Ahora que vamos a celebrar la festividad de todos los santos, puede ser un buen momento para conocer más sobre la doctrina de la comunión de los santos y de paso animarnos a pedirles en nuestras oraciones diarias a los santos su intercesión. El que los santos del cielo intercedan por nosotros es algo totalmente bíblico, como intentaremos probar con estas cinco razones.
1º ¿A que santo acudirás”?
Job 5,1: Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda?¿Y a cuál de los santos te volverás?
La palabra santos puede entenderse en referencia a los ángeles del cielo ( Daniel 4,13, 23 ; 8:23) pero también puede entenderse en referencia a los santos del cielo (Mateo 27,52, Ef 2,19, Col 1,12, Apoc 5,8, 3-4). Por lo tanto, hay santos ángeles en el cielo y santos humanos en el cielo y en la tierra.
Los seres amorosos (ya sean ángeles o santos) se preocupan por otros seres, y la oración es la forma espiritual de expresar ese amor. Por ello aquí nos esta diciendo el texto a cuál de todos ellos va a acudir el patriarca Job. La intercesión es una forma de expresar el amor, a través de la oración de unos por otros buscamos ayudar a los demás en sus necesidades y eso es una prueba de amor.
San Gregorio Magno comentando este pasaje dirá así: Como si dijera con desdén: ‘Tampoco podrás conseguir a los santos que te ayuden en tu angustia, a quienes no quisieras tener por compañeros en tu alegría. Y después de esta burla añade inmediatamente la frase, (Libro V sobre Job)
2º Oraciones imprecatorias
En el Antiguo Testamento encontramos diversas oraciones imprecatorias:
Entonces Yavhé me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo. Échalos de mi presencia, y que salgan. Jeremías 15:1
Moises y Samuel eran conocidos por su poderosa intercesión ante el pueblo de Israel (Ex 32: 1112; 1 Samuel 7: 9; Salmo 99: 6; Jer 15: 1) En el momento que Dios dice esto al profeta Jeremías, Moisés y Samuel estaban muertos, sin embargo Dios enseña la posibilidad de que se pongan delante de él para pedir por el pueblo, aún asi, Dios no cambiará de voluntad, y no los quiere delante de él. Esto muestra como dos personas ya fallecidas aun pueden interceder por otros.
Otro caso lo tenemos aquí:
Isaias 63:16 Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.
Es significativo que hable de Abraham e Israel en presente lo cual significa que están pensando en los patriarcas los Judios, en Isaac y Abraham, pero aunque les han pedido su intercesión ellos no les reconocen debido a la rebeldía de su pueblo (v.10).
Si bien no se trata de una suplica directamente a los patriarcas ya fallecidos, indirectamente es un testimonio fuerte a favor de la intercesión de los ya muertos, si estos no pudieran interceder ¿porque dirían que no les conocen o reconocen? Evidentemente el pueblo de Israel ya había solicitado el auxilio de los patriarcas pero estos no les habían ayudado por su rebeldía hacia Dios.
Encontramos otra oración imprecatoria aquí:
«Si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor» (Ez 14,14).
Se trata del mismo caso que Jeremias 15,1 una oración imprecatoria. En ese momento Noe David y Job ya estaban muertos sin embargo se les recuerda como varones con gran poder de intercesión e incluso se afirma que aunque ellos intercedieran por el pueblo no salvarían a Israel.
«Dios se expresa con ira contra los amigos de Job, pero no los castiga porque Job intercede por ellos», afirmó el Papa Francisco sobre el profeta.
San Efren comenta sobre este pasaje:
Corred, hermanos míos, ayúdame a obtener el perdón que os pido, para que también los santos intercedan por vosotros, si habéis cometido algún pecado. Quien afirma que todo sucede por casualidad y destino niega la Existencia de Dios. Desgraciadamente se me ocurrió esta idea culpable, lo admito. Hice penitencia por ello; pero todavía no sé si Dios se ha apaciguado. Imploro la ayuda de los santos; pero no sé si sus oraciones por mí son aceptadas. Ezequiel dijo: “Ni la intervención de Noé, ni la de Job, ni la de Daniel sirvieron al culpable”. ( Ez 14,14,20) Me dirijo a todos los profetas; pero temo sufrir la suerte de aquellos impíos israelitas para quienes las oraciones eran inútiles. (San Efren, confesiones Libro 2. 21)
3º Jesús llama a Elías
Elías era muy conocido entre la Tradición judía como un poderoso intercesor, tenemos la prueba de que el pueblo judío si creía en la intercesión de los profetas y patriarcas, en este versículo bíblico:
4 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
35 Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías.
36 Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
Marcos 15:34-36
Elías nació en Tisbe en el siglo IX a.C, en la época del rey Acab, y dedicó su vida a distanciar a la gente de la adoración de ídolos para conducirlos hacia el Dios verdadero y único, coherente con el nombre que se le dio: Elías significa de hecho: «El Señor es mi Dios».
Si los judíos no creyeran en la intercesión de Elías, nunca habrían dicho, «llama a Elías» o «Esperad a ver si viene Elías a bajarle». Parece invocar a Elías era algo común en la Tradición judía.
Debemos tener en cuenta que en Marcos 15:34 se usa βοάω- clamar, implorar, también usada en Lucas18:7 y Samuel 7:8 para implorar a Dios en oración o intercesión. Esta palabra se puede encontrar en contexto de intercesión/oración en dichos pasajes, lo cual refuerza la idea de que Jesús estaba rezando, pero a Dios no a Elías. Sin embargo, los judíos que allí estaban pensaban se trataba de Elías, como prueba los versículos 35 y 36.
Esto es lógicamente posible ya que Elías se había aparecido a Cristo antes en el monte, (Mateo 17:3-4) por lo que no es de extrañar los evangelistas aquí mencionaran este dato.
4º La Nube de testigos:
Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta Heb 12,1
«Testigos» es la traducción al español de «mártir» son aquellos que han dado testimonio de la verdad, como los enumerados en el capítulo 11. Sin embargo, la idea de espectadores está implícita y es realmente la idea principal. La imagen del escritor es la de una arena en la que los cristianos a quienes se dirige compiten en una carrera, mientras la gran hueste de héroes de la fe que, después de haber dado testimonio de la verdad, han entrado en su reposo celestial, observa la contienda. Desde las gradas circundantes de la arena, rodeándola y sobrevolándola como una nube, llena de vivo interés y simpatía, y prestando ayuda celestial.
Por tanto los testigos a los que se refiere son los santos patriarcas del capitulo 11 de la misma carta, aquí estaría Enoc, Abraham, Sara, Noe, Moises, Jacob etc. Todos ellos hacen la misión de ser “espectadores” o sea, son conscientes de lo que ocurre en la Tierra, esta es la función de un testigo o espectador. De estos mismos hablará luego el Apóstol al decir:
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, 23 a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección (Heb 12,22-23).
Dios esta rodeado de espíritus de los justos que han alcanzado la perfección, o sea, se han santificado y ya están en el cielo, que es donde todos alcanzamos la perfección.
De esta forma estamos hablando que la “nube de testigos” se trata de una “nube de justos perfectos” y como tal podemos decir de una “nube de santos” que nos ven. Al ser justos, recordemos que debemos pedir a los justos oren por nosotros: La oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5,16).
Los Santos Españoles de la Cúpula de la Basílica del Valle de los Caídos.
5º Las oraciones de los santos:
«Alrededor de ellos había veinticuatro tronos, y sobre ellos estaban sentados veinticuatro ancianos vestidos con vestiduras blancas y con coronas de oro en sus cabezas» (Apocalipsis 4, 4).
Estos Ancianos son sacerdotes que adoran a Dios (4, 10; 5, 9; 11, 16-17; 19, 4). Ofrecen las oraciones de los fieles (AP 5, 8). Este número quizás corresponda a los de las 24 órdenes sacerdotales de 1Cr 24, 1-19. Porque lo que había en la tierra era imagen del santuario en el cielo. Posteriormente vemos a los muertos en Cristo aparecer bajo su altar clamando justicia contra los habitantes de la tierra:
» Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los hombres muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio de que eran depositarios. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo tú, que eres el Señor, el Santo, el Verdadero, ¿permanecerás sin hacer justicia y sin vengar nuestra sangre contra los habitantes de la tierra? Entonces se les dio a cada uno de ellos una vestidura blanca, y se les dijo que esperaran un Todavía falta poco para que se cumpla el número de los consiervos y hermanos que estaban con ellos para ser asesinados» (Apocalipsis 6, 9-11).
Estos ancianos, santos que son conscientes de todo lo que esta pasando en la Tierra, y claman a Dios pidiendo venganza, son los mismos que luego presentan las oraciones a Dios:
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales y los cuatro veinte ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno de ellos arpas y copas de oro llenas de olores, que son las oraciones de los santos” (Apoc 5,8).
“Y vino otro ángel y se puso junto al altar, teniendo un incensario de oro; y le dieron mucho incienso, para que lo ofreciera con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. (4) Y de la mano del ángel, el humo del incienso que venía con las oraciones de los santos, subió delante de Dios” (Apoc 8,3-4).
Los santos (los 24 ancianos suelen ser considerados cristianos muertos) y los ángeles ponen a los pies de Dios las oraciones de los cristianos en la tierra. Es decir, están orando por ellos y actuando como intermediarios intercesores. Por tanto, la conveniencia de invocarlos se deriva lógicamente del simple hecho de su intercesión. Aquí, en estos pasajes, los santos muertos también ejercen la misma función que los ángeles, de intercesores.
Jesus Urones- Evangelizador católico.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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