En el mes de junio pasado tenía una boda en la “catedral del Mar” en Barcelona. Impresionante templo en el barrio gótico de la ciudad condal, es decir, templo y entorno espectaculares, con lo cual, lleno de turistas de toda clase y condición. Llegué antes de que abriese el templo a los feligreses, por lo que me senté en la escalinata de la plaza viendo pasar a los visitantes. Me llamó la atención un joven – bueno, no tan joven, pero yo ya voy siendo mayor, de unos treinta y tantos-, al pasar por la puerta de la iglesia se santiguó. Un gesto antes tan común y que ahora llama la atención. ¡Cuántas veces pasaremos cerca de un Sagrario y ni nos damos cuenta!
«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza».
Estoy casi convencido que, al menos en Madrid, hay un Sagrario cada cien metros. Si pensamos de verdad que en cada Sagrario está sacramental y realmente presente Jesucristo, ante quien toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo… ¿Cómo no nos damos cuenta?
“Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”.
Podríamos pensar que rechazar a Cristo es ser una especie de hereje endemoniado que blasfema continuamente contra el nombre de Dios. Pero no hay mejor desprecio que no hacer aprecio. Pasamos por delante de un Sagrario y no nos damos ni cuenta. Pero un político que se dice católico prepara su campaña y se olvida que somos hijos de Dios en Cristo, en el arte, la literatura, las conversaciones…, Jesucristo es rechazado. Incluso en alguna homilías y escritos de sacerdotes es difícil encontrar referencias a Cristo teniendo un lenguaje más sociológico o psicológico que cristiano. ¿No es eso también rechazar a Cristo?
Ahora parece que tienes que tener el respeto de toda la sociedad si te auto percibes como la pata de una mesa…, pero todo el desprecio, la risa y la burla si dices que eres cristiano y quieres vivir como tal. No me toca a mi hacer el juicio: ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Hoy los misterios dolorosos. Acompaña a María hasta el pie de la cruz y lleva contigo a tantos que se avergüenzan de Cristo, que han despreciado su bautismo, que les escandaliza la Cruz. Y pidamos a Dios Padre la fidelidad para que tú y yo nunca rechacemos a Cristo.
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