Según el INE, hay cerca de un millón de personas con problemas de baja visión en España. De todos ellos, 70.000 son legalmente ciegos. Por elevada que parezca esta cifra, es irrisoria en comparación a las de otros países como Nigeria, el país con más riesgo de contraer la Onconcercosis, uno de los principales responsables de ceguera y otros problemas de visión. Se calcula que en el país centroafricano, hasta 47 millones de personas están en riesgo de contraer esta dolencia y 7 millones no ven. Entre otros síntomas y problemas de la Oncocercosis, el bajo rendimiento escolar, la mayor tasa de abandono académico debido a la picazón o la falta de sueño junto son especialmente sufridas por los jóvenes del país.
Los responsables de la oncocercosis son una larva, la Onchoccerca volvulus, y la mosca negra, su principal «vehículo».
Tal y como explicó Billy Kunyu Shako, investigador y buen conocedor de la materia en Kinshasha, el gusano es conocido como onchocerca volvulus y «vive en la piel del ser humano a donde llega a través de la mosca negra o simulie. El insecto aspira la sangre de una persona enferma y se lleva también consigo la larva en su fase 1. En el interior de la mosca se desarrolla y alcanza el estadio 3. Cuando el animal pica a otra persona le transmite el parásito, que ya se convierte en adulto en su huésped humano, donde se reproduce y comienza a producir nuevos embriones».
Los produce a millones. Y de hecho, las infecciones en la piel o el daño de los ojos, entre otros síntomas, son la consecuencia de la muerte de millones de estas larvas de forma simultánea.
Níger -el país más oscuro- es el que mayor riesgo presenta de contraer onconcercosis, con más de 47 millones de personas en riesgo (elaborado por El País).
Precisamente en Níger se encuentra combatiendo esta dolencia y otras relacionadas el misionero Rafael Marco Casamayor.
Miembro de la Sociedad de Misiones Africanas, lleva más de medio siglo en África difundiendo el Evangelio y combatiendo la enfermedad y la pobreza.
«A nada que notan cariño, se abren»
Actualmente se encuentra en Dosso, poco después de haber residido en Gaya (ambas en Níger), donde fundó el Centro de Iniciativas y Ayuda Social (CIES) para acoger y formar a niños ciegos y que ahora está tratando de replicar en su nuevo destino.
«Descubrí que hay muchos niños ciegos en toda la región, sobre todo por oncocercosis, y que muchos son una vergüenza para la familia, una maldición; por eso, los esconden y encierran en casa, los privan de toda vida social que no sea pedir limosna por las calles», relataba el misionero.
Conoce aquí la historia de una niña ciega que marcó al misionero Rafael Marco Casamayor.
Allí alquiló una amplia casa que fue equipando poco a poco, primero con mesas, sillas, literas, vajilla, cocina… Después «se organizaron cursos de lectura y escritura Braille, ejercicios de orientación, juegos para invidentes, aprendizaje de instrumentos musicales… todo un laboratorio que se fue montando a lo largo del curso pasado, tanto para los niños como para nosotros, monitores y fundadores, que íbamos descubriendo un mundo nuevo que nos llenaba de ilusión, a unos aprendiendo y a otros contemplando sus emociones».
Por ello, explicaba hace unas horas el misionero a El periódico de Aragón, «a nada que notan algo de cariño, se te abren. Ver cómo juegan, se divierten entre ellos… Es algo que les cambia la vida totalmente».
En Dosso, además, varios de los niños no podían asistir regularmente a las clases por la lejanía con sus casas. Por ello, la misión de Marco les facilita transporte y comida para que puedan pasar el día en la escuela.
Admite que actualmente no sabe cuánto tiempo estará el religioso al frente de esta labor, pero si asegura su voluntad de que «cuando no esté, esto funcione«.
Para ello ha erigido una fundación, Sádaba con Dosso, con la que ha recaudado hasta 4.000 euros en solo un mes, entre los vecinos de su localidad de nacimiento, Sádaba.
«La generosidad de la gente del pueblo es extraordinaria. Además, yo no les pedí nada, salió de algunos vecinos como Antonio Acín o Charo Causín. Vamos a readaptar la casa para ellos y funcionaremos como asociación independiente, reconocida por el Estado, confiesa Marco.
El proyecto dispone de un número de cuenta al que los interesados pueden hacer llegar su aportación: ES62 2085 5404 3909 3000 5810.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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