La Santa Madre Iglesia, en su sabiduría dedica; desde antigua; por herencia de los primeros cristianos todos los días Sábados a la Santísima Virgen María; como un preludio de la salvación; como el día precedente o que prepara al día de la Salvación.
Así como el Jueves es un día dedicado a la Sagrada Eucaristía (recordando aquel primer Jueves Santo en donde Jesús instituyó el Sacerdocio y la Eucaristía), el Sábado tradicionalmente es un día consagrado a María; los sábados son “marianos”. ¿A qué se debe esto? ¿Qué fundamentos tenemos para afirmar esto? Lo veremos a continuación.
Hay dos razones por las que consagramos el Sábado a María:
1.- “ESTRELLA DE LA MAÑANA”.
Cristo es llamado el Sol de Justicia (Cfr. Mal 4,1; Lc 1,78) o lucero de la mañana (Ap 22, 16) , por eso, a María, poéticamente se le ha llamado “la estrella de la mañana”. Esto porque María anuncia a Cristo con su Encarnación, lo mismo que la estrella de la mañana anuncia la llegada del Sol.
Dicho esto, dado que el domingo es el día consagrado al Señor (dies domini), el sábado se convierte en el día que prepara la llegada del domingo, así como María prepara la llegada de Jesús.
2.- “LA PIEDAD”.
Así se conoce a una famosa obra del artista italiano Miguel Ángel, en donde vemos a María con su Hijo Jesús en sus piernas, muerto. Le contempla, sufre ese dolor. Dicha obra nos quiere transportar a aquel sábado santo, en donde, un día después de que crucificaron a Cristo, María está en silencio, contemplando la muerte de su Hijo.
Cristo fue crucificado un Viernes, María sufre en silencio un sábado, ese día, todos los cristianos le acompañamos en su dolor, nos unimos a su sufrimiento.
Estos son los dos argumentos por los que a María le dedicamos el sábado, porque queremos acompañarle en su dolor (La Piedad), y además queremos que nos prepare a la llegada de su Hijo. De hecho, eso es lo que siempre hace María: llevarnos a Jesús (Cfr. Jn 2,5).
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