Unas 1.350 personas de edad adolescente o mayor se hacen católicas esta Pascua en la diócesis de Washington, EEUU. La mayoría son personas de origen protestante, que ingresan en la plena comunión católica, pero un porcentaje son adultos que se bautizan, como es el caso de Alicia Abresch, cuyo itinerario espiritual ha sido accidentado.
Alicia se educó en Virginia (EEUU), con una madre hindú, de la India, y un padre persa de origen iraní, musulmán. Ambos estaban comprometidos con sus respectivas religiones, explicó ella al Catholic Standard.
Su educación religiosa fue peculiar, porque cada semana iba o a la mezquita con su padre, o al templo hindú con su madre. «Me eduqué a la vez como musulmana y como hindú», señala, en una combinación que no debe ser común en ningún lugar del mundo.
Pero cuando Alicia tenía 17 años, su madre fue asesinada. Fue una tragedia que conmovió su vida para siempre. Se sumergió en «un viaje de introspección, ya no estaba segura de dónde encajar a Dios o la religión«, recuerda.
Primer contacto con Jesús
Estudiando en la universidad en Virginia, unos amigos jóvenes la invitaron a sus encuentros de oración en una iglesia protestante no denominacional. Eso la ayudó, le gustó mucho y así conoció a Jesucristo. No se bautizó, pero ahí, dice, comenzó a tener fe. Tras la universidad, perseveró en encuentros en otra iglesia protestante en Maryland.
Más adelante conoció a Benjamin Abresch, su actual esposo y padre de sus hijos. Tanto Ben como su familia eran católicos activos, de la parroquia de San Juan María Vianney en la localidad de Prince Frederick. Alicia ya creía en Cristo, pero ahora les empezó a acompañar a misa de vez en cuando, y así empezó a conocer la fe católica.
Más adelante se casaron por lo civil. Cuando fueron llegando los niños (hoy tienen 4, dos niños y dos niñas, entre 8 años y 19 meses), «mi esposo y su familia fueron muy inflexibles en cuanto a que se bautizaran en la Iglesia Católica y asistieran a catequesis», detalla.
Alice hacia 2017, ya como madre entrando en el ritmo de una familia católica.
Sin bautizar, pero ayudante de catequesis
Hace tres años, cuando la niña mayor, Aria, empezó a ir a catequesis, supo que buscaban una ayudante de catequesis infantil. Así, sin estar siquiera bautizada, Alicia se apuntó como catequista ayudante. «Pensé que esto me ayudaría a aprender junto con mi hija. Ahora llevo tres años haciendo catequesis infantil», dice Alicia Abresch, que tiene su cuenta de Instagram llena de fotos de actividades con niños. Y es verdad que así ella aprendió muchas cosas de la fe.
A partir de cierto momento, se dio cuenta de que sus hijos preguntarían por qué todos en casa eran católicos menos ella, y tampoco había una razón fuerte para no serlo. «Yo quería ser un ejemplo para mis hijos», reconoce.
«María, ayúdame», y la Virgen respondió
Con todo, aún tenía dudas e inquietudes. El 25 de febrero acudió a Washington para la ceremonia de Ritos de Elección con el cardenal Wilton Gregory, arzobispo de la diócesis. Llegó con tiempo de sobras y aprovechó para visitar las capillas marianas de la basílica, encendiendo una vela en cada una.
“Al encenderla, pedí una señal, un sentimiento o algo que realmente confirmara que estaba en el camino correcto y que aquí es donde se suponía que debía estar”, dijo. «Mientras encendía la vela, pensé: ‘De acuerdo, María, este es mi último esfuerzo; por favor, ayúdame con esto, ¿vale?».
Y hubo una respuesta inesperada. «Esa noche soñé con mi propia madre, con quien rara vez sueño, y a su lado estaba María, la Madre de Dios. Y mi madre me dijo: ‘Alicia, te veo y te amo, vas por el camino correcto, aquí es donde tú perteneces’. Ésa fue mi señal y me desperté sollozando y abrumada de alegría y de amor».
Así, Alice, como muchas otras personas de origen musulmán e hindú en tiempos recientes, se vio guiada en sueños hacia Jesús y la Iglesia.
Tras finalizar el catecumenado adecuado, Alicia Abresch recibió los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Sagrada Comunión en la Vigilia Pascual de 2024 en su parroquia. Con ella, su hija de 8 años, que también tomó su primera comunión.
Alice y Ben Abresch pocos meses antes del bautismo de Alice y su primera comunión. La niña de 8 años tumbada hizo también la primera comunión con su mamá.
Próxima parada: boda católica y ayudar a otros
Ahora, su siguiente gran hito es la boda católica, tras diez años juntos. «Esperamos tener una boda católica, renovar nuestros votos y, por lo tanto, poder recibir el sacramento del matrimonio», explica.
Como católica, dice que le gustaría ayudar a otros a acercarse a la fe, en parte por venir de otras religiones, y en parte por la experiencia de haber perdido a su madre en un crimen. Quiere ayudar a otros desde la parroquia. «Creo que como alguien en el extremo opuesto de ese espectro mientras crecía, viendo donde estoy ahora, espero poder ayudar a otros sea cual sea su viaje», dice.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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