Desde 2018, Andreas Kersten, un farmacéutico de Berlín, afronta problemas legales por negarse a vender la «píldora del día después» por motivos de conciencia. El 26 de junio de 2024, el Tribunal Administrativo Superior de Berlín-Brandeburgo lo absolvió de la acusación de incumplimiento del deber profesional, rechazando la apelación de la Cámara de Farmacéuticos, a la que obligó a asumir las costas del procedimiento. Sin embargo, la sentencia es un ataque precisamente a la objeción de conciencia.
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