Todo reino dividido contra sí mismo, será desolado.
Lo dice el Señor Jesús, no yo. Y lo hace saliendo al paso de la acusación que los jerarcas del mundillo religioso del Pueblo de Israel -el Pueblo Elegido, el Pueblo del Libro, el Pueblo que tiene a su favor al mismo Dios, Creador Todopoderoso-, han lanzado contra Él.
Todo, para no reconocer que estaba expulsando a los demonios de las gentes poseídas por ellos. A la vista de todos: simplemente con el imperio de su Voz: era todo el rito, visible ostensiblemente, que exhibía como señal.
Y los demonios salían pitando. A veces, incluso proclamando su Divinidad: para que nadie se perdiese ante tamaño prodigio.
Cómo ha podido caer la Santa Iglesia, nacida de Jesucristo el Jueves santo, en la desunión más absoluta? Porque en ésto está desde el último Concilio.
Se admita o no; se quiera ver o no; se entiendan sus frutos por evidentes o no; se haga poesía con las palabras -mero trampantojo-, para hablar de él…
Lo cierto es que, como advertencia, no tiene desperdicio: más vale así que tener que rectificar con el craneo partido, o con el ojo en la mano…
Quizá teniendo estas Palabras del Señor en el corazón, el Santo Padre León XIV, en la Homilía de la Santa Misa con la que abría oficialmente su Pontificado, nos ha pedido a todos -pues tarea de todos es-, Pastores y ovejas, «una Iglesia unida» .
Por qué esta atronadora petición? No me cabe la menor duda de que no ha sido un mero «brindis al sol»: me da que ni por formación ni por carácter van por ahí los tiros.
Entonces?
Sencilla y llanamente, con esa templanza que destila su persona, le ha entrado a uno de los grandísimos temas de la Iglesia hodierna. Porque se la ha encontrado «hecha unos zorros» , por demás destrozada: desde hace muchos años ya, cada uno ha tirado por donde ha querido. Y lo que es peor: nadie se ha sentido involucrado para poner remedio.
Y así, la Iglesia no puede seguir: Omne regnum divisum contra se, desolabitur. Et omnes civitas vel domus divisa contra se non stabit.
Así no puede continuar, porque se acaba: no da más de sí. Y el motivo nos lo revela el mismo Dios.
Pero hay indicios de que se resiste a soltar lastre, aunque éste -la falta de unidad, en cualquiera de sus dimensiones- le arrastre al fondo del océano de su dejar de ser: como está siendo su deriva, tan evidente como innegable, desde hace 60 años, por redondear.
Y me explico.
El CV II inauguró un modus dicendi que rompía con la tradición dos veces milenaria de la Iglesia. Abandonó la Verdad y la Limpidez de su Palabra, que es la de Dios y no puede tener otra, y se dejó poseer por un lenguaje vuelto al mundo: o sea, mundano cabalmente.
Con todos los riesgos que comportaba, pero que se asumieron alegremente, como mínimo. Y nos los tragamos uno tras otros, los riesgos: hasta la última gota. Y nos hemos estrellado, claro.
Con el modo mundano de hablar, ya no se podían presentar las cosas con nitidez, como «teniendo» la Verdad Plena. Mucho menos «poseyéndola». Por favor…!!!
Eso era intolerable. Eso era «intolerancia». Poco menos que puro «fundamentalismo», cuando no una falta de educación; pero siempre una oculta o descarada «soberbia», que desdecía de la propia Iglesia: no podía en modo alguno presentarse así ante nadie…!!!
Ante nadie? Pues es la forma de presentarse ante el Señor, por haber sido fiel al Mandato recibido, y haber guardado el Depósito de la Fe. Y, con Ella, todos sus hijos, del primero al último.
Pero se optó por dejar la «Diaconía de la Verdad»; una Verdad que no era «nuestra», es decir: inventada y presentada por nosotros como «autores», sino una Verdad «recibida»… por Dios.
Otro escándalo mayúsculo para el personal del mundo, y de todas las demás religiones!!! Qué barbaridad…!!!
Y se las dan de ecuménicos!!! Nuevo y más gordo escándalo, Maruja!!!
Así no se iba a ninguna parte. Solución? Ahogar la Voz de Dios. Y se pusieron a la tarea.
Un ejemplo de estos días, para ilustrar lo que escribo: el «pollo» que le han montado al Obispo Emérito de Alcalá de Henares por unas palabras suyas -palabras católicas 100%-, en una iglesia católica 100%, a un público católico -rozando el 100%-, y ante los restos de Santa Teresa: católica al 100%, que se sepa, además de Doctora de la Iglesia… Católica, por más señas.
Y todo por qué? Porque este excelente Obispo -de lo mejor entre los de España, con gran diferencia-, no se le ha ocurrido otra cosa que, en el contexto reseñado, recordar una Verdad fundamental en la Doctrina Revelada: que todo el mal que existe en el mundo, sea del tipo que sea -físico, moral, material, psíquico…, hasta la misma muerte es: «el pecado del hombre!!!!».
Y claro, la gente que no tiene Fe, ni la quiere tener, le han saltado a la yugular!!!
Y los católicos: qué culpa tenemos???
Si hay gente que no quiere atender ni creer lo que dice la Biblia, es «su» problema: no el de los católicos.
Todo ese «pollo» para intentar acallar la Voz de Dios que, por boca de los buenos Pastores, que aún quedan, llega a las gentes, a sus corazones y a sus conciencias.
Es un hecho constatable el gran número de Conversiones que se dan en el mundo, casi cada día. Gracias a Dios!
Tengo más cosas en el tintero, pero he ido derivando conforme escribía. Seguiremos, a no tardar, con «una Iglesia unida» del Papa León: una tan urgente como necesaria empresa. Y por demás insoslayable.
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