«Tú llevas un nombre honrado, oh María, bendita en todos los tiempos, obra maestra que alaba al noble Artífice. Dulce doncella, a causa del precioso mensaje del ángel, tienes dones de belleza superiores a los de los demás seres humanos. Más bella que las rosas y superior a los lirios del campo, eres tú la nueva flor de la tierra que el mismo cielo cultiva desde lo alto. Tú eres cristal, ámbar; oro, púrpura, perla blanca, esmeralda; allí donde llega el fulgor de tu figura todos los metales desaparecen. La nieve queda vencida por tu candor, el sol por la belleza de tus cabellos; sus rayos, oh Virgen, palidecen frente a tu hermosura. El fuego del rubí se apaga y la ardiente estrella de la mañana cede en claridad si se compara contigo».
San Venancio Fortunato, In laudem sanctæ Mariæ.
PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD
More Stories
«Cíñase a la Iglesia católica. Deje la aplicación de la ley fronteriza en nuestras manos»
Sor Lucía Caram defiende que parejas homosexuales se puedan «casar por la Iglesia»
La «adopción» sustituye al «aborto» en la web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU