23/12/2024

Quitan el respirador a la bebé Indi, el Papa reza, Giorgia Meloni pide actuar al Gobierno inglés

Se había dicho que la sentencia de la Justicia británica pedía quitar el respirador a la bebé Indi Gregory el lunes, pero luego los jueces declararon a sus padres y su abogada que debía hacerse «lo antes posible», es decir el sábado.

Todo el rodillo de un perverso entramado judicial y médico en Inglaterra se niega a dejar que la niña, que desde el miércoles es ciudadana de Italia, reciba una segunda opinión médica y tratamiento en el prestigiosísimo hospital Niño Jesús de Roma, el hospital pediátrico del Papa, especializado en enfermedades raras infantiles.

El Papa asegura que reza por Indi y sus padres

El portavoz de la sala de prensa vaticana, Matteo Bruni, ha asegurado a los periodistas en la mañana del sábado que «el Papa Francisco abraza a la familia de la pequeña Indi Gregory, a su padre y a su madre, reza por ellos y por ella, y dirige su pensamiento a todos los niños que en estas mismas horas en todo el mundo viven con dolor o arriesgan su vida a causa de la enfermedad y de la guerra».

El Papa el 15 y 18 de abril de 2018 en el rezo del Regina Coeli y la Audiencia hizo alusión a los casos de Vincent Lambert y del pequeño Alfie Evans. En 2017 mencionó el caso del pequeño Charlie Gard», expresando cercanía y oración a sus padres. Son sombríos precedentes, otros niños ingleses a los que no se permitió buscar mejores cuidados en Italia.

Meloni escribió al responsable de Justicia de Reino Unido

Avvenire explica que unos minutos antes de que el juez Peter Jackson leyera el veredicto este viernes ordenando que se retire la ayuda a respirar a la bebé, se supo que Giorgia Meloni, la Primer Ministro italiana, ha escrito al secretario de Estado de Justicia del Reino Unido, Alex Chalk, para que aplique el Convenio de La Haya de 1996 sobre protección de los menores, y que Chalk «informe formalmente a la autoridad judicial que está examinando la cuestión» de enviar la niña a Italia, es decir, «el acceso al protocolo terapéutico propuesto por un importante hospital pediátrico».

La carta de Meloni intenta salvar a la niña, ahora una pequeña italiana, con argumentos: «Creo firmemente que esto es lo mejor para la niña: no le causará ningún dolor, como aseguran los médicos, y sólo le dará una oportunidad concreta adicional de vivir una vida digna. Espero que puedan aceptar esta petición mía a tiempo, en el espíritu de colaboración que siempre ha caracterizado las relaciones entre nuestros dos países».

Ese espíritu de colaboración es retórico: ya en casos anteriores de bebés ingleses enfermos el Hospital Niño Jesús intentó llevarlos a sus instalaciones, su directora Mariella Enoc incluso se personó con equipo medicalizado en Inglaterra en el hospital Alder Hey para intentar salvar a Alfie Evans, y siempre el dúo jueces-hospitales lo impidió. De hecho, se sabe que el Alder Hey gastó 165.000 euros en pleitos y juicios para conseguir que Alfie Evans muriera y evitar cualquier alternativa.

Pese a lo insólito de que la Primer Ministro de Italia se movilice por salvar un bebé, los portavoces del primer ministro inglés Rishi Sunak se limitaron a decir que «el Gobierno no comenta casos individuales».

Los jueces ingleses, «irritados» y «mordaces», dice Avvenire

Pero los jueces sí se pronunciaron sobre la argumentación legal de Meloni, respondiendo que la petición de Italia «no está en el espíritu de la Convención» y que la intervención de la gobernante italiana es «completamente equivocada». También parece -dice Avvenire– que ha molestado a los jueces tener que lidiar con el cónsul italiano en Manchester, Matteo Corradini, que el miércoles se convirtió en juez tutelar de Indi tras obtener la ciudadanía italiana e inició los trámites para pedir que su caso se traslade a tribunales de Roma.

Avvenire señala que los jueces y funcionarios ingleses se han mostrado «visiblemente irritados durante la audiencia» y comentaron «de manera mordaz que los tribunales ingleses saben evaluar el ‘interés superior’ del niño». En concreto, dijeron que un tribunal italiano no era necesario porque su tribunal inglés estaba «en la mejor posición para juzgar».

Según ellos, el ‘interés superior’ de la bebé sería, pues morir asfixiada lejos de casa y sin cuidados paliativos, y no se cuidada y atendida en uno de los mejores hospitales pediátricos del mundo en Italia. Se le quita la respiración asistida en el Queen’s Medical Centre de Nottingham y se le lleva después a un centro especializado en acoger enfermos terminales.

La negativa de los jueces de apelación a que la niña cuente con más cuidados paliativos o vuelva a su casa con sus tres hermanas es valorada por sus padres Dean Gregory y Claire Stanifort así: «Es una última patada en los dientes».

El padre declaró a la prensa italiana que su hija, de 8 meses, es «una luchadora que quiere vivir». «Creemos que lo mejor para Indi es venir a Italia para recibir un tratamiento que pueda ayudarla a respirar abriendo una válvula mediante la implantación de un stent», detalló. «Después ya podremos centrarnos en su enfermedad mitocondrial».

Una derrota para la ciencia y la civilización

Jacopo Coghe, portavoz de Pro Vita & Famiglia, asociación que desde Italia se ha mantenido en contacto con los padres y su abogada, denuncia que la decisión de los jueces ingleses «es una derrota para la humanidad, para la medicina, la ciencia y la civilización occidental. La decisión se tomó sobre la base de parámetros de dignidad de vida que son eutanasia y nos retrotrae a los períodos más oscuros de nuestra historia reciente», comenta en alusión a las prácticas eutanásicas de regímenes totalitarios en Europa en los años 20 y 30.

«Queda clara la obstinación de los jueces ingleses, dictada por una ideología de la eutanasia, al querer proceder a la retirada del soporte vital de la pequeña Indi Gregory. Por enésima vez se rechazó cualquier vía alternativa y se rechazó dar competencia al juez italiano».

Coghe señala que Indi Gregory se suma a otros casos de niños ingleses (Charlie Gard, Alfie Evans, Isaiah Haastrup) en los que «el servicio de salud británico y el poder judicial británico han considerado indignos de vivir a pesar de los mejores cuidados paliativos y el amor de sus padres».

Coghe propone crear ya «un acuerdo político institucional bilateral entre Italia y Reino Unido» para que los padres puedan proteger a sus bebés y llevarlos a Italia rápidamente en estos casos.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»