15/01/2025

Obispos comentan el caso del alcalde gay: «Todos están invitados, pero cumpliendo los mandamientos»

En España se ha generado un cierto revuelo cuando un párroco ha negado la comunión al alcalde de Torrecaballeros, pueblecito de la provincia de Segovia, que públicamente vive «casado» con otro hombre. La diócesis de Segovia (que está en un interregno, esperando la llegada de su nuevo obispo, Jesús Vidal) ha apoyado al párroco con una nota bastante clara.

«Los católicos saben que para recibir la Eucaristía, tanto si son homosexuales como heterosexuales, se necesitan unas condiciones objetivas de moralidad, y que la Iglesia tiene autoridad para negar la comunión cuando no se cumplen, sobre todo si provoca escándalo entre los fieles como ha sucedido en los casos de Segovia», explica el comunicado.

La nota de la diócesis aprovecha para denunciar la interferencia del Partido Socialista de la provincia, que se ha pronunciado al respecto, por «una inadmisible injerencia en asuntos propios de la Iglesia y un atentado contra la libertad religiosa».

De hecho, incluso la ministra de Igualdad, Ana Redondo, socialista y doctora en Derecho Constitucional, se ha manifestado declarando que quien niega la comunión «desconoce el Nuevo Testamento» porque según la Carta a los Gálatas «ya no hay varón ni mujer».

El Código de Derecho Canónico, en su párrafo 915, declara: «No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave«.

Parroquia de Torrecaballeros, un pueblecito cerca de Segovia.

El obispo Demetrio: coherencia de vida y confesión

ReL ha consultado a algunos obispos brevemente sobre el asunto del acceso a la comunión y del extraño interés de los políticos por los sacramentos.

El obispo Demetrio Fernández, de Córdoba, alaba la nota de la diócesis de Segovia que es, dice, «muy clara».

«La enseñanza de la Iglesia es clara. Comulgar no es un derecho, es un don. Uno se acerca a la comunión con humildad. Es un don de Dios que exige coherencia de vida. Cada uno debe ver si puede acercarse a comulgar y también hay una prudencia que depende del ministro de la Eucaristía, porque hay una serie de disposiciones que hay que cumplir«, explica el obispo de Córdoba.

«La comunión es la acogida plena, más completa, es la máxima expresión de relación personal con Cristo y la Iglesia. Pero un evangelizador se ha de dirigir a todos, invitar a todos a acercarse a Cristo y a la Iglesia. El evangelizador dirá que Dios ama a todos, y acompañará en el camino a la plenitud. La comunión no es lo que se ofrece primero. Hay mucha falta de formación», lamenta el obispo Demetrio. «La norma básica pastoral es ayudar a que cada uno se acerque a Cristo, para eso está la Iglesia, que ha de llegar a las personas».

En el caso de cualquier pecador, sea público o discreto, la Iglesia ofrece otro sacramento, la confesión. Pero, como reconoce el obispo, «confesarse cuesta, siempre ha costado, porque cuando uno se confiesa queda mal, a nadie le gusta contar sus fallos y pecados; no apetece, claro, pero uno se confiesa porque entiende que ahí Dios te perdona y te abraza«.

Una cosa es no dar la comunión a alguien en pecado público, y otra decirle que se abstenga de ser lector en misa. «No conozco casos de lectores que les haya pasado eso», comenta el obispo Demetrio a ReL.

Arzobispo Sáiz: con acogida, llamar a la conversión

El arzobispo de Sevilla, José Ángel Sáiz Meneses, explica a ReL que hay que combinar la acogida y el acompañamiento con la fidelidad a la enseñanza de la Iglesia. «Hemos de imitar las actitudes de Jesús, ser acogedores con la persona que está en un proceso, pero dentro de la praxis de la Iglesia. El modelo es Jesús, el buen pastor, que con acogida y comprensión llama a la conversión», explica.

Y añade: «Una moral a la carta no puede ser. Hay normas para acceder a los sacramentos. Está la Tradición, el Magisterio, las Escrituras, las normas de derecho canónico y no puede ser que cada uno haga lo que quiera. El Papa dijo en Lisboa que en la Iglesia caben todos, todos, y es cierto, porque todos estamos invitados, pero cumpliendo los mandamientos».

El obispo Mikel y el factor mediático

ReL plantea el tema también a Mikel Garciandía, que está a punto de cumplir un año como obispo de Palencia y antes era rector del hermoso santuario de San Miguel de Aralar. ¿Puede ser que el tema de negar la comunión a un pecador público se perciba de forma distinta en una diócesis rural y pequeña que en la gran ciudad?, le planteamos. El obispo Mikel no ha seguido el caso de Segovia (está en Cuba impartiendo unos ejercicios) pero apunta un matiz: «La recepción de los sacramentos es un tema pastoral, pero cuando salta a los medios deja de ser pastoral, se convierte en un debate político«, lamenta.

Por otra parte, el tema a debate es, precisamente, el caso de los pecadores públicos, y a menudo presumiendo obstinadamente de su pecado (incluso en la prensa), no del que peca a escondidas sin que nadie lo sepa. Los medios de comunicación existen para formar e informar a las personas.

Otro obispo consultado por ReL añade que «en muchos casos, tú no puedes saber si tal o cual persona, que quizá era pecador público, ¡se acaba de confesar! No sueles saber si alguien es un pecador recalcitrante. Por eso, negar la comunión es algo bastante serio».

El arzobispo de Oviedo y los alcaldes que dan lecciones de sacramentos

Por su parte, en redes sociales, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, muy seguido en Twitter, ha comentado el caso con tono irónico, más centrado en el significado político del asunto (políticos diciendo a la Iglesia cómo debe impartir los sacramentos).

«Censuran sermones, dan clase de homilética, adaptan la moral cristiana según sus derivas éticas y prácticas licenciosas. Ahora, un alcalde segoviano y su amigo nos dan lecciones de liturgia y sacramentos para comulgar sin ruedas de molino. Talibanes clericalones que van de listos».

De entre los obispos españoles, Sanz Montes se encuentra en una posición algo peculiar en su trato con las autoridades políticas. Su diócesis cubre toda la Comunidad de Asturias, y el Día de Asturias va ligado a la fiesta de la Virgen de Covadonga, por lo que cada año los políticos autonómicos tienen que acudir a escuchar su mensaje. Desde verano de 2023 gobiernan los socialistas, que critican sus sermones y tratan de dar instrucciones al arzobispo sobre lo que tiene que predicar (lo hace, por ejemplo, la socialista Adriana Lastra, delegada del Gobierno).

Eso explica que Sanz sea algo más susceptible ante los casos en que unos políticos locales pretenden decir a párrocos o obispados lo que tienen que hacer en misa.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»