Para obtener indulgencias, junto con otras condiciones, la Iglesia suele pedir que se recen ciertas oraciones (por lo general un Padrenuestro, una Avemaría y Gloria ‐y un Credo‐) por las intenciones del Sumo Pontífice.
Existe el error generalizado que se refiere a las intenciones que en ese momento tenga, de acuerdo con las circunstancias, el Papa reinante. Esto no es así. En realidad cuando la Iglesia establece que se rece «por la intenciones del Sumo Pontífice», se refiere a determinadas intenciones que ya tiene preestablecidas como intrínsecas para los romanos pontífices.
A continuación las enumeramos:
1 – La exaltación de la Iglesia Católica: porque el Señor la fundó y constituyó como signo e instrumento de salvación para el mundo.
2 – La eliminación de la herejía: porque el Señor pidió a sus discípulos y a cuantos creyeran en él seguir la verdad toda íntegra y no elegir partes de la misma, absolutizándolas y haciéndolas disparatadas y erróneas. Dichas “verdades” que los protestantes dicen haber conservado, si lo son realmente, ya se encuentran en la verdad católica de donde las copiaron.
3 – La propagación de la fe: porque el Señor ordenó a los apóstoles y a sus sucesores enseñar el Evangelio y hacer discípulas a todas las naciones.
4 – La conversión de los pecadores: porque el Señor vino a salvar todas las almas mediante su palabra divina y la institución de los sacramentos.
5 – La verdadera concordia entre las naciones: porque el Señor hizo caer con su cruz el muro de enemistad que se erige entre aquéllas. Se recuerda que los papas consideraron a todos los pueblos, en especial los cristianizados, como sus hijos.
6 – Los demás bienes del pueblo cristiano.
Imagen: El segundo Papa de la Iglesia Católica: San Lino.
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