22/12/2024

Nora Kurtin, psicóloga: «El niño no debería estar expuesto a ninguna pantalla antes de los dos años»

Nora Kurtin es la fundadora de Sapos y Princesas, un medio de comunicación orientado a consejos familiares. Argentina nacida en 1969 y formada en Estados Unidos, licenciada en Psicología Positiva por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, se ha dedicado profesionalmente al marketing, tanto en el ámbito de la empresa privada como en el de la docencia, habiendo impartido clases de postgrado en la Universidad Pontificia de Comillas ICADE.

Afincada en España desde hace más de veinte años, está casada y es madre de dos hijos. Acaba de publicar su primer libro, Crianza Activa (Larousse Editorial), una guía para educar «con coherencia, seguridad y cariño» a niños desde el nacimiento a los 3 años de edad.

Con ese motivo ha sido entrevistada por María Vidal en La Voz de Galicia, donde señala que esos primeros 36 meses de vida del niño son «fundamentales» para su desarrollo, es la fase «de mayor plasticidad» y cuando «se generan y se forman las bases de su personalidad, las habilidades sociales y las afectivas».

Es, por ejemplo, un periodo fundamental para el «apego», que hace que «el niño sea consciente de que es capaz de recibir amor, atención y cuidado. No me vale eso de tener al niño al lado y estar mirando al móvil, eso no es fomentar el vínculo de apego», pues se trata de que el niño «sienta que tenemos una vinculación con él, sin nada que nos interfiera».

Eso incluye marcarles límites, «completamente necesarios» porque es formativo «entender que no se puede todo». Si no, «cuando crecen, se convierten en niños que, como nunca han tenido que vivir unos límites, se sienten frustrados y terminan en casos de depresión o insatisfacción, o consideran que no valen, o no entienden el mundo que los rodea».

¿Pantallas? Mejor quitárselas

Una de las cosas que Nora Kurtin considera que se debe limitar desde muy pequeños es estar «frente a las pantallas«: «Si no queremos que nuestro adolescente tome decisiones que no son las adecuadas, tenemos que ir ayudándole desde pequeñito a que vaya decidiendo en cosas ajustadas a su edad, y que sepa que todo tiene consecuencias. Si cruzo la calle sin mirar el semáforo, tiene consecuencias. Si estoy por la noche navegando con el móvil sin ningún tipo de freno, eso también tiene consecuencias«.

También jugar con ellos es «fundamental para su desarrollo, por supuesto sin pantallas«, pues jugando «nos vinculamos emocionalmente con ellos».

Nora Kurtin entrevista al psiquiatra Francisco Ferre en torno a los problemas que crean las pantallas a los menores.

¿Por qué sin pantallas? «Cada vez más, todos los medios que hablamos de crianza decimos que el niño no debería estar expuesto a ninguna pantalla antes de los 2 años. Suena a ciencia ficción, pero es lo que dicen los estudios. Porque es el momento en el que el desarrollo neural del niño se ve afectado por esta sobreexposición a las pantallas. Sabiendo que es complicado, deberíamos intentarlo. No podemos dejar en sus manos la decisión de si quiere ver pantallas o no, tenemos que quitárselas. Es como si le das un vaso de whisky, no puede tomarlo, no es bueno para su desarrollo».

Cuando sea inevitable que las use, «tenemos que intentar que estas experiencias sean equilibradas, con límite de tiempo, y enriquecedoras, contenidos aptos para su edad. No vale dejarle el móvil y que navegue libremente. Es verdad que de 0 a 3 están más controlados, pero a partir de los 8 empiezan a tener acceso al porno, y esto es muy perjudicial para su desarrollo sexual y emocional».

«Tenemos que establecer cenas donde hablemos sin ningún dispositivo«, añade, «que nos vean leer, charlar antes de dormir, tener un entorno donde ellos vean que la comunicación es la base de la relación. No hace falta estar todo el tiempo sin trabajar pegados a nuestros hijos para que esto se establezca. Busquemos momentos de calidad, que puede ser llevándolos al cole, quitamos la radio y les damos conversación, mientras merendamos, cenamos»…

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»