay que «mirar alrededor» para ver cómo una «pregunta incorrecta» ha llevado a la respuesta incorrecta.

Consigue El fin de la mujer: cómo aplastar el patriarcado nos ha destruido, de Carrie Gress. 

«No podemos definir qué es una mujer porque hemos tratado de eliminar nuestra fertilidad y rechazamos la maternidad en todas las formas en que se expresa. El feminismo ha tratado de convertir a las mujeres trabajadoras en trabajadoras perfectas. Y por supuesto, para ser un buen trabajador, tenemos que abortar. Esos dos temas -fertilidad y feminismo- están muy unidos», subraya. Solo así se entienden estudios como el de Erica Komisar, conocedora de multitud de mujeres que han perdido el instinto de empatía por sus hijos al convertirse ellas  «en el centro de atención». 

3º  El feminismo no está «secuestrado»: un hombre lo «escribió» así

Durante su investigación, Gress relata su asombro cuando, «buscando citas» para su libro en la primera ola del feminismo encontró representados los tres pilares del mismo, que resume en «lo oculto, el igualitarismo y la lucha contra la familia nuclear y el amor libre».

«Escuchamos una y otra vez que el feminismo fue secuestrado en la segunda ola, pero encontré todas esas ideas en la primera. Y en realidad fueron articuladas por un hombre, Percy Shelley: el igualitarismo, el amor libre y el ocultismo estaban en Shelley -yerno de la feminista Mary Wollstonecraft y marido de la autora de Frankenstein- desde el principio», subraya. Un Shelley que, entre otras propuestas, ya propugna en Laon and Cythna «el amor libre y anticristiano» y su intento de «reescribir el Génesis» y presentar a Eva «como una heroína».

4º «Endulzando» el feminismo: la igualdad proviene del cristianismo

Gress afirma que contemplar el feminismo como «la igualdad de las mujeres» solo contribuye a «endulzar» lo que de verdad implica. Frente a este error, la escritora asegura que la verdadera igualdad «proviene del cristianismo», pues «es de donde vino, [la igualdad] fue en Cristo» y eso es algo plasmado en la misma Biblia, en la Virgen María o en las santas.

«Pero lo que ha hecho el feminismo  es despojarnos de nuestra identidad fundamental que es la maternidad, y no solo biológica o adoptiva. En términos amplios, las mujeres son psicológicamente madres y espiritualmente madres. Es un concepto más genérico, que nos han arrebatado», lamenta.

5º «Nos hace infelices porque vivimos contra nuestra naturaleza»

Es en este punto cuando Gress admite que le gustaría pensar en el feminismo como el concepto «simple, superficial y poco profundo» que pretende «ayudar a las mujeres. Pero cuando realmente estudias la ideología, su desarrolló y cómo se formó  a lo largo de los años, [te das cuenta de que] realmente deformó a la Iglesia y destruyó a la familia«, admite. Y no solo. De hecho, esta es para la escritora -y también para exfeministas– «una de las razones por las que las mujeres son tan infelices».

«El feminismo nos ha hecho menos felices porque actuamos creyendo que algo que va contra nuestra naturaleza nos hará felices. Nunca encontrarás la máxima satisfacción en el trabajo. Estamos hechas para la comunidad, para relacionarnos, para una maternidad en todos los ámbitos. Y cuando quitas eso a la mujer, encontramos sustitutivos y las mascotas se convierten en nuestros hijos«, sentencia.  

6º ¿Feminismo católico? «Debemos ofrecer una alternativa, no reinterpretar»

No son pocos quienes confían en la posibilidad de una interpretación o vía católica del feminismo. No es el caso de Gress, que además de considerarlo «anticristiano», lo contempla cómo «demasiado mortal» y responsable de haber «deformado» a la mujer. Ella es partidaria de «la belleza del catolicismo«, que encuentra en sus ejemplos de mujeres, en sus escritos sobre la feminidad y las santas «una respuesta adecuada y ordenada».

La escritora considera  que el llamado «feminismo católico», «superficial» y carente de un cuerpo doctrinal propio, acaba consistiendo en «endulzar el feminismo y decir que se debe ser provida sin reconocer la podredumbre que reside en el feminismo». En este sentido, también llama a no «exagerar» los términos pontificios, como cuando Juan Pablo II habla de un «nuevo feminismo» o cuando se cataloga a Benedicto XVI de «feminista», cuando el solo «cree en la igual dignidad de la mujer y eso no realmente el feminismo». Por ello, termina coincidiendo con su entrevistadora en afirmar que «tenemos que ofrecer una alternativa y no una reinterpretación».

7º Un llamado a la empatía y la masculinidad de los hombres

Al final de la entrevista, Gress observa que el feminismo se trata mucho más «de poder y control» que de «amor, caridad o respeto». Sin embargo, también hace un llamado a la empatía y a que los hombres contengan su creciente rechazo, pues «la mayoría de las mujeres no eligieron esto».

«Hemos sido adoctrinadas desde el día en que nacimos, en la sensación de que tengo que competir con los hombres, ser uno de ellos, poderoso y fuerte. Y seguimos escuchándolo sin haberlo decidido», lamenta. Por eso, frente a la llamada «masculinidad tóxica«, Gress invita a considerar al hombre como «una pieza realmente importante» a la hora de comprender el adoctrinamiento generado en la mujer.

En este sentido, también prioriza a los  «hombres buenos que tratan de ayudar a la mujer» frente a los que son «sumisos  de una forma poso saludable y desordenada», conocidos como aliades. Un hecho, dice, que «es triste» porque si bien está presente en la cultura laica, «que lo estemos viendo en la cultura católica es realmente decepcionante«.

8º Una propuesta netamente católica

Gress concluye recapitulando las «terribles heridas a manos de los hombres» de exponentes feministas o al hecho de «no tener el ejemplo de lo que significa amar» como una explicación a por qué desde el feminismo «no entienden lo que significa realmente la caridad, amar a alguien o entregarse».

Para la escritora, la alegría y la belleza es un elemento crucial de su primer ámbito de investigación, el de la Teología del Hogar, de la que es precursora. Se trata, dice, «de ayudar a las mujeres a entender cómo es vivir en este mundo en el que estas felizmente casada o eres feliz por ser madre, en lugar de resentirte por ello o tratar de eliminarlo de tu vida. Nadie ha dicho nada bueno sobre la maternidad durante 50 años y mucha gente se está dando cuenta», agrega.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»