17/11/2024

«¿Por qué rezar ante un abortorio si Dios no escucha?»: 3 centros que cierran tras años de oración

Una de las grandes amenazas de las iniciativas de oración pública, en las calles y por intenciones concretas, es desistir ante una aparente «sordera de Dios». Al no presenciar el fin por el que se reza, la pregunta acaba surgiendo: «¿Sirve de algo?«.

Un ejemplo representativo es 40 Días por la Vida, la organización surgida en Texas hace ya veinte años que organiza dos campañas de oración anuales ante clínicas abortistas de todo el mundo. La intención principal, el fin del aborto, de sus clínicas y modalidades, podría parecer inalcanzable. Sin embargo, si por algo destacan sus voluntarios y «orantes», como se llaman, es por permanecer silentes con sus rosarios, año tras año, ante las puertas de abortorios (La página web de 40 Días por la Vida ofrece información de cómo participar en sus campañas). 

En países donde el aborto está fuertemente implantado e iniciativas como 40 Días por la Vida han aterrizado hace poco la tentación de abandonar la oración puede ser poderosa. También para orantes en países donde la organización tiene mayor recorrido, pero que continúan sin ver rescates o abortorios que cierren sus puertas.

Pero como se desprende de esta organización internacional provida, nunca se sabe cuándo puede tener lugar la respuesta.

«Todos estos años confiaron. Dios ha  recompensado su fe»

Precisamente el portal de 40 Días por la Vida en Estados Unidos daba pruebas de que la oración siempre es escuchada al relatar el caso de Mary Jo y Brenda. Ambos voluntarios llevaban años acudiendo a las vigilias, sin haber visto nunca a una mujer cambiar de opinión y elegir la vida.

Algo que cambió el día 27 de campaña, 11 de marzo, cuando un hombre vestido con indumentaria militar y visiblemente emocionado acudió a los voluntarios y derrumbado, les dijo: «No pudimos hacerlo».  De inmediato, ofrecieron ayuda y recursos a la pareja, se ofrecieron para rezar por ellos y su bebé y el padre, cargado de esperanza, aseguró que encontraría una forma de arreglar las cosas.

«Todos estos años confiaron en que Dios estaba salvando vidas a pesar de que nunca habían experimentado un rescate. Dios ha recompensado su fe. Un bebé ha sido salvado durante el tiempo que estuvieron rezando», celebró la líder de la campaña, Michele.

Hasta el momento, al menos 130 bebés han sido salvados en el transcurso de la campaña que concluye el 24 de marzo.

«¡Toda alabanza sea para Dios! ¡Por favor, seguid viniendo a rezar. Nuestras oraciones marcan la diferencia!», exclamaron los voluntarios.

En México, cerró un centro tras 30 años de abortos y seis de oración

Un episodio similar ocurrió en noviembre de 2023, en Ciudad de México. Era el sexto año desde que los voluntarios de 40 Días por la Vida acostumbraban a rezar ante las puertas del abortorio Mexfam Xola, con tres décadas practicando abortos. Por ello, los coordinadores y voluntarios celebraron con alegría que, tras seis años de oración que empezaron en 2017, «cerrase para siempre por gloria de Dios», como relató la coordinadora Norma Bucio. Y las buenas noticias nunca vienen solas, también anunciaron el rescate que tuvo lugar antes del cierre, cuando una mujer ebria y en actitud violenta se derrumbó ante los orantes, comenzó a rezar y finalmente tuvo a su hijo.

«Ni fácil ni inmediato»: 6.000 orantes necesarios para cerrar un abortorio de 50 años

También fue representativo el cierre que tuvo lugar en la campaña de hace un año, en este caso en Dallas (Estados Unidos). Los voluntarios y orantes situados ante el Southwestern Women’s Surgery Center apuraban los últimos rosarios de la campaña. Parecían impotentes, especialmente ante un centro que llevaba cinco décadas realizando abortos, bajo la plena convicción de su dirigente bautista, Curtis Boyd. «¿Estoy matando? Sí, lo estoy haciendo. Lo sé», reconoció en una entrevista. Por eso fue especialmente emotivo cuando los orantes asistieron a un cierre que no fue ni fácil, ni inmediato: fueron más de 6.000 los voluntarios que llevaron su oración a lo largo de años antes de ver cumplido el sueño.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»