En Puerto Rico, en algún momento en la segunda mitad del siglo XIX, una mujer devota llamada Elenita de Jesús, que era catequista o misionera, llegó al territorio que hoy llaman la Santa Montaña y evangelizó en una zona rural, salvaje y peligrosa. Muchas personas cambiaron de vida, dejaron los malos hábitos, la violencia y el alcohol y dijeron haber visto milagros y curaciones por la acción de esta mujer.
Con la Guerra de Cuba y la ocupación norteamericana de Puerto Rico, llegaron también misioneros protestantes de distintos tipos, y activistas masónicos, empeñados en cubrir toda actividad religiosa de una capa de superstición. Llegó el momento en que la gente de la Montaña decía que veía a una mujer que llamaban «Vuestra Madre», que se aparecía en distintos lugares y hacía milagros.
Muchos confundieron a la misionera original, ya fallecida, con la Virgen María. Se estableció un culto confuso, de gente firmemente católica pero que atribuía a apariciones sobrenaturales de la Virgen todo tipo de actividades.
El primer obispo que investigó aquellos hecho adquirió los terrenos ligados a las supuestas apariciones o milagros y levantó un Santuario de la Santa Montaña, ligando la devoción a la Virgen del Carmen. Pero había confusión cuando muchas personas decían que quien se aparecía y hacía milagros era una mujer llamada «Vuestra Madre» y que varios señalaban a la imagen de la Virgen del Carmen diciendo que era ella.
Muchas personas en la zona dicen «mi tía o mi abuela fueron discípulas de Nuestra Madre», refiriéndose a que fueron evangelizadas o colaboraron con Elenita de Jesús.
Pero otras personas deducen que fueron agraciadas por apariciones o milagros de la Virgen. O, lo mezclan todo, y dicen que la evangelizadora y la Virgen son la misma persona. Otros pintan una mujer vestida de marrón con velo blanco (parecida a la Virgen del Carmen o una novicia franciscana) y la llaman «Elenita de Jesús, Nuestra Madre Celestial».
Ahora se pronuncia Doctrina de la Fe: Elenita no es la Virgen María
Ahora, tras años de investigación, la Congregación Vaticana de Doctrina de la Fe establece con firmeza que aquella mujer (de la que no hay registros escritos, solo testimonios orales recogidos en el siglo XX), desde luego, no es la Virgen María.
Es de esperar que el obispo local siga permitiendo retiros y peregrinaciones en ese lugar, pero orientados a la Virgen del Carmen y no a devociones confusas.
«Ante cualquier intento de atribuir a Elenita de Jesús la identidad del Señor, o de María Santísima, el juicio no puede ser otro que ‘constat de non supernaturalitate’ [consta que no es sobrenatural]. Elenita de Jesús no es la Virgen María», proclama Doctrina de la Fe.
El dictamen vaticano quiere salvar la memoria (lo poco que se recuerda) de aquella primera mujer evangelizadora que logró edificar unas comunidades devotas en un lugar duro y remoto.
«No se puede negar que la figura de Elenita de Jesús posee un gran valor para la Iglesia en Puerto Rico y debe ser considerada como un estímulo a la entrega total por el Reino de Dios», pero es necesario que «quienes la aman» utilicen su figura «como motivación para entregarse únicamente a Dios y evitasen dirigir hacia ella los gestos de culto que corresponden a la Madre de Jesucristo. Es mejor no dañar este tesoro desvirtuando su sentido original», pide el cardenal Víctor Manuel Fernández, informalmente llamado Tucho, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en una Carta, fechada el 1 de agosto y aprobada por el Papa. La carta va dirigida al obispo de Caguas, Puerto Rico, Eusebio Ramos Morales.
Un videorreportaje breve sobre la Santa Montaña de Puerto Rico de hace 7 años:
Fue el obispo quien consultó con Roma
El obispo Ramos envió abundante documentación con declaraciones de testigos del siglo XX con «distintos puntos de vista» sobre el asunto. Doctrina de la Fe responde que el obispo de Caguas tiene autorización ahora «para emitir el correspondiente decreto con las disposiciones que considere necesarias» (aplicando las nuevas normas sobre «fenómenos sobrenaturales» de mayo de 2024), esperando que sea el obispo el que decrete esa no-sobrenaturalidad y tome medidas pastorales concretas.
La nota del cardenal Fernández menciona específicamente que se debe actuar «con respecto a apariciones no auténticas o a restos de sangre que no deben ser venerados».
Doctrina de la Fe habla bien de aquella evangelizadora inicial, «que vivió bajo el impulso del Espíritu Santo, en la caridad y en el anuncio del Evangelio, inspirada por un profundo amor a nuestra Madre del cielo, la Virgen María»; una catequista que sirvió «a la Iglesia en un momento determinante de la historia, cuando la fe católica se veía seriamente amenazada», identificándose «con su sufrido pueblo». Fue «discípula de Jesús», vivió «bajo el manto de la Virgen María» e hizo suyas «las hambres y necesidades de la gente humilde».
Por todo eso, la gente la llamaba «madre».
Devoción mariana y expresiones confusas
De los testigos, admite el cardenal Fernández, se deduce la «fuerte devoción hacia la Virgen María» de Elenita: «Se cuenta que llevaba con ella un cuadro de la Virgen y que hizo llegar una imagen de la Virgen desde España; que hizo construir varias capillas marianas y que impulsaba la advocación de la Virgen del Monte Carmelo».
«Es verdad – añade – que en su vida encontramos signos de su gran unión con Jesucristo sufriente, y que en muchos de sus gestos se prolongaba el cariño de María, la Madre del cielo. Diversos testimonios dicen que se parecía a la Virgen y algunos, en un exceso de admiración, cometían el error de afirmar que era la Virgen. Ciertas expresiones que quizás ella misma usaba, podrían confundir, pero, en aquellos tiempos, cuando los catequistas misioneros de estos lugares se sentían muy identificados con algún santo usaban palabras que en realidad querían decir «yo soy de», «yo me identifico con». Hoy no nos expresarnos de ese modo porque provoca confusión. Por lo tanto, toda expresión de aprecio a Elenita debe evitar la impresión de afirmar que ella era la Virgen María».
«La figura de Elenita – afirma el purpurado – nos habla de amor a Jesucristo y a María, nos habla de la dignidad de las mujeres, nos habla de entrega generosa, compromiso, austeridad. Nos habla también, de forma muy elocuente, sobre el cuidado y la defensa de los pobres».
Y concluye: «Quiera Dios que, evitando todo lo que pueda crear confusión, volvamos los oídos y el corazón al Evangelio, que debe resonar día tras día en la Santa Montaña, para que sea siempre un lugar donde se adore a Jesucristo, el único Señor y Redentor, como seguramente lo habría deseado Elenita de Jesús, humilde y pobre entre los pobres».
Un ejemplo: la investigación de Jaime Reyes
Jaime Reyes es un benedictino que en 1992 publicó su investigación, de parte del obispado, sobre los hechos de la Santa Montaña, con el título “La Santa Montaña de San Lorenzo, Puerto Rico y el Misterio de Elenita de Jesús 1899-1909”.
«Cuando yo les decía: “vengo en nombre del obispo para hacer una entrevista”, pues ellos [los testigos de la zona], ya se soltaban. Tenían un respeto grande a la jerarquía, mucha obediencia. Creo que eso se basa en algo que les enseñó Vuestra Madre. Al comienzo era meramente hablar. Pero después de los primeros dos o tres encuentros, llevé preguntas, una entrevista dirigida. Al final la pregunta clave era: ¿y quién crees tú que era “Elenita de Jesús” “Vuestra Madre”? … Una de ellas respondió: «Padre, yo la invoco para todo»; otra persona me dijo: «Yo siempre le rezo el rosario»; «Yo no me canso de llamarla para todo y la Salve se la rezo de corazón», me decía otra persona. […] Hasta que llegué a la casa del papá de esta mujer, Rafaela del Valle. Entonces hago la pregunta final: “¿Y quién crees tú que era ella?” Él, indicando a una imagen de la Virgen del Carmen dice: «Aquella que está allí era Vuestra Madre». Yo me dije: ¡Esto sí, ahora sí que! Yo me fui bien, pero bien como intranquilo».
Jaime Reyes explicó que entrevistó a más de 100 personas en 11 pueblos distintos, que se referían a experiencias de sus padres y tíos, que eran más de dos mil personas impactadas por «Vuestra Madre» (o Elenita). Algunos hablaban de que «había momentos en que estaba y momentos en que no estaba» y «experiencias de personas después de 1909 hasta hoy, experiencias bien sobrenaturales, que no es uno y dos, sino montones de personas».
Jaime Reyes era de la convicción de que tenía que ser la Virgen María (su otra alternativa es que fueran engaños del diablo). Pero Doctrina de la Fe ahora refuta todo eso, o al menos su atribución a la Virgen.
Un videoreportaje breve sobre la Santa Montaña de Puerto Rico de hace 1 año:
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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