Después de diez años, pudo huir de un matrimonio forzado y una conversión forzada, experiencias terribles de las que lleva marcas en su cuerpo. La historia de supervivencia de Rashida Bibi, una joven de una familia humilde que trabaja en los hornos de ladrillos en la aldea de Okara, vuelve a centrar la atención en el grave y extendido problema de la violencia contra las mujeres en Pakistán.
More Stories
«Cíñase a la Iglesia católica. Deje la aplicación de la ley fronteriza en nuestras manos»
Sor Lucía Caram defiende que parejas homosexuales se puedan «casar por la Iglesia»
La «adopción» sustituye al «aborto» en la web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU