Dignitas Infinita (DI) es un documento de 20 páginas y 13.300 palabras del dicasterio de Doctrina de la Fe, firmado por el cardenal Víctor Manuel Fernández con autorización del Papa. Tras la polémica sin precedentes causada a nivel mundial con su anterior documento, Fiducia Supplicans, muchos observan con atención las reacciones a este nuevo documento, y no tanto las del mundo civil o las de otras religiones, como las de los propios católicos.
Dignitas Infinita empieza con una argumentación bíblica e histórica sobre el concepto de dignidad humana, y de los peligros que corre este concepto. Luego enumera una serie de temas relacionados, admitiendo que no es una lista exhaustiva, a saber:
– la violencia contra las mujeres,
– el respeto a las personas con discapacidad,
– el abuso sexual,
– la trata de personas,
– la violencia digital,
– la pena de muerte,
– la teoría de género,
– el aborto,
– la gestación subrogada,
– la eutanasia y suicidio asistido,
– el cambio de sexo,
– la pobreza,
– la guerra,
– los migrantes.
En algunos sitios, los primeros en reaccionar han sido obispos que tienen encomendados especialmente temas de defensa de la vida, que destacan los párrafos que defienden la dignidad de cada persona y su derecho a la vida. Así, el obispo Kevin Doran, de Elphin, responsable de temas provida en la Conferencia Episcopal Irlandesa, destaca que «este documento deja claro que la Dignidad Humana no es algo que está dado o concedido por la ley, o algo que una persona puede de alguna manera perder. La dignidad humana es inherente a la naturaleza humana de cada persona. Como dice el documento, «cada persona humana posee una dignidad infinita, inalienablemente basada en su ser mismo».
En una línea similar va una nota de la Conferencia Episcopal australiana, y en general muchos obispos usarán esa línea: resumir algo el texto y destacar un párrafo más bioético (aborto y eutanasia) y enumerar los párrafos de temas sociales.
El obispo Barron: «más allá de la izquierda y la derecha»
Robert Barron, obispo de Winona-Rochester, muy popular y gran comunicador, entrevistado en Fox News Digital declaró: «La enseñanza social católica trasciende la división izquierda/derecha de la política occidental; veamos como este documento enfatiza una serie de temas importantes para la izquierda -migración, pobreza, oposición a la guerra, violencia contra la mujer- y una serie de temas importantes para la derecha -aborto, eutanasia, ideología de género- y otros temas que ambos bandos tratarían: oponerse al tráfico de personas, cuidar a personas con discapacidades, el abuso sexual…»
LifeSite: «menciona poco el pecado, y nada la homosexualidad»
Michael Haynes, del portal provida norteamericano LifeSiteNews, por lo general bastante crítico con el actual pontificado, señala: «Si bien menciona la condena de la Iglesia al aborto y la eutanasia, el texto sólo menciona el “pecado” en dos ocasiones – ambas en la misma frase en la sección 22. El tratamiento de la teoría de género es crítico, pero sólo crítico, mientras que el Papa Francisco, bajo cuya autoridad se redactó el documento, ha sido mucho más condenatorio en sus comentarios». Y añade: «Otra clave es la ausencia de cualquier mención, y mucho menos condena, de la homosexualidad».
Brújula Cotidiana: «superficial y con algunos errores»
Tommaso Scandroglio, del digital católico italiano Brújula Cotidiana, lo considera «un documento superficial con algunos errores graves». «El planteamiento de base, de carácter metafísico, es en principio correcto, pero dado el valor del documento, necesitaba una mayor profundización, por ejemplo tratando el concepto de “persona” en relación con las tres personas de la Santísima Trinidad», empieza.
«Afirma la primacía de la persona humana, tal y como se afirmó anteriormente en la Laudate Deum del Papa Francisco (nº 39). Esto es cierto en el plano natural, pero no en el sobrenatural. De hecho, la primacía pertenece siempre a Dios», matiza.
También ve temas que faltan: «brillan por su ausencia el divorcio, la anticoncepción, la inseminación artificial, la experimentación con embriones y el ecologismo, por ejemplo. Habría sido más fructífero partir del Decálogo para elaborar dicha lista».
También él nota que «falta una condena explícita y razonada de la homosexualidad, refugiándose en vagas referencias a la diferencia sexual entre hombres y mujeres. Algo que no es de extrañar tras la publicación de Fiducia supplicans que bendice la homosexualidad».
Critica que parezca condenar cualquier ley civil que limite la actividad homosexual. «Castigar la conducta homosexual sería entonces un malum in se. He aquí, pues, la cuestión de fondo: ¿es moralmente lícito castigar la conducta homosexual? Una respuesta que sabemos que escuece a muchos: sí, pero no siempre. […] Ni que decir tiene que el tipo de sanción y el quantum del castigo deben ser proporcionales», detalla.
Amy Welborn: «todo es muy general, como ‘cosas que pasan'»
Amy Welborn es una popular escritora y comentarista católica, que suele escribir de temas de género en el Catholic World Report.
Su principal crítica es que DI «subraya ideales, critica problemas, pero todo de forma muy general, como si fueran sólo ‘cosas que pasan‘».
Welborn admite que «un examen detallado de la ideología de género también es un desafío porque la ideología de género cambia casi a diario». Pero propone una línea: «La Iglesia, cuyo pensamiento se forma en un marco de razón y fidelidad a la realidad material, debería preguntarse: ¿Por qué el género es [según la ideología de género] fluido, pero la raza, la etnia y la edad no?»
El documento, lamenta, evita «discutir las profundas violaciones de la dignidad humana que están ocurriendo bajo el manto de este movimiento y que a menudo están protegidas por políticas y leyes. Niños y jóvenes a quienes se les hace creer que cambiar de sexo no solo es posible, sino una respuesta a su dolor, detener la pubertad, tomar hormonas cruzadas, amputar partes sanas del cuerpo. La pregunta es simple: ¿respetar la dignidad de cada persona significa aceptar como verdadero y real cada reclamo que una persona hace sobre sí misma? ¿Significa tratar a cada persona, social, cultural y legalmente, como lo que diga ser?»
Robert Royal: se queda corto ante la ofensiva LGTB; no matiza sobre la guerra
Robert Royal, que escribe en The Catholic Thing, acepta que los temas se trataran con brevedad, pero señala algunas carencias. Por ejemplo, el texto dice: «Es muy difícil hoy en día invocar los criterios racionales elaborados en siglos anteriores para hablar de la posibilidad de una guerra justa». A lo que Royal responde: «Sin embargo, Ucrania está librando una guerra justa. Y no será la última, mientras haya maldad humana sobre la tierra».
Sobre la ideología de género, afirma: «Afirmar la dignidad humana no detendrá las redadas de los guerreros arcoíris, el Día de la Visibilidad Trans en Pascua, dos meses del Orgullo Gay o las horas de cuentacuentos drag queen para niños. Lo único con posibilidades de revertir estas amenazas destructivas a la dignidad humana es una Iglesia en una postura mucho más militante. Y a pesar de algunas palabras alentadoras, hay poca lucha real en la Declaración, especialmente dado el momento actual, cuando los activistas militantes de diversas tendencias no solo necesitan ser observados y clasificados, sino que deben ser resistidos de manera efectiva».
El cardenal Fernández presenta Dignitas Infinita en Sala de Prensa vaticana.
National Catholic Register: pocas novedades, pero «rearticulación convincente»
Jonathan Liedl recopila algunas reacciones en el National Catholic Register. «Quien busque, con esperanza o miedo, alguna revolución en la doctrina de la Iglesia no la encontrará aquí», dice Stephen White, de la Universidad Católica de América. Otros expertos dicen al Register que «es a la vez una rearticulación convincente de las enseñanzas de la Iglesia sobre la dignidad humana y una aplicación oportuna de esos principios a algunas de las cuestiones más controvertidas».
«Su tratamiento de seis párrafos de la teoría de género y los procedimientos de cambio de sexo ha atraído la mayor atención tanto de los medios católicos como de los principales. Y por una buena razón: el documento es la primera vez que la autoridad docente universal de la Iglesia interviene en el tema con tal enfoque», añade.
Abigail Favale, católica que escribe de temas de género en el Instituto McGrath de la Universidad de Notre Dame (autora de The Genesis of Gender), aprecia que DI avise contra el «lenguaje que oscurece la realidad de la diferencia sexual» y que critique «cualquier intervención de cambio de sexo», lo que parece incluir no sólo la cirugía, sino los tratamientos hormonales. Se considera «honestamente sorprendida» por la claridad de Dignitas Infinita, ya que otros documentos «han tratado de inclinarse hacia un lenguaje más ambiguo en ocasiones».
Jennifer Lahl: es fuerte contra el vientre de alquiler
Jennifer Lahl, activista contra el vientre de alquiler en el Centro de Bioética y Cultura aplaudió la “fuerte declaración”, y animó a que “otros líderes mundiales adopten esta posición”. El documento, por ejemplo, «reconoce la importancia del vínculo materno-infantil y que las mujeres no deben ser un instrumento utilizado por otros, de forma altruista o comercial, en la creación y dignidad de una nueva persona».
Respecto al aborto, el teólogo moral Charles Camosy aprecia la cita del profeta Isaías contra aquellos que “llaman al mal bien y al bien mal”, necesaria ante “un nuevo momento en el extremismo del debate sobre el aborto”.
Sobre su tratamiento del suicidio asistido y la eutanasia dice que es «bueno, pero francamente no es excelente». Cree que DI podía haber denunciado que hoy la mal llamada «muerte digna» se usa no solo contra enfermos terminales, sino contra los que tienen demencia en etapa temprana. Lamenta no haber relacionado la resistencia a la eutanasia con la dignidad de los discapacitados.
¿Es infinita la dignidad de la persona?
Ha habido debate sobre el concepto de «dignidad infinita» (que, como recordó el cardenal Fernández, es una frase de Juan Pablo II). El texto dice que «toda persona humana posee una dignidad infinita”; el filósofo católico Edward Fesser protesta, le parece excesivo. Otros dicen que infinito solo es Dios. Alguno prefiere hablar de «inconmensurable», «inabarcable». El sacerdote dominico y tomista James Rooney matiza que puede entenderse esta infinitud en tanto que la dignidad del hombre depende de Dios y tampoco es infinita en el mismo sentido en que lo es la dignidad de Dios.
Mientras Fiducia Supplicans estaba hecha básicamente de citas del Papa Francisco, aquí varios aprecian que DI al menos mencione con frecuencia a San Juan Pablo II, a Benedicto XVI y a San Pablo VI. Pero señalan que el documento no cita la encíclica Veritatis Splendor de Juan Pablo II , que defendía la existencia de absolutos morales.
Al lobby abortista no le gusta DI
No le gusta el texto al lobby abortista Catholics for Choice [Católicas por el Derecho a Decidir], una plataforma internacional de propaganda abortista abundantemente pagada por la industria del aborto para fomentar el disenso entre los católicos.
«No creemos que las mujeres que eligen el aborto y los católicos que apoyan el derecho al aborto sean ‘malos’, como sugiere este documento», recita Jamie Manion, portavoz de este negocio que se lucra con abortos. «Si el Papa Francisco dedicara una fracción del tiempo a encontrarse con personas sobre este tema como lo hace sobre otros, creemos que también comenzaría a ver las complejidades», propone.
Al lobby LGTB tampoco le ha gustado DI
Francis DeBarnardo, director del lobby LGTB New Ways, muy bien financiado y que dice ser católico, protesta y repite el mantra habitual, que todo el que no dé la razón a su lobby pone en peligro las vidas de personas que podrán suicidarse o ser agredidas. «El Vaticano está nuevamente apoyando y propagando ideas que conducen a daños físicos reales a personas transgénero, no binarias y otras personas LGBTQ+», recita.
«Fracasa de forma estremecedora» al conceder a las personas transgénero y no binarias una dignidad humana limitada, en lugar de infinita, dicen. Y tampoco le gusta lo que consideran una «teología anticuada del esencialismo de género». Su argumento es que el texto ignora «hechos antropológicos».
Mike Lewis: contra las definiciones de «dignidad» que permiten matar
Mike Lewis escribe con argumentos en un blog más bien liberal y por lo general favorable a casi todo lo que hace el Papa Francisco. Cree que las distinciones sobre tipos de «dignidad» en el texto buscan refutar a los que dicen que la dignidad ontológica (que no se pierde nunca) es menos importante que la dignidad moral, que se pierde pecando gravemente, y que al perderse justifica el ser ejecutado con la pena de muerte. DI da primacía a la dignidad ontológica, por el mero hecho de ser humano, lo que protege a niños del aborto y a enfermos de la eutanasia, pero también a criminales de ser ejecutados.
También considera «una afirmación dramática desde el Magisterio» la frase que asegura que «el Magisterio de la Iglesia desarrolló progresivamente una comprensión cada vez mayor del significado de la dignidad humana, junto con sus exigencias y consecuencias, hasta llegar al reconocimiento de que la dignidad de todo ser humano prevalece más allá de todas las circunstancias«.
Georg Bätzing: «no redactemos normas individuales detalladas»
Al presidente de los obispos alemanes, Georg Bätzing, no parece haberle gustado mucho la declaración, y trata de rebajar su valor buscando que se lea de forma muy general y vaporosa. «La naturaleza de la declaración como visión general de la línea argumental relevante aconseja no redactar normas individuales elaboradas hasta el último detalle» dice en Katolisch.de. Alaba DI como «encomiable en muchos aspectos» y cree que aporta «una apertura que va más allá del espacio interior católico, lo que ayuda al diálogo en una sociedad postsecular».
Al teólogo moral Stephan Goertz siente, dice, «molestia» porque el Vaticano sigue manteniendo «una lucha cultural» contra la «teoría de género» (en vez de rendirse y rendirle pleitesía, se entiende). «Respecto a la sexualidad, la gente tiene que dejarse atar al corsé de los llamados valores tradicionales, lo que significa que las reivindicaciones de derechos humanos de las minorías sexuales no se consideran dignas de aprecio», protesta este moralista de Maguncia que no parece muy aferrado a la moral católica. Aprovecha para protestar porque el texto, dice, «ignora el sufrimiento y los legítimos intereses de las personas trans».
Mujeres Católicas de Suiza: «en el texto no hay ninguna contribución de mujeres»
Simone Curau-Aepli, presidenta de la Asociación Suiza de Mujeres Católicas (una asociación feminista y progresista) se centra en declaraciones a Kath.ch en protestar porque el texto de Doctrina de la Fe no lo han hecho mujeres ni cita a mujeres en sus notas. «Estos documentos fueron creados casi en su totalidad por hombres y comités dentro de la Curia Católica durante cientos de años. De ello se deduce que no puedo encontrar una sola contribución en la que las mujeres estuvieran involucradas o fueran responsables».
«Me horroriza que en 2024 el Vaticano se atreva a desarrollar y publicar un documento sobre un tema de fundamental importancia como la dignidad humana en un proceso que ha llevado más de seis años, pero con la competencia, las ideas y la perspectiva de las mujeres deliberadamente ignorado. La tragedia es que estos reverendos ni siquiera reconocen esta disfuncionalidad». (No parece molestarle que no se cite tampoco, por ejemplo, a ningún suizo. O búlgaro. O chino).Su asociación considera directamente a la Iglesia Católica como parte de «sistemas patriarcales y autoritarios (como la Iglesia católica), ya sea en relación con su estilo de vida y vocación, su cuerpo y su autodeterminación sexual».
¿Harán documentos de género en cada país?
Hay países y conferencias episcopales que llevan años queriendo escribir sus propios documentos sobre ideología de género. Los de EEUU querían sacar un documento ya en 2018. Pero en Roma les propusieron esperar a que saliera un texto desde el Vaticano. Se ha ido aplazando y aplazando. Pero es posible que ahora, a partir del documento del cardenal Fernández, que es amplio y no muy concreto, algunas conferencias episcopales quieran sacar su propio texto, concretando más, y siempre usando la palabra «pastoral».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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