Le tomo prestado el título a Gurpegui, pues voy a incidir sobre lo ya escrito por él, intentando ir a la Raíz última y verdadera de esa dicotomía que plantea el autor. Dicotomía que, presumo, NO es legítima en un Sacerdote: algo falla ahí. Y en eso voy a incidir.
El autor separa «Vocación» y «Profesión» en el Sacerdote, para intentar explicar lo que les pasa a algunos de ellos: se desencantan, pierden fuelle, se acomodan, se «cabrean»…, y algunos se van.
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