24/12/2024

Sarah expresa su «oposición firme» a «Fiducia», Cobo y Cerro dicen que la aplicarán en sus diócesis

El vaticanista Sandro Magister ha dado a conocer este lunes en su blog el mensaje de Navidad del cardenal Robert Sarah, prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino, que lleva fecha del 6 de enero y está íntegramente dedicado a la declaración Fiducia supplicans.

El purpurado guineano, de 78 años, recuerda que «la verdad es la primera de las misericordias que Jesús ofrece al pecador», y por tanto esa «misericordia en la verdad» es la que debe aplicar el cristiano: «Nuestro gran riesgo es buscar la paz del mundo, la popularidad mundana, que se compra al precio de la mentira, la ambigüedad y el silencio cómplice«.

Y «precisamente la confusión, la falta de claridad y de verdad y la división han perturbado y ensombrecido la fiesta de Navidad este año», porque algunos obispos «siembran la duda y el escándalo en las almas de fe al bendecir las uniones homosexuales como si fuesen legítimas», y así «suscitan error, escándalo, dudas y decepciones«: «Esos obispos ignoran u olvidan la severa advertencia de Jesús contra quienes escandalizan a los pequeños» (cfr. Mt 8, 16).

Fiducia supplicans, afirma Sarah, «no ha sabido corregir esos errores» y «con su falta de claridad ha amplificado el problema que reina en los corazones». Por eso agradece a las conferencias episcopales africanas, y cita a las de Camerún, Chad o Nigeria, su «obra en favor de la verdad»: «Comparto y hago mías sus decisiones y su firme oposición a la declaración Fiducia supplicans. Hay que animar a las demás conferencias episcopales nacionales o regionales y a cada obispo a hacer lo mismo. Con esto, uno no se opone al Papa Francisco, sino que se opone firme y radicalmente a una herejía que mina gravemente a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, en cuanto contraria a la fe católica y a la Tradición».

«Todo sucesor de los apóstoles debe atreverse a tomar en serio las palabras de Jesús: ‘Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno’ (Mt 5, 37)… Oímos en estos días discursos tan sutiles y retorcidos que terminan por caer en esa maldición de Jesús, ‘lo que pasa de ahí viene del Maligno’. Se inventan nuevos significados para las palabras, se contradice o falsifica la Escritura a la vez que se afirma que se le es fiel. Se termina por no servir a la verdad«.

Por eso, «sin caer en vanas argucias sobre el sentido de la palabra bendición«, Sarah afirma que «la oración de la Iglesia no se le niega a nadie, pero no puede jamás desviarse para convertirse en una legitimación del pecado, de la estructura de pecado o incluso de la ocasión próxima de pecado».

«Nos corresponde como obispos, como sacerdotes, como bautizados«, concluye Sarah, «dar testimonio de la verdad a nuestro alrededor. Si no nos atrevemos a ser fieles a la Palabra de Dios, no solamente Le traicionamos, sino que traicionamos también a aquellos a quienes nos dirigimos».

Madrid: «Se va a aplicar totalmente»

Por su parte, dos arzobispos españoles que también se han manifestado recientemente sobre Fiducia supplicans lo han hecho en un sentido diferente al de Sarah.

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en declaraciones a Religión Digital, anunció que aplicará «totalmente la doctrina del Papa»: «Vamos a aplicar Fiducia supplicans con la intensidad que merece y pide el documento, y quien no esté de acuerdo, le invito a que lo lea». Dijo además que se ha «amonestado seriamente» a sacerdotes que se han manifestado públicamente contra la declaración, «se les ha preguntado si tienen algo en contra del Papa y se les ha recordado su juramento de fidelidad al Santo Padre».

«Un sacerdote no puede formar parte de un foro civil, público, en el que se insulta al Papa», añadió Cobo, y reiteró que en la diócesis madrileña «se va a aplicar totalmente la doctrina del Papa… Estamos en una situación de misión, y algunos siguen reaccionando como si viviéramos una Iglesia de conservación».

Toledo: 

En la archidiócesis de Toledo, primada de España, monseñor Francisco Cerro dirigió el 5 de enero un «comunicado a los sacerdotes» bajo su jurisdicción como consecuencia de la Nota de Prensa del día anterior del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, «que invitaba a los obispos a concretar en sus diócesis esta nueva praxis eclesial». 

El arzobispo primado invita a «leer el documento en esa hermenéutica de la ‘reforma en la
continuidad’«, de modo que permita «mantener nuestra comunión eclesial con Jesucristo, que  pasa por la comunión con el Sucesor de Pedro».

«El documento de Doctrina de la Fe participa del magisterio ordinario del Papa, por llevar la firma del Sumo Pontífice», continúa Cerro: «No se trata de una intervención definitiva o  irreformable, sino que pertenece a ese orden de verdades que el Magisterio propone como  doctrina católica, que pide un religioso asentimiento de voluntad y entendimiento, puesto que autoritativamente está por encima de cualquier otra interpretación de la Palabra de Dios».

El primado de España hace una valoración global de Fiducia supplicans en la línea que acaba de manifestar: «Es cierto que el elemento más problemático, que ha suscitado ciertas  reacciones, es la introducción de ese nuevo género de ‘bendiciones pastorales’ en  situaciones irregulares. En nuestro humilde entender, esta nueva indicación parece querer  responder, por una parte, a la multiplicación de situaciones complejas y alejadas de la vida en Cristo que se dan en nuestros días, y por otra, a las prácticas que se daban en ciertas  comunidades y que confundían acogida con ratificación. Más allá de que el uso del mismo término ‘bendición’ se preste a confusión, el documento apunta a dos realidades  esencialmente heterogéneas. De una parte, nada cambia al respecto de la disciplina litúrgica  de la Iglesia, que es la que expresa el dato de la fe: lex orandi, lex credendi. La nueva propuesta, según lo indicado en el documento, es más bien una oración de intercesión que  no tiene las características de un sacramental, sino que es un gesto de acogida personal que en la Iglesia es siempre universal como punto de partida, a ejemplo de Jesucristo, y que  puede abrir la puerta a un acompañamiento ulterior hacia la plenitud de vida y santidad a la  que todos estamos llamados».

Tras recordar algunas disposiciones de Fiducia sobre la vigencia de la doctrina de la Iglesia y las condiciones de aplicación de las nuevas bendiciones, monseñor Cerro pide a sus sacerdotes «un esfuerzo por acoger esta palabra autorizada de la Iglesia» con el espíritu ignaciano de salvar la proposición del prójimo más que condenarla», y «tratándose del  magisterio del sucesor de Pedro, con mucha más razón».

Por ello pide «prudente docilidad» y «evitar la dialéctica pública de confrontación«. En su opinión, «no se puede rechazar de plano» la declaración del cardenal Víctor Fernández, «aunque, por su naturaleza, pueda ser ulteriormente precisable».

«Con todo», dice, «es el ejercicio del discernimiento de cada pastor el que verifica si se dan  unas sanas disposiciones de las personas que se acercan con una sencilla y humilde petición  al respecto. Por eso, ni hay obligación automática de hacerlo ni de no hacerlo. Cada uno es  responsable ante Dios y ante su propia conciencia». Y cita Fiducia para afirmar que tendremos que acostumbrarnos a aceptar que si un sacerdote da este tipo de sencillas  bendiciones no es un hereje, no está ratificando nada ni está negando la doctrina católica”.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»