11/01/2025

Santiago Calvo: «Don Marcelo no se equivocó con la Constitución y estamos pagando las consecuencias»

Hace prácticamente un año, el día de San Ildefonso de Toledo, entrevistábamos a don Santiago Calvo Valencia, secretario del cardenal Marcelo González Martín durante 43 años, con ocasión de la aparición del volumen primero de su magna biografía: Don Marcelo, navegante y sembrador (Homo Legens).

Hoy le abordamos de nuevo al aparecer y presentarse la obra completa el próximo jueves 16 en Madrid, en un acto que presidirá el cardenal Antonio María Rouco Varela. Otras setecientas páginas nos esperan en este fabuloso e interesantísimo segundo volumen.

La memoria descomunal de Don Santiago y el archivo cuidadosamente ordenado e investigado por José Luis García Galán hacen que esta biografía sea un documento de gran importancia para la Iglesia española y universal del siglo XX. 

Santiago Calvo, durante una entrevista sobre Don Marcelo en la Radiotelevisión Diocesana de Toledo.

-Don Santiago, un querido amigo común ha escrito recientemente: «Santiago Calvo y Don Marcelo, misión cumplida». ¿Nos lo explica?

-No es misión cumplida. Es una primera etapa, acaso el trabajo más largo, pero queda mucho por decir y por explicar. No sé hasta cuándo Dios me dará fuerzas para seguir trabajando, pero seguiré hasta donde el cuerpo aguante.

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-Sin el volumen primero, en el que tantas cosas nuevas hemos conocido de Don Marcelo, no se puede entender el segundo de reciente aparición. ¿Cuál es la línea de continuidad entre ambos y entre ambas etapas de la vida de Don Marcelo?

-Es la vida de Don Marcelo. Las características de toda su vida fueron fidelidad, libertad y valentía para hacer y decir lo que creía que le exigía su ministerio de sacerdote y de obispo. No cambió. Fueron muy distintas las circunstancias y las diócesis en que vivió, pero siempre hizo y dijo lo que creía que le exigía su ministerio al servicio de Dios y de los hombres. Cambiaron las circunstancias en que se fue desenvolviendo su vida.

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-Este segundo volumen revela temas candentes en la historia de la Iglesia en España. ¿Qué acontecimientos destacaría? ¿Qué datos son los más novedosos que usted aporta en esta etapa de la biografía de ese gran profeta que fue nuestro querido Don Marcelo?

-En este segundo tomo aparecen cosas muy interesantes: el valor que daba al trabajo personal de cada día, constante y abnegado, que pasa desapercibido ante los ojos del mundo. También, hechos que salieron en los medios: su trabajo pastoral sobre la Constitución española, la reforma de la liturgia mozárabe, el sínodo diocesano; el 23 de febrero; las leyes del divorcio y del aborto; su artículo sobre García Lorca; su interés por la enseñanza; los colegios de Bolonia, en Italia; y los colegios de Infantes y de Doncellas Nobles, en Toledo. Su relación con el cardenal Tarancón, con el nuncio Dadaglio, con el presidente Bono. Muchas más cosas… 

-He llamado profeta a Don Marcelo, lo cual se llamaba a otros en aquella época y de los cuales pocos se acuerdan… ¿Cree que he exagerado? Hoy recordamos agradecidamente a Don Marcelo por muchas cosas…

-Profeta es quien, sin indicios de ninguna clase, anuncia una cosa como segura y después se cumple. Si no se dan esas dos circunstancias, no se puede llamar a uno profeta. Uste está apuntando a algunas cosas que dijo y escribió Don Marcelo, en particular cuando, el año 1978, se propuso a referéndum el texto de la Constitución española. Don Marcelo era partidario de que se hiciera una Constitución, porque empezaba una época nueva en la vida de España. Pero, al examinar el texto que se presentaba a referéndum, denunció algunos puntos, que tal como figuran podrían traer graves consecuencias, en particular, sobre la familia y la educación, y las denunció, pidiendo que se aclararan esos puntos o que se separaran del texto y se votaran aparte, para evitar conflictos de coincidencia en muchos españoles. La mayoría de los obispos de la Comisión permanente de la Conferencia Episcopal también los vieron y por eso escribieron que en el texto que se proponía a votación, junto a muchas cosas buenas, había «omisiones, ambigüedades y expresiones inexactas», pero no quisieron aclarar cuáles eran. Les faltó valentía para decirlo. Don Marcelo sí lo dijo claramente. Le atacaron de forma cruel, con descalificaciones y amenazas. No quiso replicar para no enconar los ánimos más de lo que estaban, pero con los más cercanos nos comentó: «Pero ¿no dicen que ahora es el tiempo de hablar? ¿Por qué me insultan y me amenazan? Sólo prefiero haberme equivocado; el tiempo dirá si he acertado o he dicho un disparate». Por desgracia, no se equivocó y estamos pagando las consecuencias. No fue profeta, fue valiente. 

-Creo, querido Don Santiago, que ha cumplido una tarea importante para la historia de la Iglesia. Imagino que muchos le habrán dado las gracias. Yo, con ocasión de este rato con usted, no puede menos de agradecerle de corazón la ímproba tarea realizada.

-Bastantes que han leído el libro, o parte de él, nos han felicitado a los autores. Son gestos que agradecemos. Pero, al menos por mi parte, siento la satisfacción de un deber cumplido. Don Marcelo me llamó, cuando yo acababa de ordenarme sacerdote, para ser su colaborador más cercano. Le fui fiel en vida y quiero seguir siendo fiel, cuando ha muerto.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»