Hemeroteca Laus DEo11/04/2021 @ 17:00
Me enteré sobre Garabandal en 1966 y esto salvó mi vida sacerdotal.
Al final del Concilio Vaticano y en los años siguientes se esparcía el letal “Espíritu del Vaticano II”. La interpretación ortodoxa de la Letra del Concilio quedaba dormida. Muy pocos se molestaron en leer los documentos y el acta. Ingenuamente se la llamaba la “nueva Iglesia” y estaba impulsada con interpretaciones libres de editores y publicistas. No solo declaraban el cambio radical de los rituales y las devociones, sino que también consideraban que debían revisarse y disentir sobre los mismos dogmas de fe.
Esta revolución se vivió mas precisamente en los seminarios y en los conventos. Durante esta nueva etapa yo enseñaba en un seminario. Yo seguía de cerca, ávidamente, el Concilio, y estaba entusiasmado por sus progresos y promesas. Pero empecé a ser seducido por el seudo-espíritu que todo lo envolvía.
En este punto crucial, en 1966, leí unas breves noticias sobre los acontecimientos de las apariciones de Garabandal en España. Fue una gracia especial, un regalo de discernimiento de Nuestra Señora del Buen Consejo. Comencé el doctorado de las Sagradas Escrituras. La necesidad de discernimiento empezó a ser lo más urgente en esos tiempos de fermento escolar y desmitologia sistemática.
Cuando volví, con mi doctorado, el seminario estaba casi cerrado y me asignaron un trabajo pastoral. Todos esos años, me mantuve bien informado sobre los eventos y mensajes, las palabras y hechos de Garabandal. La visita de Joey Lomangino a mi parroquia fue un día memorable.
A esta breve historia, quería agregar solo algunos de los muchos elementos de Garabandal que me han sostenido y, literalmente, “salvado” durante años de agudo sufrimiento espiritual.
Como ya lo he dicho, yo había sido poderosamente estimulado por el anuncio y el progreso de Vaticano II. Era motivo de una inmensa alegría el hecho que tan temprano, en mi vida sacerdotal, haya ocurrido tal evento histórico. Yo me consideraba “liberal” o “progresista”. En 1966, cuando leí acerca de las apariciones en el norte de España, me asombró la coincidencia con los años que María residió en Garabandal con los años del Concilio Ecuménico. No es sencillo interpretar este hecho. Tal vez, Garabandal, era el comentario celestial sobre el Concilio, dándole a la Fe un antídoto contra el “espíritu” que pronto comenzaría a propagarse. De todas formas, la mera coincidencia, sonaba como una voz de alarma para mí, tanto como para evaluar con sumo cuidado los nuevos vientos de cambio.
FATIMA Y GARABANDAL
También llegué a convencerme que el Mensaje de Garabandal tenia como base el Mensaje de Fátima, pero actualizado, interpretando lo que ya había ocurrido y lo que estaba por venir en el futuro cercano. El hecho que estos acontecimientos tuvieran lugar justo después de la esperada, pero fallida, fecha para la revelación del “Tercer Secreto” de Fátima, junto con la desilusión para quienes, tal vez con desordenada curiosidad, estaban esperando angustiosamente una revelación publica, me llevaron a ver una relación entre las dos visitas de María de este siglo.
Toda la atmósfera de las apariciones en Garabandal, así como el resumen de los temas en el Mensaje Final, parecían apuntar hacia lo que muchos especialistas creen que es la mayor parte respecto del secreto de Fátima, principalmente respecto de la crisis de la Iglesia, el grave asalto contra el Santísimo Sacramento, el sacerdocio, el papado, la devoción a María, la virtual apostasía solo posible a causa de una división en la jerarquía. En Fátima, María advirtió que Rusia esparciría sus errores por todo el mundo. Por definición, los errores de Rusia son el materialismo ateo. Yo creo que la Iglesia occidental ha sucumbido, sin quererlo, a estos errores de Rusia.
LA META DE LA VIDA CRISTIANA
El Mensaje Final sintetiza el gran tema de Garabandal. La Santa Eucaristía, este Misterio de la Fe, es el centro del mensaje de María. Tal como el Concilio lo ha definido tan acertadamente, este sacramento es “la fuente y meta de toda la vida cristiana”.
A través de los años de Su visita en la montaña, María, directa e indirectamente, apuntó nuestra atención hacia la presencia real de su Hijo. ¿Por qué no visitan a mi Hijo con mas frecuencia?. Él los espera día y noche. La constante recepción de la Santa Eucaristía por parte de las niñas, a través del ministerio de un ángel, coronada por el “milagruco” de la Hostia visible, ha ido siguiendo un mismo hilo conductor.
Uno de los miles de hechos sorprendentes que me llegó al corazón fue la polvera que sirvió durante la guerra para llevar la Comunión a los prisioneros por su Fe. Todos, niños y mayores quedaron perplejos cuando María pidió la polvera para besarla antes que todo: “pertenece a mi Hijo”. ¡Fue un recordatorio hacia la reverencia que se debe observar hacia los vasos sagrados!.
Mientras que en el primer mensaje, el 18 de octubre de 1961, nos animaba a “…visitar al Santísimo Sacramento con frecuencia”, el último mensaje, 18 de junio de 1965, transmitía el mensaje central del Cielo: “Cada vez se le da menos valor a la Eucaristía”. Esto llegó justo con el bamboleo de la fe Eucarística: duda, negativa, abuso y sacrilegio.
Por siglos, la Iglesia ha levantado un muro de protección hacia el mas preciado Tesoro, la Santa Eucaristía, “inaestimabile donum”, don inestimable. Pero en estos últimos años, este muro fue desarmado ladrillo a ladrillo, de tal forma que hoy el Sacramento ha quedado expuesto al manoseo publico. La doctrina sobre este Misterio de Fe se ha perdido en nuestra generación. Como consecuencia práctica hay pocas visitas al Santísimo, pocos signos de reverencia, el Santísimo dejado solo durante las adoraciones, por poco se lo trata como simple pan y vino que son apenas símbolos de cosas terrenas en vez de Realidades Sagradas.
En pocas palabras, el Mensaje, rescató mi conciencia. La pérdida de la adoración al Santísimo Sacramento ha sido una constante y creciente causa de angustia en mi vida sacerdotal. Todos los pastores deben ser custodios de la Santa Eucaristía. Yo mismo me encuentro al frente de un combate para proteger a Nuestro Señor y a mis fieles en su reverencia y su Fe. He sido bendecido con fieles muy devotos, lo cual me consuela mucho. Pero el ambiente, en general, en el cual conviven y el mal ejemplo de algunos visitantes los deja perplejos.
El Mensaje en sí mismo es negativo, pero visto como un veredicto del Cielo, ha confirmado mi propia convicción sobre lo que, quizás, es la mayor amenaza para la vida del católico.
DIGNIDAD SACERDOTAL
La Eucaristía nunca podrá ser separada del Sacerdocio. Este es el otro gran tema de Garabandal, la profunda preocupación por los sacerdotes. Conchita remarcó que casi todos los días, María, le hablaba sobre el sacerdocio. Mientras que por un lado muchos sacerdotes agonizaban de una “crisis de identidad”, en una remota aldea, el Cielo, proclamaba, con palabras y con hechos, la grandeza y dignidad del Sacerdocio.
María demostró un profundo amor maternal hacia todos los sacerdotes, por que son sus Hijos, otros Cristos. Aquí no voy a desarrollar lo que casi todos los lectores ya saben. Solo voy a mencionar el hecho que el ángel administraba la comunión a los niños, solo cuando el párroco del lugar no se encontraba. Algunos observadores del lugar le pidieron explicaciones, a Conchita, de como obtenía, el ángel, la Santa Eucaristía, ya que solo puede ser consagrada por un sacerdote.
El ángel le confirmó que solo un sacerdote puede consagrar la Santa Eucaristía y que las formas eran tomadas de tabernáculos de aquí en la tierra. María, le repitió varias veces la admonición tradicional: si vieran a un sacerdote y a un ángel al mismo tiempo, primero deben reverenciar al sacerdote.
Pero, luego, leemos las palabras del Mensaje Final: “Muchos cardenales, muchos obispos y muchos sacerdotes van por el camino de la perdición y arrastran muchas almas consigo”. Se puede entender la reticencia que Conchita tuvo al divulgar estas palabras. ¿No fue la mismísima María la que enseñó a las niñas a reverenciar amorosamente a los consagrados?
Conchita tuvo una temporal evasión cuando mencionó solo: “muchos sacerdotes”. Pero cuando el obispo le preguntó exactamente, qué fué lo que le dictó el ángel, luego ella agregó: “Muchos cardenales, muchos obispos…” Cuando se le preguntó por qué no había dicho la frase completa, Conchita respondió: “Todos son sacerdotes”.
DOS CAMINOS OPUESTOS
¿Cómo entender este contraste? El Mensaje nos dice el porqué se debe destacar la identidad del sacerdocio y el porqué los fieles deben rezar, fervientemente, por los pastores de sus almas. A pesar de que las palabras son tan acusadoras y negativas, me han ayudado en forma constructiva. Yo también he experimentado la pía reticencia de Conchita.
Hace unos años atrás, me esforzaba por describir la pobre formación y la falta de disciplina de tantos hermanos sacerdotes. ¿Estaba tan equivocado? Luego vinieron las tristes consecuencias: sacerdotes divididos en dos grupos, avanzando sobre dos caminos opuestos. Fue recién después de tantos años, luego de acumular tanta evidencia que me choco con la realidad. También los cardenales y los obispos, que también son sacerdotes, están divididos en dos caminos: lealtad o segregación.
A través de las apariciones, María, la Madre de la Iglesia, recalcó la suprema autoridad unificante del papado. Los dos caminos son la lealtad o la separación hacia el Papa. El Papa es la Roca, el que tiene las llaves, el Vicario, el Pastor universal, y todo aquel que disienta, aun los de más alta investidura, “van por el camino de la perdición”.
Esta disgregación es la causa principal del fenómeno de confusión que María anunció se iba a intensificar antes del Milagro. Cuando se hiere al pastor se dispersa el rebaño. La misteriosa “cuenta regresiva” de los últimos papas señala “el fin de los tiempos” con su variedad de interpretaciones. Esta profecía nos dice que la presente anarquía no durará mucho. Pronto llegará el día en que se termine la ilusoria victoria de Satanás.
AVISO – MILAGRO – CASTIGO
A medida que la crisis se profundiza, será cada vez más evidente que el aviso, el milagro y el castigo serán la solución. Cuando ya nada en la tierra pueda ayudar, entonces intervendrá el cielo. De todas las formas posibles de intervención, la secuencia: aviso-milagro-castigo condicional parece reflejar exactamente la misericordia y la justicia Divina. El Aviso, “una corrección en la conciencia del mundo”, un anticipado juicio individual ante la eternidad, es seguramente el último llamado de la misericordia Divina. He notado una conexión de estos sucesos con la revelación que la Divina Misericordia le realizara a Sor Faustina.
El Gran Milagro será un derrame de la amorosa curación y el misericordioso perdón del Corazón de Cristo hacia aquellos que respondan al Aviso. ¿Será la cruz de Cristo la señal que aparecerá en el cielo, iluminando la tierra, como le fue predicho a la hermana Faustina, tal vez en conexión con el Milagro?. En esta época de la comunicación electrónica y de satélites, el impacto del Milagro sobre todo el mundo será de tal envergadura que Dios podrá decir: “¿Qué mas puedo hacer por Uds. que no haya hecho?”.
El Castigo es condicional. Me pregunto: ¿Cómo es posible que álguien pudiera resistir la persuasiva misericordia Divina? Sin embargo todos conocemos la ceguera espiritual, las mentes y los corazones cerrados hacia lo sobrenatural. Solo podemos rezar para que la apocalíptica escena de la “noche de los gritos” sea evitada. De todas formas se comprende el presentimiento de Conchita. Pues tanto la justicia como la misericordia son ambas atributos del mismo Dios.
Cuando leí por primera vez la historia de Garabandal, me sentí transportado a un reino de bondad e inocencia. La simplicidad de esa bendita aldea, la humildad de su gente, con una fe tan simple, se convirtió para mí en un refugio espiritual al cual he recurrido cada vez que me empezaba a sofocar la contaminación de la sofisticación, los enredos de la “nueva tecnología”, la red de la burocracia, los católicos “maduros” propagando la “nueva Iglesia”.
Cuando María visitó durante cuatro años esa aldea, creó un ambiente sobrenatural de cielo en la tierra. Aquí, la Madre de la Iglesia demostró la genuina renovación que el Concilio pretendía para todo el mundo. Comenzando con cuatro pequeñas niñas que recogían manzanas de un árbol, Garabandal, nos ofrece la promesa de un nuevo Jardín del Edén, un nuevo Paraíso, en cada ciudad y pueblo donde la gente tenga sus hogares.
A medida que me iba sumergiendo en el Mensaje de Garabandal, me fui maravillando de la profundidad, ortodoxia y coherencia de su “teología”. A las niñas, le hacían muchas preguntas difíciles, por una variedad de observadores provenientes de muchos lugares. Algunas preguntas, sin duda, buscaban enredar a las niñas en errores que pudieran desacreditarlos. Pero siempre las respuestas fueron realizadas en completa armonía con la doctrina católica. Esto es, obviamente, una de las bases en el criterio de autenticidad. Antes de responder, las niñas, casi siempre, consultaban a la Virgen o al ángel, lo que confirmaría su fuente celestial por su simplicidad sublime.
Lo que Dios escondió a los sabios y maestros, Él se lo ha revelado a estas insignificantes niñas.También se originaron otras preguntas cuando las niñas, espontáneamente, buscaban entender cosas de la fe. Son demasiados los ejemplos como para citarlos aquí. Dependiendo de la disposición y de la motivación de las preguntas, las respuestas brindaron consolación, confirmación y paz o confusión, intranquilidad y frustración. Estos diálogos nos recuerdan las preguntas capciosas que, en el evangelio, le hacia a Jesús cuando enseñaba y sus respuestas concisas y rotundas chocaban contra los esquemas de sus enemigos.
El Modernismo intenta restarle trascendencia, gracia y sobrenaturalidad a la esencia de la Iglesia. La mejor manera de combatir esta apostasía, para nosotros, es hacer conocer los milagros, los mensajes proféticos y las visitas celestiales, con que hemos sido bendecidos. Garabandal y un testigo en relación con ello, el Padre Pío, es un ejemplo eminente. ¿Qué puede refutar al secularismo con mas fuerza, podríamos decir, que las mismas palabras de María a los niños de Fátima: “Vengo del Cielo”?
Como conclusión, debo asegurar que nunca he dudado sobre la autenticidad de lo que ha ocurrido en Garabandal. Es abrumadora la convergencia de las evidencias externas e internas. Por ello, ha sido una alegría inexplicable el hecho que me hayan invitado a escribir el presente artículo. Espero que pronto, nosotros, los sacerdotes nos sintamos mas animados en anunciar este Mensaje de liberación a nuestros sufridos fieles. Nosotros rezamos para que se cumplan las promesas de María: la conversión de Rusia, la conversión de los pecadores, la conversión del mundo entero, el logro de un solo rebaño con un solo Pastor.
Nuestra Señora de Garabandal ha sostenido mi sacerdocio durante todos estos años. Presento aquí mi testimonio con gratitud y alegría. Nosotros estamos viviendo ahora en suspenso. El triunfo de la Iglesia depende de esta revelación, hecha justo a tiempo, de la misericordiosa intercesión de la Madre que nos abrió Su corazón, y más especialmente hacia los sacerdotes, por las calles y callejas de un pueblo pobre y entre los pinos de una montaña paradisíaca. ¡Pronto, querida Madre!
Padre Richard Gilsdorf
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