La Asociación Tolkien Católica de España organizó el pasado jueves 7 de marzo un encuentro con el tema «Tolkien, paganismo y crueldad», en el que se habló de historia antigua y medieval, de literatura fantástica, de Tolkien, Dune, Shogun, Gene Wolfe, Tom Holland, Lovecraft, Juego de Tronos y de como estos autores y obras tratan la crueldad y el paganismo en ellos.
Como invitado especial participó el historiador Alejandro Rodríguez de la Peña, medievalista, profesor en la San Pablo CEU, autor de tres libros fascinantes sobre crueldad en la antigüedad (Compasión, Iniquidad e Imperios de Crueldad) y buen conocedor de Tolkien, Lovecraft, las novelas de Dune y las de Juego de Tronos.
Trilogía de libros de Rodríguez de la Peña sobre la crueldad en el mundo antiguo y los pioneros de la compasión (que fueron muy pocos antes de Jesús).
La cita, que tuvo lugar en el BoscoEspacio (un espacio cultural ligado a la productora BoscoFilms) se inició con una oración por el alma de Richard Plotz, fundador de la American Tolkien Society en los años 60 cuando era un joven universitario. Recientemente fallecido, su ejemplo reuniendo a personas apasionadas por la obra del escritor JRR Tolkien inspiró a muchos otros en muchos países, incluyendo la Sociedad Tolkien Española y la Asociación Tolkien Católica de España (ATCE). A su manera, se dijo al presentar la oración, él inspiró a otros a cumplir lo que anuncia el Evangelio: «Reunir a los hijos dispersos de Dios» (Juan 11:52).
Paganos en El Señor de los Anillos: crueldad y suicidio
Pablo J. Ginés, periodista de ReligionEnLibertad y uno de los impulsores de la ATCE, repasó rápidamente algunos textos de Tolkien, filólogo de gran cultura clásica e histórica, sobre crueldad y paganismo para plantear la cuestión.
Así, en la tercera parte de El Señor de los Anillos, el desesperado Denethor dice, pensando en suicidarse con su hijo moribundo: «Nos habremos consumido en la hoguera como reyes paganos. El Oeste ha fallado. ¡Volved y sacrificaos en la hoguera!» Y luego, el sabio mago Gandalf dice al suicida: «Nadie te ha autorizado, Senescal de Gondor, a decidir la hora de tu muerte. Solo los reyes paganos sometidos al Poder oscuro lo hacían, inmolándose por orgullo y desesperación, y asesinando a sus familiares para sobrellevar mejor la muerte».
Denethor se suicida proclamando, como tantos defensores de la eutanasia y el suicidio: «En algo no podrás desafiar mi voluntad: decidir mi propio fin«.
Así, la palabra «paganos» en la Tierra Media de Tolkien va ligado a «sacrificaos en la hoguera», al suicidio «por orgullo y desesperación» y a «asesinar familiares«.
En la Tierra Media no hay cristianos (es un pasado imaginario previo al cristianismo), pero la palabra parece usarse para aquellos que no han conocido o aceptado la luz de Occidente, del país de Valinor, que transmiten los elfos, y sus enseñanzas, y va ligado a sociedades esclavistas, con sacrificios humanos, adoración o veneración del Señor Oscuro, crueles, que practican el suicidio.
La esclavitud es signo de paganismo en Tolkien: los Hombres Orientales marcados por la Sombra en la Primera Edad tenían esclavos (se ve el ciclo de Túrin Turambar). En la Akallabeth (la historia de la corrupción y caída del reino marino de Númenor) se habla de esclavos remeros en sus días finales, algo que no existía antes de su corrupción. Poco después llegan los sacrificios humanos en un templo que implanta el rey, matando allí a quienes se oponen al nuevo poder. En el cuento Tal-Elmar (inacabado) Tolkien presenta un pueblo de hombres en la Segunda Edad que parece tener esclavos y temer ser esclavizados: unos Númenóreanos anteriores a la corrupción les dicen que ellos no toman esclavos.
No está claro si en la teleserie Los Anillos del Poder tratarán estos temas tolkinianos al afrontar la corrupción de Númenor.
La crueldad es otro rasgo distintivo de la Sombra. En el asedio a la ciudad de Minas Tirith, los orcos lanzan cabezas cortadas de hombres sobre las murallas, con su rostro acuchillado, para espanto de los defensores. La película de Peter Jackson no se atreve a mostrar esta escena de Tolkien ni en su versión extendida. En el mundo real apenas hay documentadas escenas así. Un caso sería la conquista de Barcelona por Almanzor en el año 985, con cabezas cortadas arrojadas sobre las murallas. ¿Se inspiró Tolkien en este caso?
Pablo J. Ginés, a la izquierda, y el historiador Rodríguez de la Peña, comentando horrores de la antigüedad y literatura fantástica en un encuentro de la Asociación Tolkien Católica. (La película Nacimiento, en el cartel, también es la historia del choque entre los cristianos y el paganismo coreano y sus persecuciones crueles).
Fantasía antes de Tolkien: la crueldad de E.R.Eddison
También se recordó una carta en la que Tolkien comentaba su encuentro, años antes, con el escritor E.R.Eddison, autor en 1922 de La Serpiente Uróboros, una gran historia de guerreros crueles de dos reinos de fantasía en guerra. Eddison admiraba la épica aristocrática de fuerza y brutalidad, el superhombre antes del nazismo.
Tolkien, que habló con él un par de años después de publicarse El Señor de los Anillos, escribió: «Eddison pensaba que lo que yo admiro es blando (usó esa palabra, de completa condena, entendí). Yo pensé que él, corrompido por una filosofía malvada y de hecho tonta, cada vez admiraba más y más la arrogancia y la crueldad«.
Lo mismo pensaba Lyon Sprague de Camp, que no era un tiquismiquis, sino el autor de varias novelas de Conan el Bárbaro y su gran difusor en los años 50 y 60. Sprague de Camp admiraba varias cosas de La Serpiente Uróboros, pero escribió en los años 70: «Para abreviar, los ‘grandes hombres’ de Eddison son abusones crueles y arrogantes». Exactamente usó las mismas palabras que Tolkien (crueldad y arrogancia) sin haber podido conocer su carta (no se había publicado aún).
«What if», qué hubiera pasado si…
Si no hubiera habido un Tolkien escribiendo fantasía con una base cristiana y marcando el género para siempre, ¿qué habría sucedido, quién habría señalado el camino? ¿Bárbaros como Conan y guerreros crueles como los de Eddison en vez de elfos, hobbits y enanos?
La hipótesis de Alejandro Rodríguez de la Peña es que la huella de H.P. Lovecraft (muerto con 47 años en 1937), con su nihilismo desesperanzado y terror cósmico y materialista habría marcado de forma hegemónica no sólo la literatura de terror sino la de fantasía.
También el mundo de Dune es un mundo de casas nobles sin moral (la religión es allí un engaño para manipular a los débiles y necios), con esclavos, juegos de gladiadores y masacres con pocos límites, de moral más parecida a la pagana Roma que a la Edad Media.
Rodríguez de la Peña recordó que los dos grandes héroes que estudiaban los jóvenes cultos en la Antigüedad en la Odisea y la Ilíada, eran Aquiles y Ulises, ambos muy crueles. Ulises mató no sólo a los pretendientes más insolentes, sino a todos ellos, también los que pedían perdón y habían tratado bien a Penélope, e incluso a sus servidores, y su joven hijo le ayudó en la matanza. Aquiles no muestra piedad con los troyanos. Sólo Eneas es una figura admirada en Roma que no se construye sobre matanzas.
Los mundos de fantasía medieval se construyen sobre el concepto del caballero. «Caballero es el que protege al desvalido, al huérfano, a la viuda, al débil. Eso es propio del cristianismo y no de otras culturas», confirmó el medievalista.
En algún momento hacia el año 1000, los monjes cristianos lograron que los guerreros de occidente de verdad aceptaran los valores de la caballería. Y creían en ellos sinceramente, intentaban aplicarlos y señalaban con el dedo a quien los infringía.
«Sabemos por crónicas de testigos que el Cid real mató a muchos civiles musulmanes prisioneros durante la conquista de Valencia. Y sabemos que a sus contemporáneos les pareció algo malo y cruel, aunque alguno lo viera necesario. Como sabían que eso estaba mal, esa escena no circuló en el Cantar. En una cultura pagana, lo habrían contado con orgullo, o al menos sin verle problema ético alguno», detalló Rodríguez de la Peña.
Sobre los sacrificios humanos, recordó que todos los pueblos paganos antiguos los realizaron, incluyendo galos, vetones, lusitanos, la Grecia homérica… Roma sólo renunció a los sacrificios humanos en el siglo I a.C, «y en realidad lo que hizo fue desplazar su función a los juegos de gladiadores, a muerte, que nacieron como un sacrificio religioso».
Recordó que los vikingos paganos no sólo hacían sacrificios humanos, sino que violaban ritualmente en grupo a las esclavas que iban a matar para quemarlas en el barco funerario con su amo, como documenta un cronista de la Persia abasida (que inspira la película El Guerrero Número 13, con Antonio Banderas).
El historiador confirma que efectivamente se daban las escenas que vemos en la teleserie Shogun: nobles samurais probando sus espadas con sus propios campesinos, por capricho (también en la segunda parte de Dune lo hace el sádico Feyd Rautha, y a nadie le parece mal en su planeta). El refinamiento y la crueldad que desprecia al débil y tiene en nada su vida son perfectamente compatibles.
Los asirios, números uno en crueldad: Judith y Holofernes
El historiador puntuó al Imperio Asirio como «número uno en la liga de la crueldad política, en lo que se llama el sadismo político», por sus torturas refinadas y masivas obscenamente expuestas, grabadas y esculpidas en su arte por doquier, con orgullo. «En ese marco, que en la Biblia Judith corte la cabeza del asirio Holofernes de un solo tajo y así salve a su pueblo es un gesto de liberación del horror», comentó Pablo Ginés.
El periodista señaló un texto de Tolkien en «Sobre los cuentos de hadas» en que dice: «¿por qué no hemos de escapar o condenar el absurdo cruel asirio de sombrero alto?», en lo que quizá sea la cita a un poema del siglo XIX de William Stirling, en el que Judith con su «mano blanca sostenía la cabeza del cruel asirio».
Rodríguez de la Peña cree que es casi seguro que Tolkien, de gran cultura, supiera de las crueldades de los asirios como civilización y le inspiraran de alguna forma.
También se habló de la situación de la mujer, «que con el cristianismo mejoró muchísimo con respecto a Grecia y Roma; el padre de familia perdió su derecho a matar esposa e hijos, y Roma, más que divorcio, lo que tenía era repudio, abandono total de la mujer a su suerte», comentó con agilidad.
«¿Los esclavos son inevitables en una sociedad preindustrial?», le preguntaron a Rodríguez de la Peña.
«No», respondió. «Las culturas nómadas pueden saquear y matar mucho, pero no pueden basarse en la esclavitud. ¿Puede una sociedad preindustrial agrícola, sedentaria, evitar la esclavitud? Sí: la Edad Media cristiana lo demuestra, casi no había esclavos en zona cristiana», afirma.
Rodríguez de la Peña, expresivo, al comentar las crueldades de los Imperios de Crueldad.
Mundos de fantasía medieval: ¿moral cristiana sin Cristo?
Lo cual lleva a la pregunta por Cristo y el cristianismo. ¿Tiene sentido imaginar en novelas y películas una Edad Media de fantasía, con valores de caballerosidad cristiana, pero sin Cristo, sin cristianos?
¿Cualquier otro podría haber cumplido ese papel y generar una cultura mucho más humana, donde la esclavitud, el sadismo político, los sacrificios humanos, las masacres de civiles, etc… fueran escasos y mal vistos?
Pablo Ginés recordó al historiador Tom Holland (Imperium, Dominion) quien entrevistado en 2020 dijo: «No creo que Jesús fuera sustituible, porque el ingrediente clave en su éxito fue el más extraño y aberrante: la crucifixión del Mesías, el Hijo de Dios. Los propios cristianos lo comprendieron perfectamente».
También el premiadísimo escritor de fantasía Gene Wolfe (Puertas, Soldado en la Niebla) lo dijo en una entrevista, después de decir que «los espartanos hacían que los nazis parecieran unos scouts» en cuanto a crueldad y tiranía. «Infravaloramos enormemente la importancia de Jesús. Hasta que nos planteamos cómo sería si Él no hubiera vivido. Él es una figura mucho más importante de lo que le reconocemos. Somos muy afortunados de haberlo tenido», explicaba el autor de La Sombra del Torturador.
Rodríguez de la Peña se mostró de acuerdo con ambos. «No hay nadie como Jesús de Nazaret en toda la historia. Mozi en China y Sócrates en Grecia aplicaban la compasión a todos los seres humanos, no solo a los compatriotas, pero no defendían el «amar incluso a los enemigos», que es una idea única de Jesús. Y esos autores, como los estoicos, tampoco llegaron a las masas, los conocían apenas algunos literatos. Hoy ‘amar a tus enemigos’ nos suena más o menos exigente, pero no parece tan duro, pero en aquella cultura de venganza y crueldad, podía significar que tu enemigo te hiciera muchísimo daño«, comenta el historiador, que profundiza en esto (el choque entre gracia-perdón y la inercia de la venganza y el poder) en la parte final de su libro Iniquidad a partir de textos de la fascinante filósofa y mística (y ex-miliciana del POUM) Simone Weil.
Rodríguez de la Peña considera que la fuerza de Jesús no está sólo en su mensaje único y generoso, elevado, sino en su propia figura, su entrega voluntaria, su capacidad de haber cambiado la civilización con su muerte y la noticia y esperanza de la Resurrección. «Y, como cristiano, creo también en el poder de la gracia y los sacramentos para transformar el mundo», añadió.
Sin todo eso, los imperios de crueldad están ahí, a la puerta, dispuestos a volver, a imperar como han hecho casi siempre antes de Cristo y fuera de Cristo. Tolkien enseña que para impedirlo, los hobbits, aunque sean pequeños, han de tomar su carga y salir de su cómoda casa.
(Fotos de Tatiana Fedótova; cualquiera interesado en recibir información de la Asociación Tolkien Católica de España puede hacerlo rellenando este formulario).
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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