Los cardenales Brandmüller, Burke, Zen, Sandoval y Sarah presentaron cinco preguntas, llamadas dubia, el 21 de agosto, en busca de aclaraciones sobre algunas cuestiones relacionadas con el desarrollo doctrinal, la bendición de las parejas homosexuales, la autoridad del Sínodo sobre la Sinodalidad, la ordenación de mujeres y la absolución sacramental.
Estos dubia fueron firmados por los cardenales Walter Brandmüller, de 94 años, presidente del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas; Raymond Burke, 75 años, prefecto emérito de la Signatura Apostólica; Joseph Zen Ze-Kiun, 90 años, obispo emérito de Hong Kong; Juan Sandoval Íñiguez, 90 años, arzobispo emérito de Guadalajara; y Robert Sarah, 78 años, prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Los hechos
En una Notificación a los Fieles de Cristo sobre los dubia presentados a Francisco, los cardenales explican que primero escribieron una serie de «preguntas» enviadas al Soberano Pontífice el 10 de julio de 2023. La respuesta no tardó mucho, ya que está fechada el 11 de julio, es decir, al día siguiente.
Sin embargo, esta carta no sigue el método del dubium. En efecto, este tipo de preguntas reciben una respuesta de «sí» o «no». Sin embargo, el Papa dio una respuesta detallada que no satisfizo a los cinco redactores, porque la encontraron demasiado vaga en todos los puntos. Por tanto, escribieron una segunda versión, más precisa, pidiendo expresamente un sí o un no.
«Después de estudiar su carta, que no seguía la práctica de la responsa ad dubia, reformulamos los dubia para obtener una respuesta clara basada en la doctrina y disciplina perennes de la Iglesia. Mediante una carta del 21 de agosto de 2023, presentamos al Romano Pontífice los dubia reformulados. Hasta la fecha no hemos recibido respuesta», concluyen.
Los dubia originales y su reformulación
Primer dubium
Analiza el desarrollo de la doctrina y la afirmación de los obispos de que la revelación divina «debe ser reinterpretada a la luz de los cambios culturales de nuestro tiempo y de la nueva visión antropológica que estos cambios promueven. Dichos obispos sostienen que estos cambios deberían impulsar a la Iglesia a enseñar lo contrario de lo que siempre ha enseñado».
La respuesta del Papa indica que la Iglesia «puede profundizar su comprensión de la fe». Pero los cardenales no quedaron satisfechos, porque se trata de «cuestiones esenciales, y no secundarias, para nuestra salvación, como la confesión de la fe, las condiciones subjetivas del acceso a los sacramentos y la observancia de la ley moral», declararon.
Por lo tanto, reformularon su dubium: «¿Es posible que la Iglesia hoy enseñe doctrinas contrarias a las que ha enseñado anteriormente en materia de fe y de moral, ya sea por el Papa ex cathedra, ya sea en las definiciones de un Concilio Ecuménico, o en el magisterio universal ordinario de los obispos esparcidos por el mundo (cf. Lumen Gentium, 25)?»
Segundo dubium
Sobre la bendición de las uniones homosexuales. Los cardenales subrayan la enseñanza de la Iglesia sobre la creación de la naturaleza humana, hombre y mujer, y el mandamiento de la fecundidad (Gen 1, 27-28). El dubium inicial preguntaba si la Iglesia puede apartarse de esta enseñanza y aceptar «como un ‘bien posible’ situaciones objetivamente pecaminosas, como las uniones homosexuales».
La respuesta del Papa indica que equiparar el matrimonio con la bendición de las parejas homosexuales conduce a la confusión y, por tanto, debería evitarse. Pero los cardenales temen que «la bendición de las parejas del mismo sexo pueda crear confusión en todos los casos (…) porque los actos homosexuales serían presentados prácticamente como algo bueno».
El dubium se reformula de la siguiente manera: ¿es posible, en «ciertas circunstancias», que un sacerdote bendiga las uniones homosexuales «sugiriendo así que el comportamiento homosexual en sí mismo no sería contrario a la ley de Dios y al camino de cualquiera hacia Dios?»
En relación con esta duda, se preguntan si sigue siendo válida la enseñanza de la Iglesia, a saber, que «cualquier acto sexual fuera del matrimonio, y en particular los actos homosexuales, constituyen un pecado objetivamente grave contra la ley de Dios, cualesquiera que sean las circunstancias en las que tiene lugar y la intención con la que se realiza».
Tercer dubium
Sobre la sinodalidad: la cuestión inicial preguntaba si este puede ser «el criterio supremo de gobierno de la Iglesia» sin poner en peligro «el orden constitutivo deseado por su Fundador», dado que el Sínodo de los obispos no representa al colegio episcopal, sino que es «solo un órgano asesor del Papa».
La respuesta del Papa Francisco enfatiza la «dimensión sinodal de la Iglesia» que incluye a todos los fieles laicos, pero los cardenales expresaron su preocupación por el hecho de que la «sinodalidad» se presente como si «fuera la autoridad suprema de la Iglesia» en comunión con el Papa.
Su dubium reformulado plantea la cuestión así: «El Sínodo de los Obispos que se celebrará en Roma y que incluirá solo una representación electa de pastores y fieles, ejercerá, en las cuestiones doctrinales o pastorales sobre las cuales será llamado a expresarse, ¿la autoridad suprema de la Iglesia, que pertenece exclusivamente al Romano Pontífice y, al colegio de los obispos unidos al Papa (cf. can. 336)?»
Cuarto dubium
El cuarto dubium se refiere a la posible ordenación de mujeres. Se pregunta si la enseñanza de la Ordinatio Sacerdotalis, que «afirma definitivamente la imposibilidad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, sigue siendo válida» y si esta enseñanza «ya no puede ser modificada ni objeto de libre discusión por parte de los pastores o teólogos».
En su dubium reformulado, los cardenales señalan que el Papa afirma que la Ordinatio Sacerdotalis debe mantenerse definitivamente y «que es necesario entender el sacerdocio, no en términos de poder, sino en términos de servicio». Pero objetan su respuesta aduciendo que el tema «aún podría explorarse más a fondo».
«Tememos que algunos interpreten esta afirmación como si la cuestión aún no se hubiera decidido definitivamente», afirman. Su dubium reformulado dice: «¿Podría la Iglesia en el futuro tener la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, contradiciendo así la reserva exclusiva de este sacramento a los varones bautizados, que pertenece a la sustancia misma del sacramento del orden, que la Iglesia no puede cambiar?»
Quinto dubium
Sobre la absolución sacramental. El dubium inicial hace referencia a la insistencia de Francisco relacionada con el deber de absolver a todos y siempre, de modo que parece como si el arrepentimiento no fuera una condición necesaria para la absolución. Se pregunta si la contrición es siempre necesaria para la validez de la confesión «de modo que el sacerdote debería posponer la absolución cuando sea evidente que no se cumple con dicha condición».
En el dubium reformulado, los cardenales explican que el Papa confirmó la enseñanza del Concilio de Trento, a saber, que la absolución requiere el arrepentimiento del pecador, el cual incluye la resolución de no volver a pecar. Añaden: «Pero algunos podrían interpretar que la respuesta significa que la confesión es una condición suficiente para recibir la absolución, en el sentido de que esto podría incluir implícitamente la confesión de los pecados y el arrepentimiento».
Por lo tanto, reformularon su dubium de la siguiente manera: «¿Puede un penitente que, admitiendo un pecado, niega de alguna manera la intención de no volver a cometerlo, recibir válidamente la absolución sacramental?»
El Vaticano publica la respuesta del Papa a los cinco cardenales
Probablemente molesto por la publicación de la Notificación a los Fieles de Cristo de los cinco cardenales, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe –seguramente con el acuerdo o a petición del Papa– publicó la carta de respuesta de Francisco a los cinco porporati, con fecha del 11 de julio, que estos últimos no quisieron hacer pública. Consideraban que era una respuesta personal del Papa y que no tenían que publicarla.
Estos últimos episodios, ocurridos justo antes de la apertura del Sínodo, no deben ser vistos con buenos ojos ni en el Vaticano ni en Santa Marta. Pero una cosa es segura: no debemos esperar que Francisco responda sí o no a las preguntas formuladas.
Fuentes: InfoCatolica/vatican.va/cath.ch–Fsspx.Actualités
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