Criado en una familia católica Detroit, Chris Alar, lo tenía todo en su juventud. A principios de la década de los 2.000 se definía como un católico que «iba a misa cuando venía bien«, demasiado preocupado en su día a día por mantener su alto status económico cosechado con su licenciatura en ingeniería industrial y su MBA en la Universidad de Michigan. Como un «estadounidense mundano que sólo se preocupaba por su novia y su negocio«, todavía estaba muy lejos de llegar a ser el superior provincial de los Padres Marianos de la Inmaculada en Argentina y Estados Unidos.
Tras obtener su licenciatura y el máster, Alar accedió a la gerencia de ingeniería en una gran proveedora del sector automovilístico en Detroit y más tarde fundó su propio negocio, con el que llegaría a facturar millones.
Aquello le permitió disponer desde muy joven hasta dos coches y más dinero del que podía contar. También tenía dos casas, una de ellas en la orilla del idílico lago Norman, que separaba su hogar de su negocio, al que afirma bromeando que podía ir en su propio barco. Mientras su fortuna crecía, Alar se prometió con la que consideraba «la chica más bonita de Carolina del Norte«.
Rico, a punto de casarse… y conmocionado: «Faltaba algo»
«¿Sobre el papel, qué más podría pedir?», se preguntó en una entrevista con el Melbourne Catholic. Y sin embargo, recuerda que «faltaba algo», aunque «no podía saber qué era».
Con su planteamiento vital, hedonista y alejado de la práctica religiosa, la noticia del suicidio de su abuela resultó especialmente devastadora.
Alar tenía asumido que quien se suicida se condena «automáticamente». Sin embargo, la incertidumbre y la desesperanza le llevaron a profundizar en la devoción a la Divina Misericordia.
«Cuando supe más sobre la misericordia de Dios, que incluso mi abuela podía llegar al cielo y que la misericordia de Dios es mayor que cualquier pecado, incluso el suicidio, mi vida cambió», recuerda.
Como sacerdote mariano de la Inmaculada Concepción, la divulgación de la Divina Misericordia es una de las principales misiones de Chris Alar.
Su lectura de referencia pasó a ser el diario de Santa Faustina y el mensaje de la Divina Misericordia. Lo que no esperaba era que la editorial donde encargó los volúmenes, Marian Press, acabaría ocupando toda su vida.
Vinculada a los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción, congregación rectora del Santuario Nacional de la Divina Misericordia en Massachusetts, llegaría a dar al joven las respuestas que necesitaba sobre su propia vida.
Una casual y «accidentada» adoración le cambió la vida
Una de esas noches, absorto por lo sucedido y por el mensaje recién descubierto sobre la Divina Misericordia, la dirección de su coche se bloqueó ante la entrada de la iglesia de San Marcos en Huntersville.
Alar se bajó del coche y corrió buscando un teléfono, encontrando todas las puertas de la iglesia cerradas… salvo la última. Al abrirla, se encontró de lleno con una adoración nocturna al Santísimo, que más tarde recordaría como «una semilla» que le «cambió la vida», también a una mayor práctica religiosa.
Poco después, confesándose, le habló al sacerdote sobre el suicidio de su abuela y confesó no haber rezado por ella. Estaba convencido de que las almas que se suicidaban iban directamente al infierno y no necesitaban de oración.
«Dios está fuera del tiempo y tú puedes marcar la diferencia en su salvación», le dijo el sacerdote antes de recomendarle que rezase la Coronilla de la Divina Misericordia. Alar, que no conocía la oración, la empezó a rezar ayudado por una estampa que contenía la dirección de la sede de los Marianos de la Inmaculada Concepción.
El sacerdote Chris Alar habla sobre los orígenes y sentido de la Navidad y refuta algunos de los mitos al respecto.
La vocación, «un regalo de Navidad»
Pero si había algo que todavía no se planteaba, era el sacerdocio. Al menos hasta otoño de 2004, cuando un sacerdote fue a bendecir su casa.
«Durante la bendición, de repente, me preguntó si alguna vez había sentido que tenía vocación al sacerdocio. Me sorprendió mucho. ¿Qué es lo que hizo que ese sacerdote me lo preguntara?», recuerda.
Hubo de esperar algunas semanas, al día de Navidad del mismo año, para hallar la respuesta. Recuerda estar rezando cuando escuchó «la llamada».
Hace unos días, entrevistado por National Catholic Register, respondería sin duda con aquel 25 de diciembre de 2004 a la pregunta de cuál es su regalo favorito de Navidad.
Aquel día, dijo, «escuché claramente que estaba siendo llamado al sacerdocio. Recuerdo haber pensado: Vaya regalo de Navidad’. Fue claramente en Navidad y considero que [mi vocación] es el mejor regalo».
Divulgador de la Divina Misericordia, especialmente ante el suicidio
Ya «solo» le quedaba desprenderse de su confortable vida, lo que no le resultó sencillo, especialmente despedirse de su por entonces prometida.
«Era guapa, lista… a veces miro atrás y le digo a Dios: ¿Tenías que enviarme a una chica tan buena? Fue mucho más difícil dejarla ir», recuerda.
Finalmente en 2006 ingresó como postulante a los Marianos de la Inmaculada Concepción, dejando atrás al rico y acomodado Chris y para convertirse, ocho años después, en el padre Alar.
Después de ordenarse, fue nombrado director de la Asociación de Auxiliares Marianos, encargado de difundir el mensaje de la Divina Misericordia. Más tarde, y haciendo uso de sus conocimientos que le llevaron a la bonanza económica como empresario de éxito, fue nombrado superior provincial de los Padres Marianos en Estados Unidos y Argentina, cargo que mantiene en el día de hoy.
Como parte de su contribución a la difusión de la Divina Misericordia se encuentran los DVD Divine Mercy o Explicando la fe, siendo además autor del superventas Después del Suicidio: Hay Esperanza para Ellos y para Ti y presentador del programa Living Divine Mercy en EWTN.
Puedes conseguir aquí en español «Después del suicidio: hay esperanza para ellos y para ti».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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