14/11/2024

Niños enchufados al móvil «como zombies»: «Es cómodo, pero pagaremos por ello», dice una feminista

Conforme el movimiento de género avanza en sus propuestas o la misma infancia se convierte en víctima de sus doctrinas o de la pornografía, movimientos que poco o nada tienen que ver con la educación cristiana de los hijos parecen convertirse, en algunos aspectos, en aliados de la misma.

En el caso del feminismo, cada vez es más frecuente contemplar alianzas de padres y madres que se oponen al adoctrinamiento trans de los hijos en las escuelas, a su acceso a las pantallas y, especialmente, a la pornografía.

Los argumentos esgrimidos no suelen ser los mismos en la crítica.

La Iglesia la enfrenta como algo estructural, por «atentar contra la castidad y contra la dignidad humana, reducir el cuerpo a un estimulante erótico, dañar a los que la ven y a los que participan en su producción».

Por su parte, el feminismo tiende a cuestionar la pornografía como una coyuntura, a un modelo actual que «cosifica» a la mujer y muestra un patrón de relaciones sexuales violentas o no consentidas. Pero lo cierto es que muchas de las propuestas del feminismo coinciden con las de referentes católicos en educación y orientación familiar, como puede ser el doctor Peter  C. Kleponis o Auguste Meyrat, entre otros.

La advertencia de una joven «con enfoque de género»

En el caso español, una de las últimas en alertar del acceso de menores a la pornografía y sus devastadoras consecuencias ha sido la profesora de Educación Primaria, estudiante de doctorado con enfoque de género y galardonada con el premio Amparo Pedregal del IAM, Patricia Borge.

La joven ya ha participado en varios estudios respecto al acceso de la pornografía. Disponer de cifras y estadísticas le permite ser tajante al afirmar que es «muy probable» que «un niño que tenga en sus manos un dispositivo con conexión a internet acabe consumiendo» pornografía. 

En su investigación más relevante aborda el papel de las redes sociales como «puerta de acceso» a contenidos pornográficos, que junto a no pocos «influencers» acaban siendo «un altavoz» de la pornografía, explica en una entrevista concedida a La Nueva España

«En Instagram encontramos comentarios que redireccionan a páginas de OnlyFans, donde se puede obtener fotos o vídeos de contenido sexual. En Twitch, la misma red cuenta con una categoría en la que encontramos a mujeres que aparecen semidesnudas y que puede interactuar con sus seguidores a través del chat. En este espacio, los suscriptores les pueden pedir que se cambien de bikini, que les dedique un baile o que escriba nombres de los seguidores sobre partes de su cuerpo. Es un híbrido entre una webcam pornográfica y un clip de streaptease online», advierte Borge.

En el caso de España, el teléfono móvil es el regalo «estrella» de la comunión a los 8 años y niños todavía más pequeños consumen horas de teléfono al día.

Se trata de lo contrario a lo propuesto por Borge, convencida de que «las familias desconocen profundamente el contenido que sus hijos e hijas están consumiendo en la red».

«Creo que esto sucede porque hoy en día es muy cómodo `entretener´ a los más pequeños con dispositivos electrónicos para que no `molesten´. Cada vez veo más niños y niñas en restaurantes, parques, o incluso por la calle en carricoches enchufados a tablets y móviles como zombies… Es una solución muy cómoda y que absorbe su atención durante mucho tiempo. Lo que no estamos reflexionando es el precio que tendremos que pagar por ello«, subraya.

Retrasar el acceso, espacios comunes y educación: propuestas

Entre las medidas a emplear, es partidaria de enfocar esfuerzos en la educación familiar y escolar frente a otros que pueden ser «necesarios en ciertos momentos» sin ser «la solución», como los controles parentales.

Una de las principales soluciones es retrasar la edad a la que se accede a los dispositivos e internet, pero para los menores que ya disponen de ello, lo ideal es obligarlos a que el acceso sea «en un espacio común» o que «los propios padres consuman las redes sociales junto a sus hijos».

Sin embargo, se muestra convencida de que «tarde o temprano accederán a ese  contenido», por lo que «la herramienta más poderosa que tenemos es la educación«.

Los niños, agrega, «socializan en el colegio y comparten información sobre lo que consumen en internet, incluyendo temas como la sexualidad o la pornografía. Por lo que la técnica más importante es proporcionar a la juventud una buena educación».

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»